mesa y, cuando se alejo, una pareja de ruisenores se puso a picotear los restos de pan que habia en el camino paralelo al muro, desparramados por el soplo del viento; los pajaritos volaron despues hacia las ramas casi desnudas de un viejo olivo y se quedaron alli, trinando a duo, improvisando una nerviosa melodia a merced de la brisa.

– Digame una cosa, Tom -murmuro el estadounidense, rompiendo el silencio que se habia instalado momentaneamente entre ellos-. En su opinion, ?Colon no era genoves?

El historiador cogio un palillo y comenzo a jugar con el, pasandolo entre los dedos, de un lado para el otro, remolineando y girando, como si el palillo fuese un minusculo acrobata.

– Me parece claro que, en opinion del profesor Toscano, no era genoves.

– Eso ya lo he entendido -dijo Moliarti y apunto con el indice a Tomas-. Pero me gustaria saber cual es su opinion.

El portugues sonrio.

– Quiere saber mi opinion, ?eh? -Se rio suavemente-. Bien, yo creo que no es posible afirmar, con toda certidumbre, que Colon no fuese genoves. Existen demasiados testimonios en ese sentido: Anghiera, Trevisano, Gallo, Giustiniani, Oviedo, De las Casas, Ruy de Pina, Hernando Colon y el propio Cristobal Colon. Es cierto que algunos de estos nombres se limitan a citarse unos a otros y no porque se diga mil veces una mentira se convierte en verdad. Es cierto tambien que los documentos donde todas estas fuentes se mencionan no ofrecen plena confianza, por los motivos que ya he indicado en abundancia. Pero es un hecho que todos apuntan en el mismo sentido, por lo que debemos ser cautelosos. Yo diria que el origen genoves de Colon sigue siendo una referencia, pero hay que tener en cuenta el hecho de que existen innumeros y poderosos indicios que contradicen esa hipotesis. En honor a la verdad, y como le he explicado hace poco, es imposible entender la vida de Cristobal Colon si aceptamos como buenos todos los relatos y documentos que nos han llegado, dado que son contradictorios. Para que unos sean verdaderos, otros tendran que ser forzosamente falsos. No hay ninguna posibilidad de que todos sean verdaderos. -Alzo dos dedos-. Y aqui tenemos por delante dos caminos. Uno: consideramos verdaderos los documentos y relatos genoveses, a pesar de sus incongruencias, y afirmamos que Colon era genoves. El otro: validamos las innumerables objeciones que contradicen esa tesis, y decimos que no era genoves. -Alzo un dedo mas-. Aun asi, queda todavia una tercera hipotesis, tal vez la mas plausible: la que permite un compromiso entre las dos primeras versiones, pero nos obliga a dar un salto en nuestro razonamiento, lista tercera posibilidad es que las pruebas e indicios de ambos lados sean de una manera general verdaderos, aunque ambos contengan ciertas falsedades e imprecisiones.

– Me gusta esa opcion.

– Le gusta, estimado amigo, porque aun no se ha dado cuenta de las consecuencias de tal hipotesis -dijo Tomas esbozando una sonrisa.

– ?Consecuencias?

– Si, Nelson. -Volvio a mostrar los dos dedos-. Lo que esta tercera hipotesis implica es que estariamos frente a dos Colon. -Hizo una pausa para dejar asentar la idea-. Dos. -Cruzo el primer dedo-. Uno, Cristoforo Colombo, genoves, sin instruccion y tejedor de seda, tal vez nacido en 1451. -Cruzo el segundo dedo-. El otro, Cristovao Colom o Cristobal Colon, de nacionalidad incierta, perito en cosmografia y ciencias nauticas, versado en latin, almirante y descubridor de America, nacido en 1447.

Moliarti, extranado, miro a Tomas.

– Eso no puede ser.

– Y, no obstante, estimado Nelson, es una hipotesis que debe considerarse. Observe que esta tercera posibilidad tambien tiene sus puntos debiles, especialmente el hecho de que hay personas que conocieron al descubridor de America y que, confiando en documentos que no son, sin embargo, fiables al cien por cien, lo presentaron como oriundo de Genova. Para que esta hipotesis sea verdadera es necesario, pues, aceptar que esas informaciones son falsas. Pero el hecho es que, en medio de toda esta barahunda, algo tiene que ser falso, ?no? No todo puede ser verdadero, ya que, como he dicho hace un momento, las informaciones se contradicen unas con otras.

