El hombre que estaba detras tambien apago el movil y los sonidos de la playa volvieron a llenar sus oidos. «?Acaiii! [1] ?Acai, acaiii! ?Acai concentrado con cereales!» Medio mundo se encontraba sentado en sillas y tumbonas, algunos en la arena, la mayoria bajo la proteccion de sombrillas, unos casi encima de los otros. Ipanema era una Caparica aun mas densamente poblada. «?Empanadillas! ?Aqui empanadillas!» Grupos dispuestos en circulo jugaban junto al agua a la pelota, que botaba de aqui para alla, mientras los jugadores saltaban entre locos malabarismos. «?Para los cariocas, para los turistas! ?Ha llegado el sucole de Claudinho, el mejor zumo de Rio!» Unas parejas jugaban a las palas golpeando la pequena pelota con asombrosa violencia, mientras varios grupos de personas se enfrentaban a las olas. «?Pataaatas fritaaas!» A la derecha, al fondo de la playa, encima de Leblon, se alzaban los picos gemelos del Morro dos Dois Irmaos, en cuya ladera, sobre el mar, se extendia la blanca marana de la favela de Vidigal. «?Agua! ?Mate!» Las pequenas islas Cagarras llenaban de verde el horizonte azul frente a la playa. «?Bocadillos naturales del bajito mochales!» A la izquierda, mas alla de la Pedra do Arpoador, dos cargueros convergian lentamente en la estrecha garganta de la bahia de Guanabara. «?Empanadiiiillas! ?Langosta-camaron-palmito- tasajo-platano-pollo-gallina-pollito-queso-bacalao!» Los vendedores eran un espectaculo aparte, moviendose con pesadas cargas, sudorosos, oscuros, con gorra y camisas de colores. «?Bronceadores baratitos! ?Bronceadores!» Los que ofrecian de comer y beber no paraban de gritar, mientras que los otros se mostraban mas discretos, la mayoria deambulaba en silencio, unos pocos murmuraban sus productos. «?Tatuaje?» Videntes y echadores de cartas zigzagueaban por la arena y habia quienes ofrecian protectores solares, pendientes, pulseras, sandalo, dibujos con modelos de tatuajes, gorras, sombreros, camisas, bolsas y bolsos, biquinis, artesania, gafas, flotadores y cubos de playa, pelotas. «?Polos de Italiaaa! ?Polos ricos! ?De Italiaaa!»Tomas queria reflexionar sobre el enigma del mensaje dejado por Toscano, pero el calor intenso y la animacion en la playa le impedian concentrarse en el problema. Se levanto, zigzagueo entre los veraneantes y bajo hasta el mar. El agua beso sus pies y la sintio fresca, tal vez demasiado fria para la reputacion de las playas de los tropicos; olas de dos metros se abatian con fragor sobre los banistas un poco mas adelante y algunos aprovechaban para hacer del cuerpo una plancha de surf, usando en su provecho la fuerza del agua y deslizandose en la corriente. El sol calentaba con fuerza, e incidia sobre todo en los hombros, pero la frescura del agua ahuyento el calor y Tomas volvio al problema que lo obsesionaba.
Lo primero que habia que resolver era, naturalmente, el significado del nombre «moloc», si se consideraba sobre todo que esta palabra surgia aislada de las restantes; ?por que razon habria recurrido Toscano al cruel dios de Canaan, la divinidad de los sacrificios, para iniciar el enigma? ?Estaria sugiriendo que la resolucion de la clave incluiria un sacrificio? Por otro lado, tambien se debia considerar la posibilidad de que Toscano hubiese mezclado sistemas de cifra y codigo en el mismo mensaje; es decir, «moloc» parecia ser realmente un codigo, o un simbolo de algo, pero Tomas admitio que las otras palabras podian remitir a cualquier tipo de cifra. Si no estuviesen cifradas, el conjunto tendria que responder a un codigo, lo que, ademas, era mas logico y verosimil, considerando que parecian palabras. Sin embargo, en ese caso, quedaba sin resolver el problema de «ninundia». Considero los dos caminos y decidio apartar la hipotesis de que se trataba de una cifra; partiria del principio de que se encontraba frente a un codigo. Si era un mensaje codificado, ?que demonios significaria «ninundia»? ?Se trataria realmente de una tierra desconocida? Pero ?cual era la relacion de Ninundia con el dios Moloc? Si lograse entender mejor el vinculo entre ambas partes, medito, probablemente seria capaz de descifrar la otra palabra codificada, «omastoos», de la misma manera que Champollion, mas de doscientos anos antes y a partir de dos simples eses y un «ra», habia logrado deslindar el misterio de los jeroglificos.
