esa eventualidad. Y asi lo hizo. El testamento dispone que la propiedad y todos los objetos donados por la senorita Arbuthnot a la escuela y la iglesia se dividan en partes iguales entre los descendientes directos de su padre, siempre y cuando dichos descendientes sean legitimos ante la ley de Inglaterra y anglicanos practicantes.
– «Legitimos ante la ley de Inglaterra» -repitio Dalgliesh-. Curiosa expresion.
– No lo crea. La senorita Arbuthnot era un exponente de su epoca y su clase social. Cuando habia propiedades en juego, los Victorianos siempre temian que apareciese un descendiente extranjero de dudosa legitimidad, nacido de un matrimonio celebrado irregularmente fuera del pais. Hay algunos casos famosos. A falta de un heredero legitimo, la propiedad y su contenido se dividiran por partes iguales entre los sacerdotes que residan en el seminario en el momento de su cierre.
– Asi que, en otras palabras, los beneficiarios serian los padres Sebastian Morell, Martin Petrie, Peregrine Glover y John Betterton. Ha de ser duro para Raphael, ?no? Supongo que no hay dudas sobre su ilegitimidad.
– En el primer punto, coincido con usted. Desde luego, al padre Sebastian no se le escapa que seria una injusticia. La posibilidad de cerrar el seminario se planteo por primera vez hace dos anos, y entonces el hablo conmigo. Como es logico, no esta conforme con los terminos del testamento y sugirio que, cuando llegue el momento del cierre, los beneficiarios se pongan de acuerdo para que Raphael reciba una parte de la herencia. En circunstancias normales, es posible redistribuir un legado si existe el consentimiento de todos los herederos, pero en este caso el asunto resulta mas complicado. Le conteste que no podia darle una respuesta sencilla y rapida a las preguntas sobre la cesion de las propiedades. Pongamos por ejemplo el valioso retablo que esta en la iglesia. La senorita Arbuthnot lo dono para que se colocara sobre el altar. Si la iglesia sigue estando consagrada, ?retiraran el cuadro, o habran de decidir entre todos si desean venderlo a quienquiera que se haga cargo de la parroquia? El nuevo miembro del consejo de administracion, el archidiacono Crampton, aboga por sacarlo de alli ahora mismo, bien para depositarlo en un sitio mas seguro, bien para venderlo en beneficio de la diocesis. Si de el dependiera, mandaria retirar todos los objetos valiosos. Yo le he advertido que lamentaria una accion tan prematura como esa, pero es posible que se salga con la suya. Tiene muchas influencias, y una medida semejante favoreceria a la Iglesia en general mas que a unos individuos.
»Los edificios suponen otro problema. Le confieso que no se que utilidad podrian sacarles; de hecho, es probable que ni siquiera sigan en pie dentro de veinte anos. El mar avanza rapidamente en esas costas. Como es natural, la erosion afectara al valor de las propiedades. Incluso sin contar con el retablo, es probable que valga mas el contenido, sobre todo los calices de plata, los libros y los muebles.
– Tambien esta el papiro de san Anselmo -anadio Dalgliesh.
Una vez mas, tuvo la sensacion de que su comentario no era bien recibido.
– Tambien quedaria en manos de los beneficiarios -dijo Perronet-, lo que acarrearia una dificultad especial. Si el seminario cierra, y en consecuencia no hay mas rectores, el papiro pasara a formar parte del patrimonio.
– Supongo que es un objeto valioso, incluso en el caso de que se trate de una falsificacion.
– Tendria un valor considerable para cualquier persona interesada en el dinero o en el poder.
Como sir Alred Treeves, penso Dalgliesh. Por otro lado, costaba imaginar que sir Alred hubiera introducido de forma deliberada a su hijo adoptivo en el seminario con el fin de apoderarse del papiro.
– No existe la menor duda sobre la ilegitimidad de Raphael, ?verdad? -inquirio.
– Oh, claro que no, comisario, ninguna en absoluto. Su madre no oculto el hecho de que no estaba casada ni deseaba estarlo. Jamas revelo el nombre del padre, aunque expreso abiertamente su desprecio por el nino. Despues de que este naciera, lo dejo dentro de un cesto en el seminario con una nota que decia: «Ya que predican la caridad cristiana, practiquenla con este bastardo. Si quieren dinero, pidanselo a mi padre.» La nota esta aqui, entre los papeles de la familia Arbuthnot. Fue un acto totalmente impropio de una madre.
