Tomas lo miro, sin entender adonde queria llegar su interlocutor.
– Bien…, pues… no.
– Esto, amigo, es un extracto del
El historiador miro las dos copias en manos del conde.
Tomas meneo la cabeza, confundido.
– No entiendo.
– Es sencillo, amigo -dijo Vilarigues-. A principios del siglo xvi, el rey don Manuel mando a Ruy de Pina que escribiese la
– Acerco las fotocopias a los ojos del historiador-. ?No ve en este texto nada extrano?
Tomas cogio las hojas y analizo la parte de abajo de la primera fotocopia y la parte de arriba de la segunda.
– No, no veo nada -dijo por fin-. Esta es la descripcion de la llegada de Colon a Lisboa, proveniente de America. Me parece normal.
El conde alzo ligeramente la ceja izquierda, como si fuese un profesor y Tomas un alumno que habia dado una respuesta equivocada.
– ?Usted cree?
– Bien…, si, no veo nada anormal.
– Fijese bien en los espacios entre las palabras. Todos tienen una medida uniforme. Pero hay un momento en que el copista altero su pauta. ?Lo ve?
Tomas volvio a inclinarse sobre las dos hojas, mirando fijamente el texto. Primero capto el conjunto, despues los detalles.
– Realmente, ahora que lo dice, hay aqui algo extrano…
– ?Entonces?
– Hay un espacio en blanco despues de la palabra «capitulo», en el centro de la primera pagina…
– Lo que significa que el copista no coloco el numero del capitulo, a la espera de instrucciones superiores. ?Y que mas?
– Y… hay un espacio demasiado grande antes y despues de las palabras «y taliano». Es una cosa minima, pero muy visible si se la compara con los espacios entre las restantes palabras.
– Pues si, estimado amigo. ?Y que significa eso?
Tomas miro a su interlocutor con expresion de perplejidad.
– Bien…, pues… es extrano…
– Que es extrano ya lo se, pero digame que significa. ?Ande, no tenga miedo, arriesgue!
– Asi a primera vista…, da la impresion…, eh…, da la impresion de que el copista dejo primero el espacio en blanco cuando se refirio al origen de Colon. Escribio todo de carrerilla, pero dejo esa parte en blanco. Es…, es un poco como si estuviese esperando instrucciones superiores sobre lo que deberia poner alli…
– ?Bingo! -exclamo el conde-. Hasta que llegaron instrucciones.
– Exacto. Instrucciones para escribir «y taliano».
– Como todos los cronistas, Ruy de Pina solo escribia lo que le decian que escribiese o lo que le dejaban escribir. Muchas cosas quedaban ocultas. Por ejemplo, Pina jamas relato la hazana de navegacion mas importante del reinado de don Juan II, el descubrimiento del paso al indico por Bartolomeu Dias. Esa gran proeza, que permitio el viaje posterior de Vasco da Gama, fue lisa y llanamente ignorada por este cronista.
– Si -coincidio Tomas-. No hay duda de que los cronistas solo registraban lo que era del interes de la Corona.
El conde Vilarigues senalo la tercera y cuarta lineas de la segunda pagina.
– ?Y se ha fijado que, en este fragmento, el nombre de «colo nbo» se encuentra dividido por el medio? En la tercera linea aparece «colo» y en la cuarta «nbo». Es como si el espacio dejado en blanco fuese aun mayor, como si el copista hubiera recibido instrucciones posteriores para escribir, en el espacio en blanco del comienzo de la cuarta linea: «nbo y taliano», en vez de cualquier otra cosa. -El conde alzo el dedo y abrio mucho sus ojos negros-. En vez de la verdad -dijo bajando el tono de voz, casi susurrando-. En vez del secreto.
Tomas se rascaba el menton mientras miraba aquella linea extrana.
– ?Caray! -observo, con los ojos fijos en el fragmento fatidico-. En efecto, da realmente la sensacion de que el copista anadio este «nbo y taliano» posteriormente.
El conde se movio sobre la rigida tabla del asiento, incomodo, se sentia cansado de estar tanto tiempo en aquella posicion.
– Pero debo decirle una cosa -indico-. Cuando converse con el profesor Toscano sobre el
– Tal vez -admitio Tomas, que agito las dos hojas-. ?Sabe si estas fotocopias se hicieron a partir del documento original?
– ?Como?
– Le estoy preguntando si el profesor Toscano saco estas fotocopias del documento original o si fue a partir de un facsimile.
– Ah, no. Esa fotocopia se saco a partir del microfilme que la Biblioteca Nacional puso a su disposicion. Como sabe, no tenemos acceso a los originales. El manuscrito del
Tomas se levanto del banco e hizo girar el tronco, dolorido por la inmovilidad.
– Es lo que queria saber -dijo.
El conde se levanto tambien.
– ?Que va a hacer ahora?
– Una cosa muy sencilla, senor conde -dijo acomodandose la ropa-. Voy a hacer lo que ya deberia haberse hecho.
– ?Que?
Tomas se dirigio a una pequena puerta abierta frente al banco donde se habian sentado. Se preparaba ya