– ?Le parece eso probable?

– La idea de que hubo dos Colon, o un Colom y un Colombo, es una posibilidad que debe tenerse en cuenta, sin duda. Fijese, no obstante, en que la mayor fragilidad de los argumentos antigenoveses es su incapacidad de presentar documentos que permitan identificar el origen del Cristobal Colon que descubrio America. Ese es un problema que, con todas sus contradicciones y fallos, y probablemente falsificaciones, no tiene la tesis genovesa, y por ello sigue sirviendo de referencia. Mientras no surja un documento fiable que atribuya otra identidad al Almirante, la version del tejedor de seda, aunque parezca disparatada, es la unica que existe y con ella tendremos que contar.

– Estoy seguro de que esa es la verdadera -comento Moliarti.

– Usted es un hombre de fe -observo Tomas con una sonrisa-. Si despues de todo lo que le he dicho, aun cree que la tesis genovesa no tiene graves puntos flacos…, bueno, estimado amigo, su caso ya no pertenece a la esfera de la razon, sino a la de la pura creencia.

– Puede ser -admitio el estadounidense-. Hay, no obstante, algo que me deja intrigado. ?No le parece extrano que el profesor Toscano crea que la hipotesis genovesa es falsa sin disponer de datos nuevos?

– Es extrano, si.

– A fin de cuentas, y como usted ha dicho hace un momento, si practicamente abandono la investigacion sobre el descubrimiento de Brasil y se situo en esta pista es porque debe de haber encontrado algo.

– Si, es posible.

El hombre de la fundacion entrecerro los ojos, estudiando al portugues como si quisiese analizar la sinceridad de la respuesta a su siguiente pregunta.

– ?Usted esta seguro de haber despejado toda la investigacion que el realizo?

Tomas evito cruzar la mirada con la de su interlocutor.

– Pues… justamente, Nelson -titubeo-. Yo…, yo aun no he logrado descifrar el acertijo del profesor.

Moliarti sonrio.

– Ya me parecia. ?Que le falta?

– Me falta responder a esta pregunta.

Saco un pequeno papel arrugado de la billetera y se lo mostro.

?CUAL ECO DE FOUCAULT PENDIENTE A 545?

Moliarti se puso las gafas y se inclino sobre el papel.

– «?Cual Eco de Foucault pendiente a 545?» ?Vaya por Dios! No entiendo nada. -Miro a Tomas-. ?Que quiere decir eso?

El portugues saco de la cartera la novela con el titulo El pendulo de Foucault visible en la cubierta.

– Aparentemente, el profesor Toscano se estaba refiriendo a este libro de Umberto Eco.

Moliarti cogio el volumen, lo analizo y despues volvio a mirar el papel con la extrana pregunta.

– ?Caramba! -exclamo-. La solucion es sencilla, hombre. Solo tiene que consultar la pagina 545.

Tomas se rio.

– ?Y usted cree que no lo he hecho ya?

– ?Ah, si? ?Entonces?

El historiador cogio la novela, abrio la pagina 545 y se la mostro al estadounidense.

– Es una escena que transcurre en un cementerio. Describe un entierro de partisanos durante la ocupacion alemana, a finales de la segunda guerra mundial. La he leido y releido un monton de veces en busca de alguna pista que respondiese a la pregunta del acertijo. No he encontrado nada.

– Dejeme ver -pidio Moliarti, extendiendo la mano. Cogio el libro, volvio a ponerse las gafas y leyo la pagina 545 con mucha atencion. Tardo mas de dos minutos, tiempo que Tomas aprovecho para contemplar el escenario tranquilo que los rodeaba dentro de las murallas del castillo-. Realmente…, pues…, no sugiere nada -dijo por fin el hombre de la fundacion.

– Me he roto la cabeza con esa pagina y no se que pensar.

– Si -murmuro Moliarti, analizando ahora la cubierta. Volvio a las primeras paginas y observo el diagrama con

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