Se canso de intentar resolver el problema a la orilla del agua y volvio hasta la tumbona; llego mojado hasta la cintura y se estiro esperando que lo secase el sol.
– ?Aaaaaaaah! -grito alguien a su lado, muy alto.
Dio un salto en la tumbona, con el corazon acelerado, y vio a un hombre con un cuchillo apuntando a la sexagenaria. Un atraco, penso aterrorizado. Miro mejor y se dio cuenta de que el cuchillo tenia una cosa amarilla clavada en la punta. Y el hombre se presentaba de un modo poco comun; era bajo, moreno, usaba guantes negros y una enorme cesta de mimbre equilibrada en la cabeza, una postura extrana que nadie espera ver en un asaltante.
– ?Pina? -pregunto el hombre del cuchillo.
Era un vendedor de pinas.
– Ay, que susto -se quejo la sexagenaria.
El hombro esbozo una sonrisa contagiosa.
– De susto, nada. Es que soy un hombre y mi voz es asi.
La sexagenaria sonrio y rechazo el trozo de pina que el vendedor le extendia en la punta del cuchillo; el hombre, aun asi, le dio las gracias, sonriente, y siguio su camino, siempre con la cesta de pinas equilibrada en la cabeza, como si fuese un ancho sombrero mexicano, y un trozo de la fruta en la punta del cuchillo. Dio unos pasos mas y, junto a una muchacha distraida, le grito al oido.
– ?Aaaaaaaah! ?Pina?
La chica dio un salto, lo miro llevandose las manos al pecho, defensiva, y exclamo:
– ?Que susto!
No le costo mucho a Tomas descubrir las delicias de Ipanema. Probo los zumos de mango y los de cana en los bares de las esquinas del barrio, acompanandolos con tiernos panes de queso, comprados cuando aun estaban calientes, recien horneados. Al anochecer, y siguiendo el consejo de un botones del hotel, recorrio la Rua Visconde de Piraja hasta llegar a la Farme de Amoedo; giro a la izquierda y desemboco en el Sindicato del Chopp, un restaurante abierto a la calle, sin ventanas de cristal, y muy frecuentado. Pidio carne con arroz blanco y frijoles negros, condimentados con caldo verde y farofa, y acompano la comida con una caipirina bien fresca. Al lado, una multitud de hombres se concentraba en el bar Bofetada. Tomas los observo con atencion y se dio cuenta de que eran homosexuales.
Mientras masticaba la carne tierna, volvio al problema del acertijo de Toscano. Concentro su atencion en la palabra «ninundia». Si era el nombre de una tierra desconocida, reflexiono, forzosamente la otra palabra de la misma linea, «omastoos», estaria relacionada con esa tierra; pero relacionada de que manera, Dios santo. Se acordo de que uno de los mas antiguos textos literarios se titulaba
Frustrado, comenzo a interrogarse en cuanto al vinculo entre el mensaje encontrado y la cuestion de fondo, es decir, ?cual es la relacion entre Moloc y el descubrimiento de Brasil? ?Seria Brasil Ninundia? Aun mas importante era averiguar si el mensaje estaba relacionado de algun modo con el gran descubrimiento que, segun Moliarti, revelo haber hecho Toscano: un descubrimiento capaz de revolucionar todo lo que se sabia sobre el periodo de los descubrimientos. Y, ya puestos, ?que tiene que ver Moloc con la expansion maritima? ?Acaso Toscano descubrio que los hombres de la Antiguedad ya habian llegado a Brasil? Seria interesante saberlo, sin duda, pero Tomas no veia hasta que punto tal informacion podria revolucionar los conocimientos sobre lo que ocurrio cuando Portugal se hizo a la mar para descubrir el mundo. No, decidio; tiene que ser algo diferente, algo que tenga consistencia. Saber que los hombres de Canaan estuvieron en Brasil, aunque importante, no cambiaria lo que ya se sabia sobre los descubrimientos. ?O lo cambiaria? Tomas se atormentaba con el enigma, buscaba soluciones, hacia pruebas, intentaba ponerse en el lugar de Toscano e imaginar su razonamiento, pero no lograba avanzar en la resolucion del enigma dejado por el historiador fallecido, era como si chocase con una barrera solida, impenetrable, opaca.
Sono el movil.
– ?Digame?
– Hej! Kan jag fa tala med
– ?Como?
Una risita femenina fue la respuesta.
– Jag heter Lena.
– ?Como? ?Quien habla?