enviaron a el y a varios periodicos. Este comunicado.
Saco un papel de su cartera y se lo entrego a Garrod. Reino el silencio mientras lo leia. Despues, con la cara totalmente inexpresiva, Garrod se lo paso a Sarah Berowne y dijo:
– Seguramente, no estara sugiriendo que Berowne se corto el cuello porque alguien le envio una carta poco amable. ?No seria mostrarse excesivamente sensible, tratandose de un politico? Y el era abogado. Si creia que era motivo de querella, sabia donde encontrar el remedio.
Dalgliesh dijo:
– No sugiero que esto aporte un motivo para un suicidio. Me estaba preguntando si usted o la senorita Berowne tenian alguna idea de quien pudo haberlo enviado.
La joven le devolvio el papel, limitandose a negar con la cabeza, pero Dalgliesh observo que su exhibicion no habia sido bien recibida. Ella no era buena actriz, ni tampoco una habil mentirosa. Garrod dijo:
– Admito que yo daba por sentado que la criatura que Theresa Nolan aborto era de Berowne, pero no me senti inclinado a hacer nada al respecto. De haberlo hecho, hubiera buscado algo mas efectivo que ese parrafo insustancial y lleno de despecho. Solo vi una vez a la chica, en una poco afortunada cena que se dio en Campden Hill Square. Lady Ursula estaba convaleciente y era la primera noche que bajaba. Desde luego, la pobre chica no parecia muy contenta, pero es que a lady Ursula le habian ensenado a saber en que lugar la gente tiene derecho a cenar y, claro esta, el lugar que debe ocupar cada uno en la mesa. La enfermera Nolan, pobre chica, estaba comiendo fuera del lugar que se le habia destinado y se lo hizo notar.
Sarah Berowne intervino con voz suave:
– No intencionadamente.
– ?Es que no he dicho que fuera intencionadamente! Las mujeres como tu abuela resultan ofensivas por el mero hecho de existir. La intencion no tiene nada que ver con ello.
Y entonces, sin tocar a Sarah Berowne, sin dirigirle siquiera una mirada, se despidio de Kate y Dalgliesh tan formalmente como si todos hubieran sido comensales en una cena, y la puerta se cerro tras el. La joven trato de dominarse, pero finalmente estallo en sollozos. Kate se levanto, atraveso la puerta del lado opuesto y, despues de lo que a Dalgliesh le parecio un tiempo innecesariamente largo, regreso con un vaso de agua, se sento al lado de Sarah Berowne y se lo ofrecio en silencio. La joven bebio avidamente, y despues dijo:
– Gracias. Me he comportado como una tonta. Pero es que no me hago a la idea de que este muerto, de que nunca mas volvere a verlo. Supongo que siempre pense que algun dia, de alguna manera, las cosas se arreglarian entre nosotros dos. Supongo que pensaba que sobraba tiempo para ello. Habia todo el tiempo del mundo. Y ahora todos han desaparecido: mama, papa, el tio Hugo… ?Dios mio me siento tan desesperada!
Habia cosas que a el le hubiera gustado preguntar, pero no era el momento oportuno. Esperaron hasta que ella volvio a calmarse y despues le preguntaron si verdaderamente se encontraba bien del todo, antes de marcharse. Esta pregunta le sono a el insincera, como una hipocresia formal. Estaba tan bien como pudo haberlo estado mientras ellos se encontraban alli.
Al alejarse de la casa en el coche, Kate guardo silencio durante unos momentos y despues dijo:
– Es una cocina totalmente electrica, senor. Hay un paquete intacto de cuatro cajas de cerillas Bryant and May en la alacena, y eso es todo. Pero, eso no demuestra nada. Pudieron haber comprado una sola caja y tirarla despues.
Dalgliesh penso: «Ha ido a buscar el vaso de agua mostrando una compasion autentica, una preocupacion sincera, pero su mente seguia fija en la busqueda de pruebas. ?Y algunos de mis hombres creen que las mujeres son mas sentimentales que ellos!». Dijo:
– No nos servira de mucho tratar de encontrar una caja de cerillas. Una cerilla es el objeto al que mas facilmente se le puede echar mano, y el mas dificil de identificar.
– Pero hay otra cosa, senor. Mire en el cubo de la basura y encontre el envoltorio de carton del flan de setas de Marks y Spencer. Es verdad que lo comieron, pero tenia dos dias mas que su fecha de venta, adjudicada al martes. Por lo tanto, no pudo haberlo comprado entonces. ?Desde cuando Marks y Spencer vende alimentos pasados de fecha? No supe si desearia usted o no tener ese envase.
