– Es evidente que, al no existir los textos originales, ese es un problema serio. Ademas, se ha vuelto incluso recurrente en los documentos sobre los origenes de Colon. No podemos saber hasta que punto los copistas fueron rigurosos y hasta que punto no hubo intentos de apropiacion de la nacionalidad del navegante, en algunos casos forjando documentos; en otros, probablemente mayoritarios, cambiando solo puntos clave de los respectivos contenidos. Como sabe, basta a veces con alterar una simple coma para modificar totalmente el sentido de un texto. Dado que no he visto las cartas originales de Anghiera, sino solo sus reproducciones de 1511 y 1516, es posible que haya habido adulteracion del nombre. Es importante destacar, no obstante, que lo que es valido para el nombre es igualmente valido para la referencia al origen de Colon. Anghiera sugirio que el era de la Liguria, pero ?se habra trascrito correctamente el origen del descubridor de America?
– ?Anghiera conocia personalmente a Cristobal Colon?
– Algunos historiadores creen que si, pero la verdad es que, en la carta ciento treinta, el se refiere al navegante como un tal Christophorus Colonus. Ahora bien, cuando una persona, al referirse a otra, dice «un tal», esta implicito que, por lo menos en ese momento, no la conoce personalmente, ?no?
– Vale -asintio Moliarti, mientras acababa el
– Hay mas cosas, claro. -Tomas sonrio-. Otro italiano, el veneciano Angelo Trevisano, envio en 1501 a un coterraneo suyo una traduccion al italiano de una primera version de
– ?Lo ve?
– El problema es que el profesor Toscano desconfiaba de la veracidad de elementos de esta edicion, citando, para ello, en sus notas, las sospechas del investigador Bayerri Bertomeu. Fui a leer a Bertomeu y comprobe que este autor duda de la autenticidad del texto de Anghiera por parecerle que estaba todo adaptado al gusto del publico letrado italiano. Es un poco como si
– Hmm -murmuro Moliarti, rascandose el menton-. Me parece pura especulacion.
– Es especulacion -coincidio Tomas-. Pero, al fin y al cabo, ?que no es especulacion en torno a la figura de Cristobal Colon? -Sonrio-. Esa es la cuestion. Solo permitame que le diga que Trevisano publico en 1504 el
Moliarti senalo la cartera apoyada en el regazo del historiador.
– ?Tiene fotocopia de ese texto?
– No -repuso Tomas meneando la cabeza-. No se ha conservado ningun ejemplar del
– ?Entonces como sabe lo que alli se dice?
– Lo cita Francesco da Montalboddo en
– ?Basta con eso?
– Si, si aceptamos el principio de las fuentes secundarias. Pero lo cierto es que, una vez mas, volvemos a no tener acceso al texto original, solo a una copia de segunda mano, con todas las consecuencias que puedan derivarse de ello. Por otro lado, es importante subrayar que Trevisano no conocio a Cristobal Colon personalmente, limitandose, tambien el, a citar de segunda mano, en este caso Anghiera. Es decir, Montalboddo cita a Trevisano, que cita a Anghiera. -Busco una anotacion en su libreta-. Ademas, el propio Montalboddo llego a afirmar que «despues de los romanos, solo los italicos descubrieron tierras», una declaracion extraordinaria que, de tan absurda, indica que este autor tenia la intencion de probar que todos los descubridores eran italianos, incluso los que no lo eran. -Miro a su interlocutor-. Como puede suponer, la fiabilidad de la informacion transmitida en estas condiciones y con estas motivaciones no es muy elevada.
– Eliminemos entonces a Trevisano. ?Que queda?
– Muchas cosas, muchas cosas. -Saco un pequeno volumen de fotocopias de la cartera-. En 1516, diez anos despues de la muerte de Colon, un fraile genoves que fue obispo de Nebbio, llamado Agostino Giustiniani, publico un texto en varias lenguas, titulado
– Eso coincide con lo que hoy sabemos sobre Cristobal Colon.
– Sin duda -reconocio Tomas-. Sin embargo, en las notas que dejo, el profesor Toscano enumero algunos problemas que detecto en toda la informacion registrada por Giustiniani en el
– En lo que respecta a las reivindicaciones italianas hechas en el siglo xvi, no hay mas que decir.
El camarero interrumpio la conversacion con el almuerzo. Retiro los platos vacios de las entradas y sirvio unos filetes de rape con limon a Moliarti y un plato de gambas y langostinos al horno con salsa de tomate, limon y alcaparras y gachas de maiz blanco y ciruelas a Tomas; echo en las copas, a peticion del estadounidense, un Casal Garcia blanco muy frio.
– Lo que mas me gusta de Portugal es el pescado -comento el hombre de la fundacion, a medida que exprimia el limon sobre el rape-. Pescado a la plancha y vino verde frio.
– No esta mal, no -coincidio Tomas con una gamba clavada en el tenedor.
– ?Hmm, delicioso! -exclamo Moliarti mientras saboreaba el rape. Hizo un gesto con el tenedor en direccion a su invitado-. ?No hay mas?
– ?No hay mas que?
– Pues… cronistas del siglo xvi con ese tipo de referencias a Colon.
– Estan los autores ibericos. -Bebio un trago de vino-. Comencemos por los portugueses. Ruy de Pina, a comienzos del siglo xvi, hablo de «Cristovam Colonbo, italiano». Garcia de Resende hizo lo mismo en 1533 y
