fracaso de su matrimonio? ?Culpabilidad por la amante cuyo lecho acababa de abandonar tan recientemente? ?Culpabilidad por su negligencia respecto a su unica hija, por el titulo de baronet, que, segun el derecho, habia pertenecido a su hermano? ?Culpabilidad por aquel hermano mayor mas amado y que habia muerto, mientras el seguia viviendo? «La mayoria de las cosas que yo suponia valiosas en la vida han llegado hasta mi a traves de la muerte». ?Y no habria habido, tal vez, una sensacion de culpabilidad mas reciente, por Theresa Nolan, que se habia matado despues de haber abortado? ?Su propio hijo? ?Y que habia alli para el, entre aquellos archivos y papeles, remedando burlonamente con su orden meticuloso su vida desordenada, sino la trampa de los bienintencionados? Los miserables se ceban a expensas de sus victimas. Si uno les facilita lo que ansian, si les abre su corazon y se preocupa por ellos, si les escucha demostrando compasion y llegan en numero cada vez creciente, hasta vaciarle a uno emocional y fisicamente, y no dejarle nada que poder dar. Si se les rechaza, ya no regresan, y uno se queda despreciandose a si mismo por su propia inhumanidad. Dijo:
– Supongo que esta habitacion es el lugar que sirve como ultimo recurso.
Fue Musgrave el primero en comprender a que se referia.
– Nueve veces de cada diez, eso es lo que es. Han agotado la paciencia de sus familias, de la Seguridad Social, de las autoridades locales y de los amigos. Entonces le llega el turno aqui. «Yo vote por usted. Haga algo.» A algunos miembros del partido, esto les gusta, desde luego. Consideran que esta es la parte mas fascinante de su tarea. Son los asistentes sociales frustrados. Sospecho que a el no le gustaba. Lo que el trataba de hacer, y que a veces parecia casi obsesivo, era explicar a la gente los limites del poder gubernamental, de cualquier gobierno. ?Recuerda el ultimo debate sobre las ciudades del interior? Yo me encontraba entre el publico. Hubo en su ironia no poca colera contenida. «Si he comprendido los argumentos un tanto confusos del honorable diputado, se le pide al Gobierno que asegure una igualdad de inteligencia, talento, salud, energia y riqueza mientras que, al mismo tiempo, procede a la abolicion del pecado original desde el comienzo del proximo ano financiero. Lo que la Divina Providencia precisamente no consiguio hacer, el gobierno de Su Majestad se dispone a conseguirlo mediante una real orden.» A la Camara esto no le gusto mucho, ni tampoco su tipo de humor.
Y anadio:
– De todos modos, era una batalla perdida lo de educar al electorado en los limites del poder ejecutivo. Nadie quiere creerlo. Y, por otra parte, en una democracia siempre hay una oposicion para decirles que cualquier cosa es posible.
El general intervino:
– Era un parlamentario consciente, pero su cargo le exigio mucho, mas de lo que podamos comprender. Creo que a veces se sentia dividido entre la compasion y la irritacion.
Musgrave abrio el cajon de un archivador y saco de el una carpeta al azar.
– Veamos esto: soltera, edad cincuenta y dos anos. En pleno cambio fisico, y con un humor de todos los demonios. El padre, muerto. La madre en casa y virtualmente postrada en cama, exigente, incontinente y en plena senilidad. No hay cama en el hospital, y la madre tampoco iria voluntariamente aunque la hubiera. O este otro caso. Dos crios, de diecinueve anos los dos. Ella se queda embarazada y se casan, lo cual no agrada ni a los padres de el ni a los de ella. Ahora estan viviendo con los padres de ella en un pequeno apartamento. No existe ningun tipo de intimidad. No pueden hacer el amor. Mama lo oiria a traves de las paredes. El crio chilla y la familia comenta una y otra vez: «Ya te lo dije». No hay esperanza de recibir una vivienda municipal en los tres anos proximos, y tal vez la cosa se alargue mas. Y esto es tipico de lo que recibia el cada sabado. Encuentreme una cama en el hospital, una vivienda, trabajo. Deme dinero, deme esperanza, deme amor. En parte, en esto consiste la tarea, pero creo que el lo juzgaba frustrante. Y no digo que no se mostrara compasivo con los casos autenticos.
El general rezongo:
– Todos los casos son autenticos. La miseria siempre lo es.