Dalgliesh contesto:
– Todavia no tenemos derecho a sacar nada del piso. Seria prematuro. Cabria decir incluso que es una pista que les favorece. Si ellos hubieran planeado este crimen, sospecho que Garrod habria comprado la comida el martes por la manana, y se habria asegurado de que la dependienta se acordara de el. Y, ademas, hay otra cosa: han presentado una coartada para toda la noche. Esto sugiere que tal vez no esten enterados de las horas mas importantes.
– Pero ?no es Garrod demasiado listo para caer en semejante trampa?
– Desde luego, no presentaria una coartada perfectamente ajustada para las ocho, pero la que tiene, mas bien generosa en este aspecto, cubre todas las horas desde las seis de la tarde hasta las nueve de la manana siguiente, lo que sugiere que juega sobre seguro.
Y, como todas las demas coartadas, no seria facil desmontarla. Los dos se habian estudiado su actuacion antes de la visita, como lo hacian antes de cada entrevista. Sabian que Garrod vivia solo en un apartamento de un solo dormitorio en Bloomsbury, situado en un gran bloque de viviendas anonimas, sin portero. Si aseguraba haber pasado la noche en otro lugar, era dificil prever como cabria demostrar otra cosa. Como todos los restantes relacionados con el caso que habian sido interrogados hasta el momento, Sarah Berowne y su amante habian presentado una coartada. La policia tal vez no la juzgara como demasiado convincente, pero Dalgliesh tenia una opinion demasiado elevada sobre la inteligencia de Garrod para suponer que la coartada pudiera ser anulada con facilidad, y, desde luego, no mediante un sello con una fecha en el envase de carton de un flan de setas.
De nuevo en el Yard, apenas habia entrado Dalgliesh en su despacho irrumpio tambien en el Massingham. Este se enorgullecia de su capacidad para controlar toda excitacion y su voz resono con una cuidada indiferencia.
– Harrow Road acaba de telefonear, senor. Hay un hecho interesante. Hace diez minutos, una pareja se presento en el puesto, un chico de veintiun anos y su chica. Dicen que se encontraban el martes por la tarde en el camino de sirga, al parecer haciendo el amor. Pasaron por la verja de entrada de Saint Matthew poco antes de las siete. Habia un gran Rover negro aparcado frente a la puerta sur.
– ?Se fijaron en la matricula?
– No ha habido tanta suerte. Ni siquiera estan seguros de la marca, pero si con respecto a la hora. A la chica la esperaban en su casa a las siete y media y los dos miraron sus relojes poco antes de abandonar el camino de sirga. Y el chico, Melvin Jones, cree que pudo haber sido una matricula A. En Harrow Road creen que dice la verdad. El pobre muchacho parece petrificado. Desde luego, no es ningun chiflado que ande buscando publicidad. Han pedido a los dos que esperen hasta que yo llegue alli. -Y anadio-: Aquel aparcamiento junto a la iglesia podria ser util para cualquiera que lo conociera, pero es evidente que los vecinos de ese barrio prefieren aparcar sus coches alli donde puedan tenerles la vista encima. Y, desde luego, no es un lugar donde haya teatros ni restaurantes lujosos. En mi opinion, solo hay un Rover negro al que cabria suponer aparcado ante aquella iglesia.
Dalgliesh contesto:
– Eso es prematuro, John. Oscurecia y esos jovenes llevaban prisa. Ni siquiera pueden estar seguros de la marca.
– Me esta usted deprimiendo; sera mejor que me vaya alli. Seria todo un golpe de suerte descubrir que en realidad se trataba del furgon de la funeraria local.
VII
Sabia que Ivor regresaria aquella noche. No queria telefonear primero, en parte por un exceso de cautela, y en parte porque el siempre suponia que ella le estaria aguardando cuando sabia que su visita era probable. Por primera vez desde que eran amantes, descubrio que el tenia su senal, un timbrazo largo en el interfono de la entrada, seguido por otros tres cortos. ?Por que no podia telefonear, hacerle saber cuando podia esperar su llegada?, penso con enojo. Trato de concentrarse en el trabajo de su ultimo proyecto, el montaje de dos fotos en blanco y negro tomadas el ultimo invierno en Richmond Park, con las desnudas ramas de los enormes robles bajo