un cielo de nubarrones acumulados, y que planeaba montar, invirtiendo una debajo de la otra, de modo que la marana de ramas tuviera el aspecto de raices reflejadas en el agua. Sin embargo, mientras manipulaba las copias con una creciente insatisfaccion, le parecio que aquella idea no tenia el menor sentido, que se trataba de un facil efecto derivativo, y que ello, como toda su obra, era un simbolo de su vida, delgada, insustancial, de segunda mano, basada en la experiencia de otras personas y las ideas de los demas. Incluso las fotos de Londres, con toda su habil composicion, carecian de conviccion y eran imagenes estereotipadas vistas a traves de los ojos de Ivor, y no de los suyos. Penso: «Debo aprender a ser mi propia persona; por tarde que pueda ser, por mucho que duela, debo hacerlo». Y le parecio extrano que se hubiera necesitado la muerte de su padre para demostrarle lo que era ella.

A las ocho sintio hambre y se preparo unos huevos revueltos, removiendolos cuidadosamente sobre fuego bajo y actuando con tanto cuidado como si Ivor hubiera estado alli para compartirlos con ella. Si llegaba mientras ella estaba comiendo, siempre podia prepararse su plato. Se lavo y, al terminar, el todavia no habia llegado. Salio al balcon y miro, a traves del jardin, la oscura mole de la terraza del apartamento de enfrente, cuyas ventanas empezaban a iluminarse como senales procedentes del espacio. Aquellas personas desconocidas podrian ver tambien su ventana, aquella gran superficie de cristal iluminado. ?Les visitaria la policia, les preguntaria si habian visto luz alli el martes por la noche? ?Habia pensado en eso Ivor, con toda su astucia?

Al contemplar la oscuridad, se obligo a pensar en su padre. Podia recordar el preciso momento en el que las cosas habian cambiado entre ellos. Vivian entonces en la casa de Chelsea, solo sus padres, ella y Mattie. Eran las siete de una neblinosa manana de agosto y ella estaba sola en el comedor, sirviendose su primera taza de cafe, cuando sono aquella llamada. Contesto al telefono desde la sala y recibio la noticia en el preciso momento en que su padre bajaba por la escalera. Al ver su cara se detuvo, con la mano en la barandilla, y ella alzo la mirada hacia el.

– Es el coronel del tio Hugo. Ha querido llamar el mismo. Papa, Hugo ha muerto.

Y entonces sus ojos se encontraron, se sostuvieron la mirada por unos momentos y ella pudo ver claramente la mezcla de alegria y de viva esperanza, el conocimiento de que ahora el podria tener a Barbara. Aquello solo duro un segundo. El tiempo avanzo, y entonces tomo el telefono de la mano de ella y, sin hablar, ella volvio al comedor, atraveso las puertas cristaleras y se encontro en el envolvente verdor del jardin, temblando todavia a causa del horror.

Despues, nada pudo ya funcionar debidamente entre ellos. Todo lo que siguio, el accidente de coche, la muerte de su madre, el matrimonio de el con Barbara menos de cinco meses despues, parecio tan solo la consecuencia inevitable de aquel momento de descubrimiento, no deseado por el, ni siquiera con su connivencia, pero aceptado como insoslayable. Y antes incluso del matrimonio, la enormidad de aquel conocimiento mutuo les imposibilitaba a ambos mirar fijamente a los ojos del otro. A el le avergonzaba que ella lo supiera, y a ella le avergonzaba saber. Y le parecia que cuando se trasladaron a la casa de Hugo, aquella casa que desde el primer momento de tomar posesion de ella parecio enojarse con ellos y repudiarlos, ella siempre llevo su conocimiento de aquella cosa como si fuera una infeccion secreta, y que si Halliwell, Mattie y su abuela lo sabian, era porque ella les habia contagiado tal conocimiento.

En Campden Hill Square, ella y su padre habian sido como huespedes de un hotel que se hubieran encontrado por casualidad, sabedores ambos de una historia vergonzosa compartida entre los dos, deslizandose por los pasillos con el temor de que el otro pudiera aparecer de repente, planeando tomar las comidas a diferentes horas, violento cada uno al advertir la presencia del otro, su paso en el vestibulo, la llave en la puerta. Ivor habia sido su escape y su venganza. Habia estado buscando con desespero una causa, una excusa para distanciarse de su familia, para amar, pero sobre todo para vengarse. Ivor, al que conocio cuando le encargo una serie de fotografias, le habia facilitado todo esto. Antes de casarse su padre con Barbara, ella se habia marchado de casa, pidiendo un prestamo con la garantia del modesto legado que le dejo su madre, para pagar un deposito a cuenta por el apartamento de Cromwell Road. Abrazando con pasion todo aquello que mas le desagradaba a su padre, o lo que mas despreciaba, habia tratado de librarse de el. Sin embargo, ahora el se habia ido y nunca mas estaria libre de el, nunca.