Observo a traves de la ventana la densa lluvia en que se habia convertido la llovizna, y anadio:
– Tal vez hubieramos debido encontrarle una habitacion mas alegre.
Musgrave protesto:
– Pero si el diputado del distrito siempre ha utilizado esta habitacion para sus consultas, general, y al fin y al cabo solo se trata de una vez por semana…
– Sin embargo, cuando consigamos el nuevo diputado, debe tener algo mejor -repuso el general.
Musgrave capitulo sin rencor.
– Podriamos echar a George. O utilizar esa habitacion de la parte delantera, en la planta superior, para las consultas. Pero entonces los ancianos tendran que subir por la escalera. No se como podriamos remodelar esta casa.
Dalgliesh casi esperaba que pidiera en el acto planos y comenzara la tarea, olvidando ya sus demas preocupaciones. Pregunto:
– ?Fue una sorpresa su dimision?
Fue Musgrave el que contesto:
– Absolutamente. Un golpe para todos. Un golpe y una traicion. De nada sirve andarse con rodeos, general. Es mal momento para unas elecciones parciales, y el debia de saberlo.
El general dijo:
– Yo no hablaria de traicion. Nunca nos hemos considerado como un escano marginal.
– Todo lo que sea menos de quince mil electores es marginal en estos dias. Debio haber aguantado hasta las elecciones generales.
Dalgliesh pregunto:
– ?Explico sus motivos? Tengo entendido que hablo con ustedes dos, que no se limito simplemente a escribirles.
De nuevo fue Musgrave el que contesto:
– Si, claro, hablo con nosotros. En realidad, aplazo escribir su dimision al canciller, hasta haber hablado con nosotros. Yo estaba de vacaciones -mis breves vacaciones usuales de cada otono- y tuvo la delicadeza de esperar hasta que regrese. Vino aqui el viernes pasado, a media tarde. Era viernes y trece, lo que no deja de ser apropiado. Dijo que no seria correcto por su parte continuar como nuestro diputado. Habia llegado el momento de que su vida iniciara un nuevo camino. Naturalmente, le pregunte que queria decir con eso de un nuevo camino. «Eres un diputado del Parlamento -le dije-. No estas conduciendo precisamente un autobus.» El me contesto que todavia no lo sabia. No se lo habian indicado. «?Quien ha de indicarlo?», pregunte. Me contesto: «Dios». Bien, poca cosa puede uno decir ante esto. No hay nada como una respuesta asi para poner fin a una conversacion racional.
– ?Que aspecto tenia?
– Perfectamente tranquilo, totalmente normal. Demasiado tranquilo. Eso es lo que mas me choco. En realidad, un tanto misterioso, ?no le parece, general?
El general contesto con gran calma:
– A mi me parecio un hombre libre del dolor, del dolor fisico. Palido y fatigado, pero muy pacifico. Es un aspecto inconfundible.
– Desde luego, se mostro muy pacifico. Y tambien obstinado. No se podia discutir con el. Sin embargo, su decision nada tenia que ver con la politica. Finalmente, conseguimos establecer este punto. Yo le pregunte con toda franqueza: «?Te ha desilusionado la politica, el partido, el primer ministro; te hemos desilusionado nosotros?». Dijo que no habia nada de eso. Contesto: «No tiene nada que ver con el partido. Soy yo el que tiene que cambiar». Parecio sorprenderle la pregunta, casi como si le divirtiera, como si la juzgara irrelevante. Pues bien, para mi no era irrelevante. El general y yo hemos puesto toda nuestra vida al servicio del partido. El partido es importante para nosotros. No es como un juego, una busqueda trivial que uno pueda tomar y dejar cuando se aburra. Mereciamos una explicacion mejor y, desde luego, mucha mas consideracion de la que obtuvimos. Casi parecia molestarle el hecho de tener que hablar de ello. Parecia como si estuvieramos discutiendo los planes para la fiesta del verano.
Empezo a pasear a traves de la estrecha habitacion, con su indignacion como una fuerza palpable. El general dijo suavemente:
– Mucho me temo que no le servimos de ayuda. De ninguna ayuda.
– Es que el no pedia ayuda, vamos a ver. Ni tampoco consejo. Para eso habia recurrido a una instancia superior. Es una lastima que pusiera los pies en aquella iglesia. ?Y por que lo hizo? ?Lo sabe usted?