Desde luego que si, se dijo Dalgliesh. Algunas mujeres abandonaban a sus hijos, incluso los mataban. Aun asi, el rechazo de esa mujer, a quien sin duda no le faltaban amigos ni dinero, habia estado lleno de calculada brutalidad.
– Se marcho al extranjero poco despues, y, segun creo, durante los diez anos siguientes viajo por Extremo Oriente y la India. La acompanaba una mujer, una medica que se suicido poco antes de que Clara Arbuthnot regresase a Inglaterra. Clara murio de cancer en Ashcombe House, una clinica para desahuciados situada en las afueras de Norwich, el 30 de abril de 1988.
– ?Y nunca vio a su hijo?
– Ni lo vio ni se intereso por el. Claro que murio muy joven. Tal vez las cosas habrian cambiado. Su padre, que se caso despues de cumplir los cincuenta, ya era un anciano cuando nacio su nieto; no habria podido cuidar de el, aunque tampoco quiso hacerlo. Sin embargo, le dejo un pequeno legado en fideicomiso. El clerigo que entonces era rector de Saint Anselm se convirtio en tutor de Raphael. A todos los efectos, el seminario ha sido el unico hogar del muchacho. En general, los sacerdotes han realizado un buen trabajo con el. Consideraron conveniente enviarlo a una escuela primaria para que entrase en contacto con otros chicos, y opino que fue una decision acertada. Lo mandaron a una escuela privada, desde luego. El legado del abuelo apenas alcanzaba para pagarla. Pero ha pasado casi todas sus vacaciones en el seminario.
Sono el telefono que estaba sobre el escritorio. Despues de contestar, Perronet dijo:
– Sally me avisa de que ha llegado mi proxima visita. ?Necesita saber algo mas, comisario?
– Nada, gracias. No se hasta que punto me sera util lo que hemos hablado, pero me alegro de haberme formado una idea general de la situacion. Muchas gracias por dedicarme tanto tiempo.
– Me parece que nos hemos alejado mucho de la muerte de ese pobre chico -comento Perronet-. Por supuesto, espero que me haga participe de los resultados de sus pesquisas. Como miembro del consejo de administracion del seminario, me interesa mucho el asunto.
Dalgliesh le prometio que lo mantendria informado. Subio por la soleada calle en direccion a la majestuosa Saint Peter Mancroft. Al fin y al cabo, se suponia que estaba de vacaciones. Le asistia el derecho a dedicar al menos una hora a sus placeres personales.
Sopeso lo que habia averiguado. Era una curiosa coincidencia que Clara Arbuthnot hubiera muerto en la misma clinica donde la senora Munroe habia trabajado de enfermera. Por otro lado, quiza no lo fuese. Nada tenia de extrano que la senorita Arbuthnot deseara morir en el condado donde habia nacido; la vacante en Saint Anselm se habia anunciado en la prensa local y la senora Munroe estaba buscando empleo. No obstante, era imposible que las dos mujeres se hubieran conocido. Ya echaria un vistazo a sus notas, aunque en su mente estaba claro. La senorita Arbuthnot habia muerto un mes antes de que Margaret Munroe entrara a trabajar en la clinica.
No obstante, el otro dato que habia recabado implicaba una desagradable complicacion. Fueran cuales fuesen las verdaderas causas de la muerte de Ronald Treeves, ese hecho precipitaria el cierre del seminario. Y cuando el seminario cerrase, cuatro miembros del personal serian muy ricos.
Si bien habia supuesto que en Saint Anselm agradecerian su ausencia durante la mayor parte del dia, le habia avisado al padre Martin que estaria alli para la cena. Tras dos horas de satisfactorios paseos por la ciudad, encontro un restaurante donde ni la comida ni la decoracion eran pretenciosas y tomo un almuerzo sencillo. Necesitaba hacer algo mas antes de volver al seminario. Consulto la guia telefonica del restaurante y encontro la direccion de la
Dalgliesh, que habia aparcado en el patio delantero, regreso al coche y examino el periodico. Era el tipico semanario provinciano: la atencion que prestaba a la vida local y las cuestiones rurales y pueblerinas constituia un refrescante descanso de los previsibles problemas que publicaba la prensa seria nacional. Habia noticias sobre torneos de
Mientras doblaba el periodico, Dalgliesh se dijo que su palpito habia quedado en nada. Si la