Una de las sillas del comedor estaba todavia separada de la mesa. En ella, tan solo ayer, su abuela se habia sentado con grandes dificultades y le habia dado la noticia con brutales monosilabos, mientras el taximetro de su taxi funcionaba en la calle. Le habia dicho:

– Nadie espera que muestres un gran pesar, pero procura, cuando venga la policia, ya que vendra, comportarte con una discrecion razonable. Si tienes alguna influencia sobre el, persuade a tu amante para que haga lo mismo. Y ahora, tal vez puedas ayudarme a abrir la puerta del ascensor.

Siempre la habia atemorizado un poco su abuela, pues sabia desde su infancia que ella habia sido una decepcion, puesto que se esperaba un hijo. Y tampoco tenia ninguna de las cualidades que su abuela admiraba: belleza, inteligencia, ingenio, ni siquiera valor. Para ella no habia ningun apoyo en aquella sala atiborrada de muebles en el piso alto de Campden Hill Square, donde la anciana se habia instalado desde la muerte de Hugo, como una profetisa arcaica que esperase el inevitable juicio final. Habia sido su padre el que siempre le habia apoyado, en su infancia y despues. Habia sido su padre el que le habia prestado el mayor apoyo cuando abandono Cambridge al terminar su primer ano alli, y fue a un politecnico de Londres para estudiar fotografia. ?Que le habia importado a ella, en realidad, la colera de su madre cuando el capricho de Barbara resulto obvio? ?No seria que ella habia odiado la amenaza contra su vida comoda, ordenada y convencional, que se habia encolerizado contra el hecho de que su padre, hechizado, ni siquiera parecia advertir su presencia? Tal vez, penso, el reconocimiento tardio de aquellos celos de otros tiempos fuese un breve paso hacia la conversion en su propia persona.

Ivor llego despues de las once, y ella se sentia muy cansada. El no se disculpo ni perdio tiempo en preliminares. Tendiendose en el sofa, dijo:

– No ha sido muy ingenioso, ?verdad? Mi presencia aqui se debia a la necesidad de tener un testigo. Y tu vas y quieres quedarte a solas con el que es, probablemente, el detective mas peligroso del Yard, y ademas acompanado por un esbirro hembra traido para que tuvieras la seguridad de que el iba a comportarse como un caballero.

Ella replico:

– No te preocupes. No le he revelado el santo y sena de los Boy Scouts. Y supongo que son seres humanos. La inspectora Miskin se ha mostrado muy amable.

– No me hagas reir. Esa chica es una fascista.

– Ivor, ?como puedes decir tal cosa? ?Como puedes saberlo?

– Mi especialidad es saber. Supongo que ella te acaricio la mano y te preparo una buena taza de te.

– Me sirvio un vaso de agua.

– Lo cual le proporciono una excusa para husmear en la cocina, sin tener que molestarse en ensenar un permiso de registro.

– ?No ha sido asi! -grito ella-. ?No ha pasado nada de eso!

– Tu no tienes idea de lo que es la policia. El problema vuestro, de los liberales de la clase media, es que estais condicionados para ver en los policias unos aliados. Nunca aceptais la verdad acerca de ellos. No podeis. Para vosotros, ellos siempre son como el paternal sargento Dickson, echandose atras el mechon de cabellos y diciendo la hora a los chiquillos. Asi os han criado. «Si alguna vez te encuentras en apuros, querida, si un hombre malo se acerca a ti y te ensena el pito, busca siempre un policia.» Mira, Dalgliesh conoce tus ideas politicas, esta enterado del testamento, sabe que tienes un amante que es un marxista comprometido y al que le gustaria meter las manos en el dinero por las mejores o las peores razones. Por consiguiente, tiene un motivo y un sospechoso muy satisfactorio desde su punto de vista, precisamente lo que anda buscando el establishment. Seguidamente, puede dedicarse a la tarea de fabricar las pruebas.

– En realidad, tu no crees semejante cosa.

– ?Por favor, Sarah, hay precedentes! No es posible que hayas vivido mas de veinte anos con los ojos cerrados. Tu abuela prefiere creer que su hijo no fue un asesino ni un suicida. Eso me parece justo. Incluso puede persuadir a la policia para que se deje arrastrar por sus fantasias. Esta casi chocheando, pero esas viejas todavia tienen una influencia extraordinaria. Sin embargo, no va a hacer de mi la victima sacrificada en aras del orgullo de la familia Berowne. Solo hay una manera de tratar a la policia. Es no decirle nada, absolutamente nada. Dejar que esos gilipollas suden lo suyo. Obligarles a trabajar por una vez para ganarse sus jubilaciones.

Ella dijo:

– Supongo que, si realmente resulta necesario, me dejaras que les diga donde estaba yo el martes por la

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