todo el cafe, y acabo fijando los ojos en su amante.

– ?Sabes? Creo que no he sido justo contigo.

Lena alzo las cejas, asombrada.

– ?Ah, no? ?Y entonces?

– El otro dia me preguntaste si hacia el amor con mi mujer…

– ?Y lo haces?

– No, no he vuelto a hacerlo desde que nosotros nos conocemos. Pero la cuestion, para ser honesto, es que no te puedo asegurar que nunca mas lo hare.

Ella entrecerro los ojos, mirandolo con una expresion repentinamente severa. -Ah.

– ?Entiendes? Vivimos en la misma casa, estamos casados, tarde o temprano algo puede pasar.

– ?Y?

– Bien, entonces os estare enganando a las dos, ?no?

La sueca observo el cafe a su alrededor, parecio interesarse por algunos cuadros, pero, despues de unos instantes recorriendo el bar con la vista, miro de nuevo a Tomas.

– A mi no me importa.

El profesor entreabrio la boca, pasmado.

– ?No te importa?

– No, no me importa. Puedes estar al mismo tiempo con las dos, para mi no es un problema.

– Pero… -vacilo, confuso-. ?No tienes problemas en que yo haga el amor contigo y con mi mujer al mismo tiempo?

– No -repitio ella, meneando la cabeza para enfatizar su posicion-. No tengo ningun problema.

Tomas se recosto en la silla, sorprendido, aturdido. No sabia francamente que decir, todo aquello era demasiado inesperado y poco convencional, nunca imagino escuchar a una mujer, y para colmo una mujer como ella, decir que no tenia problemas en formar parte de lo que, para todos los efectos, seria un haren.

– Bien, pues… no se si a mi mujer le sentara bien…

– ?Tu mujer?

– Si, mi mujer.

La sueca se encogio de hombros.

– Es evidente que nunca estara de acuerdo.

– Pues eso.

– Entonces no debes decirle nada, ?no?

El profesor volvio a pasarse la mano por el pelo, nervioso.

– Pues…, si…, ese tambien es un problema. Es que no puedo vivir asi…

– ?Como que no puedes vivir asi? Has estado casi dos meses viviendo con dos mujeres y nunca te vi para nada preocupado por ello. ?Que bicho te ha picado ahora?

– Tengo dudas sobre lo que estamos haciendo.

Ahora le tocaba a Lena abrir la boca por el asombro.

– ?Dudas? Pero ?que dudas? ?Eres tonto o que? Tienes una familia en tu casa que no sabe nada. Tienes una novia, disculpa la falta de modestia, que le gustaria tener a cualquier hombre y que no trae ningun problema. Aun mas: una novia a la que no le importa que conserves la vida tan comoda que llevas. ?Cual es, al fin y al cabo, tu problema? ?Donde esta la duda?

– El problema, Lena, es que no se si quiero seguir viviendo tan comodamente.

La sueca desorbito los ojos y abrio mas la boca.

– No sabes si… -Fruncio el entrecejo, intentando encontrar un sentido a lo que el decia-. Tomas, de verdad, ?que ocurre?

– Ocurre que no quiero seguir asi.

– Entonces ?que quieres?

– Quiero acabar con esto.

Lena bajo los hombros y se apoyo en la silla, atonita. La boca se mantenia abierta, con una expresion incredula en los ojos; observaba a Tomas con la actitud de quien cree estar ante un loco. -?Quieres que nos separemos? -pregunto por fin, casi deletreando las palabras.

El profesor meneo afirmativamente la cabeza.

– Si. Disculpame.

– Pero ?tu estas chiflado? Asi que yo te estoy diciendo que no me importa nada que sigas con tu mujer, que no tendras ningun problema, ?y tu quieres que nos separemos? ?Por que?

– Porque no me veo bien en esta situacion.

– Pero ?por que?

– Porque vivo en la mentira y quiero la verdad.

– ?Vaya! -exclamo ella-. La chaqueta de la verdad esta muchas veces forrada de mentiras.

– No me vengas con mas refranes.

Lena se inclino sobre la mesa y le sujeto las manos con fuerza.

– Dime que puedo hacer para que te sientas mejor. ?Quieres mas espacio? ?Quieres mas sexo? ?Que quieres?

Tomas se sintio admirado por la forma en que la sueca se aferraba a su relacion. Habia imaginado que ella, al sentirse rechazada, abandonaria el cafe furiosa y el asunto quedaria zanjado. Pero no era eso, evidentemente, lo que estaba ocurriendo.

– ?Sabes, Lena? No puedo andar con dos mujeres al mismo tiempo. No puedo, ya esta. Me siento deshonesto. Me gustan las situaciones claras, transparentes, inequivocas, y lo que estamos viviendo es todo menos eso. Me gustas mucho, eres una chica formidable, pero tambien me gusta mi familia; mi mujer y mi hija son muy importantes para mi. Cuando me preguntaste, hace dias, si hacia el amor con mi mujer, hubo algo dentro de mi que estallo, no se explicar que. En un momento estaba deslumbrado contigo, y en el instante siguiente, despues de que hicieras esa pregunta, volvi en mi y empece a cuestionar nuestra relacion. Fue como si hubieses pulsado sin querer un interruptor y la luz se hubiera encendido y yo hubiese empezado a ver claro donde antes solo andaba a ciegas. Esa luz me desperto a la realidad, a una serie de preguntas que comence a plantearme a mi mismo. En el fondo, fue como interpelar a mi conciencia sobre las cuestiones verdaderamente fundamentales.

– ?Que cuestiones?

– Yo que se. -Miro a su alrededor, como si en algun punto del cafe pudiera encontrar respuesta a la pregunta-. Me pregunto, por ejemplo, sobre los motivos que me llevan a poner en peligro mi vida familiar. ?En nombre de que? ?Por que lo hago? ?Merece realmente la pena? A fin de cuentas, tengo problemas en mi vida que debo afrontar, no puedo estar escapandome de ellos. Por eso me parece que es mejor que primero resuelva esos problemas, mi vida. Tengo que darle a mi matrimonio una segunda oportunidad, se la debo dar a mi mujer y a mi hija. Si las cosas se dan bien, encantado. Si se dan mal, tendre que recomenzar de otra manera. Ahora, lo que no es justo, lo que no es honesto, es que este enganandoos a las dos a la vez. Eso no.

– O sea que me dejas. ?Es eso?

– No merece la pena que dramaticemos. Soy un hombre casado y tengo que cuidar de mi familia. Tu eres una muchacha joven, soltera y muy hermosa. Como tu misma has dicho, basta con que levantes un dedo y tienes a tu alrededor a los hombres que quieras. Por tanto, no vamos a complicar las cosas. Cada uno hace su vida y tan amigos.

La muchacha sacudio la cabeza, desalentada.

– No creo en lo que estoy escuchando.

Tomas la miro y penso que, de ahora en adelante, solo se repetiria. Ya habia tomado su decision y habia dicho lo que tenia que decir. Despues de un compas de espera, se levanto de la mesa y le tendio la mano a Lena. La sueca miro la mano, aun atonita y conmovida, y devolvio el saludo. El la retiro torpemente y se volvio hacia la salida.

– Nos vemos en la facultad -dijo a modo de despedida.

Lena lo siguio con los ojos.

– Gallo que canta por la manana -le lanzo entre dientes- estara por la tarde en el pico del halcon.

Sin embargo, Tomas ya habia salido de A Brasileira y subia por Rua Garrett, a paso acelerado, en direccion al

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