– ?Y en latin?

– Columbus.

– ?Lo ve? El obispo, que sabia catalan, penso que Colom se traducia por «paloma». Como quiso latinizar el nombre, escribio Columbo.

– Justamente -respondio el americano-. Si Colom quiere decir «paloma», el nombre correcto de el en italiano es Colombo. Colom es una traduccion de Colombo.

– Lo seria si no se diese el caso de que el nombre Colom no significa «paloma».

– ?Ah, no? Entonces ?que quiere decir?

Tomas hojeo su libreta de notas.

– Una vez mas es el propio hijo de Cristobal Colon, Hernando, quien nos lo aclara: «Por consiguiente, le vino a proposito el sobrenombre de Colon», escribio, explicando como surgio ese apellido: «porque en griego quiere decir miembro».

– No entiendo.

– Nelson, ?como se dice «miembro» en griego?

– Yo que se…

– Kolon.

– ?Colon?

– Kolon, con «k». O sea, Colom no remite a Colombo, a paloma, sino a Kolon, el miembro. -Se fijo de nuevo en sus apuntes-. Por otra parte, el propio Hernando Colon, al mismo tiempo que revela que el apellido Colon viene de la palabra griega «kolon», es decir, miembro, explica que «si queremos reducir su nombre a la pronunciacion latina, que es Christophorus Colonus». -Esbozo una sonrisa para Moliarti-. ?Lo ve? Hernando explico que la latinizacion de Colon no remite a Columbo o Columbus, como seria normal si viniese de Colombo y significase «paloma», sino a Colonus. Lo que, en definitiva, quiere decir que, cualquiera fuese su verdadero nombre, sin duda no seria Colombo.

– Seria Colonus, ?no?

El historiador portugues inclino la cabeza e hizo una mueca esceptica.

– Tal vez. Pero Colonus puede que solo sea un seudonimo. Fijese en que Hernando escribio que «podriamos referirnos a muchos nombres que, por ejemplo, no sin una causa oculta, fueron puestos para indicar lo que habria de suceder segun lo que estaba pronosticado». Es decir, el navegante eligio nombres que profetizaban algo.

– ?Y que profecia implicaria el apellido Colonus?

– El propio Hernando responde a esa pregunta: «Pidiendo a Cristo su ayuda, y que lo favoreciese en aquel peligro de su viaje, paso el y sus ministros para que se hiciesen, de las gentes indias, colonas y habitantes de la Iglesia triunfante de los Cielos; pues es de creer que muchas almas se harian colonas del cielo y habitantes de la gloria eterna del Paraiso». O sea, que el apellido Colonus fue elegido porque profetiza la colonizacion de la India por la fe cristiana.

– Hmm -murmuro Moliarti, algo contrariado-. En su opinion, ?fue eso lo que descubrio el profesor Toscano?

– No tengo dudas en afirmar que, al dejar el mensaje «Colom, nomina sunt odiosa», Toscano estaba diciendo que el nombre Colom era impropio. Es decir, su referencia se volvio impropia.

– ?Solo eso?

– Pienso que hay mas por descubrir. Como ya le he dicho, Ovidio, cuando escribio la frase «nomina sunt odiosa», la inserto en el contexto de que no se deben citar en vano nombres de personas cuando estan en cuestion cosas vergonzosas o muy graves. Me parece evidente que el profesor Toscano esta sugiriendo un vinculo entre Colom y un hecho de gran importancia.

– El descubrimiento de America.

– Pero ese vinculo ya lo conocemos, Nelson. Lo que supongo es que Toscano se estaba refiriendo a otra cosa, que no es aun de dominio publico.

– ?Que?

– Si lo supiese, estimado amigo, ya se lo habria dicho, ?no?

El estadounidense se revolvio en la bancada de piedra, incomodo e inquieto.

– ?Sabe, Tom? -comenzo a decir-. Nada de esto tiene que ver con el descubrimiento de Brasil.

– Es evidente que no.

– Entonces ?por que razon el profesor Toscano perdio el tiempo con Colon?

– Colom.

– Whatever. ?Por que razon estuvo desperdiciando en esa investigacion nuestro dinero?

– No lo se. -Tomas se llevo la palma de la mano derecha al pecho-. Pero, para mi, una cosa esta clara. No se vislumbra ninguna relacion entre estas investigaciones del profesor Toscano y el descubrimiento de Brasil. Lo que nos plantea a nosotros un problema practico. ?Valdra la pena que yo continue haciendo esta investigacion? Sea lo que fuere lo que Toscano descubrio, todo indica que no tendra que ser publicado hasta el 22 de abril, dado que no tiene relacion con los quinientos anos del viaje de Pedro Alvares Cabral. -Miro a Moliarti a los ojos-. ?Quiere que prosiga con la investigacion?

El estadounidense no vacilo.

– Claro que si -afirmo-. La fundacion querra saber en que anduvo gastando el dinero todo este tiempo.

– Lo que nos lleva al segundo problema. Ya no tengo nada mas que investigar.

– ?Como? ?Y los documentos y anotaciones del profesor Toscano?

– ?Que documentos y anotaciones? Ya he consultado todo lo que tenia en Brasil.

– Pero el estuvo investigando mucho mas por Europa.

– Ah, ese es otro asunto. ?Por donde estuvo?

– Estuvo en la Biblioteca Nacional y en la Torre do Tombo, aqui en Lisboa. Despues se fue a Espana e Italia.

– ?En busca de que?

– Nunca nos lo dijo.

Tomas permanecio pensativo, con la mirada perdida en el encaje de los arcos del claustro.

– Entiendo -murmuro-. ?Y donde estan sus anotaciones?

– Supongo que estan en su casa, en manos de su mujer.

– ?Y ustedes han ido ya a pedirle esos documentos? Son cruciales para la investigacion.

Moliarti sacudio la cabeza, cabizbajo.

– No.

– ?No? -se sorprendio Tomas-. ?Por que?

El estadounidense hizo una mueca nerviosa con los musculos del rostro.

– Bueno, las divagaciones del profesor Toscano provocaron una gran tension entre nosotros. Discutimos mucho con el, porque queriamos informes periodicos de su trabajo y se negaba a darnoslos. Naturalmente, esa tension se extendio tambien a su mujer, con quien la relacion se hizo igualmente dificil.

Tomas se rio.

– O sea, que ella no quiere ni verles.

Moliarti suspiro, abatido.

– Exacto.

– Entonces ?que hacemos?

– Vaya usted.

– ?Yo?

– Si, claro. A usted, ella no lo conoce. No sabe que usted trabaja para la fundacion.

– Disculpe, Nelson, pero no puede ser. ?Tengo que ir a la casa del difunto a enganar a la viuda?

– ?Cual es la alternativa?

– Yo que se. Hablen con ella, aclaren las cosas, entiendanse.

– No es tan facil, las cosas entre nosotros llegaron a un punto sin retorno. Tendra que ir usted.

– Oh, Nelson, no puede ser. Yo no voy a enganar a esa mujer…

Moliarti lo encaro con expresion dura, los ojos transfigurados, implacables; ya no era el simpatico y relajado

Вы читаете El codice 632
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату