A esas alturas, Tomas entendio que su tactica evasiva no resultaria, pero, por una cuestion de coherencia, mantuvo la version.
– No las he visto, no -repitio-. ?Que significan?
– ?El nombre Lena no te dice nada?
La frase fue lanzada con una calma glacial y Tomas sintio que un escalofrio le recorria el cuerpo. Era evidente, si aun quedaban dudas, que Constanza estaba realmente al tanto de todo. -Es una alumna mia.
– ?Bonita alumna! -exclamo Constanza con ironia-. ?Y que materia le estabas ensenando, si es que puede saberse?
Esta vez fue Tomas quien hizo una pausa. ?Como rayos se habia enterado? Intento reordenar las ideas e inmediatamente concluyo que las evasivas no lo conducirian a ningun lado, tenia que asumir la situacion e intentar medir las consecuencias. Si es que eso aun era posible.
– Hubo realmente una historia con esa alumna -admitio con una entonacion debil, sumisa-. Duro poco y ya acabo, de modo que…
– ?Una historia? -pregunto Constanza, subiendo el tono de su voz, llena de indignada firmeza-. ?Una historia? ?Llamas «historia» a echar unos polvos con una alumna?
Se avecinaba un ataque frontal, presintio Tomas, encogiendo la cabeza desde el otro lado de la linea, en un gesto reflejo.
– Bien…, pues…
– ?Asi que yo ando como una esclava de un lado para el otro ayudando a nuestra hija, luchando por el profesor de educacion especial, yendo a toda hora al Ministerio de Educacion a hacer solicitudes y a presentar reclamaciones, ensenandola a leer y a escribir, llevandola a los examenes medicos que jamas se acaban, quedandome exhausta, y el senorito se pasa las tardes en un apartamento de Lisboa echandole unas intrepidas historias a una puta sueca? ?Como te atreves tu, despues de andar metido con esa ordinaria, a venir a casa hecho un corderito, eh? ?Como te atreves a hacerme eso a mi, que ando hecha unos zorros, haciendo lo posible y lo imposible para que el barco siga adelante? ?Como te atreves…?
Los gritos de despecho, lanzados en un tropel de ansiedad, se ahogaron en un torbellino de sollozos. Constanza lloraba.
– Ya esta, mi amor. Ya esta.
– Hijo de puta -murmuro ella en medio de un gemido doloroso-. ?Maldito cabron!
– Disculpa, disculpa. Te juro que estoy arrepentido.
– ?Como has podido hacerme esto…?
– Constanza, escucha. Hice algo de lo que ya me he arrepentido y que ya se ha acabado. No puedo deshacer lo que he hecho, pero puedo prometerte que nunca volvere a hacerlo y que te quiero mucho.
Ella dejo de llorar y parecio haber recuperado la compostura.
– ?Vete a la mierda! ?Has oido? ?Vete a la mierda, maldito cabron!
Tomas se sintio hundido; la situacion asumia un cariz muy grave, los acontecimientos se precipitaban y amenazaban con quedar fuera de control.
– Oh, mi amor. Se que he hecho mal, nunca me lo perdonare.
– ?Ni yo, ni yo, hijo de puta!
– Basta, serenate.
– Yo estoy serena, ?has oido? -grito ella, nuevamente alterada-. ?Incluso muy serena!
– Basta, basta.
– Solo te he llamado para informarte de que puedes venir a casa de mis padres el proximo sabado, a las tres de la tarde, a buscar a Marga riela. Y ella tiene que regresar el domingo a las cinco. ?Has entendido? Quien te la entregara sera mi madre, porque no te quiero ver la cara. ?Has entendido, canalla?
Tomas se agitaba en la cama, frotandose el pelo con la mano libre, muy alarmado por el rumbo que habian tomado las cosas.
– Pero, mi amor…
Tres senales sonoras anunciaron el enmudecimiento del movil: su mujer habia colgado. Aturdido, Tomas se quedo sentado en la cama mirando el movil, su mente hundida en un torbellino de ideas, de miedos, de angustias. Y, entre aquel caos que ahora le pesaba en el alma, aquel vendaval que amenazaba con transformar su vida, volvio a interrogarse sobre un punto que no habia podido aclarar.
?Como diablos se habia enterado Constanza de todo?
Paso los dias siguientes intentando hablar de nuevo con su mujer, pero su suegra le dejo claro que ella no queria ni verlo. Cuando llego el sabado, fue a Sao Joao do Estoril y se presento en la casa de sus suegros a las tres menos diez. Dona Teresa, la madre de Constanza, lo recibio con una frialdad poco sorprendente dada la situacion; lo dejo plantado en el porton, soportando la llovizna del final de la manana, a la espera de que Margarida se preparase. La hija se mostro radiante cuando lo vio, mas aun cuando le dio la muneca con las lentejuelas.
Fueron a almorzar a una pizzeria del Cascaishopping y decidieron pasar la tarde viendo una pelicula. Margarida eligio
– Mama esta muy enfadada contigo, papa -le confirmo Margarida-. No pa'a de llo'a', de llo'a', dice que e'es un canalla. -Fruncio el ceno-. ?Que es un canalla, papa?
– Es alguien que se porta mal.
– ?Y tu te po'taste mal?
Tomas suspiro, desalentado.
– Si, hija.
– ?Que hiciste?
– Mira, no comi toda la papa.
– Ah -exclamo la pequena, meditando sobre la gravedad de semejante crimen-. Estas castigado, ?no?
– Si, estoy castigado.
– Pob'ecito. Tienes que come' todo.
– Pues si. ?Y que mas dice tu madre?
– Que e'es un ca'bon.
– ?Un carbon?
– Si, un ca'bon.
– Ah, un cabron.
– Pues eso, un g'andisimo ca'bon. Y la abuela le ha dicho que vaya a habla' con un abogado amigo suyo.
Tomas se incorporo de golpe, se enderezo y miro a su hija, alarmado.
– ?Un abogado?
– Si, dice la abuela que es muy bueno, que te va a 'ompe' la c'isma.
– ?Ah, si?
– Si. ?Que es c'isma?
– No es nada, hija. ?Y que dice tu mama?
– Que se lo va a pensa'.
Nada mas pudo sonsacarle a Margarida. La entrego a la tarde siguiente, dejandola en el porton de la casa de Sao Joao do Estoril; le dio un beso en la mejilla, ella rehuso el segundo, y la vio desaparecer tras la puerta de la casa de sus suegros. Durante varios dias, y a pesar de las esperanzas que alentaba, no recibio noticias de su mujer.
En compensacion, volvio a encontrar a Lena en el aula. El tema de esa manana se centraba en las cuestiones relacionadas con el arte de los pergamineros y el trabajo de los copistas en los
