explico satisfecho-.
– Si es asi, pues, vamos a hacer la ronda.
El capitan y los tenientes, con el ordenanza detras, bajaron por la Picantin Road hasta la Rue Tilleloy, giraron a la derecha para tomar por Picantin Avenue, avanzaron chapoteando en el barro hasta llegar a la linea B, entraron alli junto al puesto avanzado Flank Post y siguieron hacia el sur en direccion a Rifleman's Avenue, donde rodearon su sector en Fauquissart. Se detuvieron y alzaron los ojos. Del lado enemigo venia lo que parecia ser, a lo lejos, una mosca molesta, zumbaba como un moscardon, era un avion aleman, con las cruces negras visibles en el fuselaje a pesar de la distancia.
– Un Tauber -dijo Pinto.
– Que mania tienen ustedes de llamar Tauber a todos los aeroplanos
– ?Como lo sabe?
– I know, lad. I know.
– Tim sabe distinguirlos -explico Afonso-. Estuvo en el Royal Flying Corps y conoce todos los aeroplanos. Si Tim dice que ese es un Fokker, amigo Zanahoria, es porque se trata, efectivamente, de un Fokker.
El monoplano volaba alto, como si quisiese pasar inadvertido. De repente, y de forma inesperada, altero su comportamiento. El avion avanzo en picado hacia las lineas portuguesas, sobre Fauquissart, dando la impresion de que iba a abrir fuego.
– Va a lanzar una calabaza -exclamo Pinto.
Sin embargo, no lanzaron ninguna bomba. Ya cerca del suelo, se enderezo y sobrevolo las posiciones del CEP en el sentido norte-sur a baja altura. Las Vickers y las Lewis comenzaron a matraquear, intentando alcanzar al aparato, pero el Fokker gano altura en cuanto cruzo Ferme du Bois, mas al fondo. Subio, hizo una pirueta y volvio a descender sobre las posiciones portuguesas, esta vez en el sentido inverso, de sur a norte, aunque no disparase un solo tiro: se encontraba evidentemente en mision de observacion. Un segundo aparato irrumpio en ese momento sobre las lineas, ahora proveniente del lado aliado.
– Uno de los nuestros -comento Pinto con satisfaccion.
– ?Que aeroplano es? -quiso saber Afonso, mirando al teniente britanico.
– Un Sopwith Camel -identifico Tim, con los ojos fijos en el cielo.
– ?Un camello?
Los tres oficiales y el ordenanza se quedaron pegados al suelo, expectantes acerca de lo que podria pasar. Los combates aereos eran altamente apreciados en las trincheras y los consideraban el espectaculo mas emocionante de la guerra. En vez de la muerte impersonal e industrial en medio del barro, con masas de soldados cayendo acribillados o destrozados por granadas y bombas que lanzaban enemigos invisibles y distantes, los enfrentamientos en el aire estaban rodeados de un aura romantica, los pilotos eran los modernos caballeros del cielo, duchos en galanteos caballerescos y elegantes actos de nobleza, sus embates aereos se transformaban en emocionantes duelos entre las nubes, uno contra el otro, arrojo contra arrojo, pericia contra pericia, un vencedor y un vencido.
Las trincheras se agitaron por anticipado, se veian indices apuntados hacia arriba, soldados y oficiales se llamaron unos a otros, mas hombres abandonaron los refugios y se reunieron con los que continuaban inmoviles esperando el duelo. Pero un «? oooh!» decepcionado recorrio las lineas cuando el avion aleman dio media vuelta y huyo hacia sus posiciones, eludiendo el combate. El Sopwith Camel lo siguio persiguiendo durante unos minutos, pero volvio atras y se quedo patrullando los cielos sobre Ferme du Bois, Neuve Chapelle y Fauquissart.
– Los
– ?Por que?
– El Sopwith Camel es un aeroplano muy bueno -dijo-. Pero atencion: no es para cualquiera. Es dificil de pilotar, suele… ?como se dice?…
– ?Quedar fuera de control?
– Yes,
– Curvas cerradas.
Cuando ya nadie esperaba mas novedades, aparecio en el sector de Bois du Biez, en las lineas alemanas, un segundo avion. Los hombres del CEP, muchos de los cuales ya se habian desmovilizado, retomaron su actitud de observadores del gran espectaculo, seguros ahora de que el combate era inevitable.
– ?Y?
– Es el mejor aeroplano
– ?Que es eso?
– ?Ametralladoras sincronizadas?
– Helice.
– De la helice.
– ?El aeroplano ingles no tiene esas ametralladoras?
– Claro que las tiene.
– Entonces, ?cual es el problema?
El Albatros aleman viro en direccion al Sopwith Camel. La confrontacion parecia inminente, pero el avion britanico dio repentinamente media vuelta y, en clara actitud de fuga, comenzo a ganar altitud. Los oficiales y los soldados volvieron a suspirar de disgusto: en definitiva, se los privaria de aquel gran espectaculo.
– El gringo esta escaqueandose -protesto Pinto.
– No entiendo -se sorprendio Afonso.
– El tipo se ha amilanado, ?que quieres?
El teniente ingles se quedo callado y su rostro se ruborizo de verguenza al ver al Sopwith Camel en fuga. El aparato britanico se escondio en una nube, pero el aleman no desistio y, siempre tras el, fue en su busca mas arriba. Cuando el Albatros paso por la nube, el Sopwith Camel salio disparado en su direccion, como si fuese a estrellarse contra el enemigo, se enderezo en el ultimo instante, por encima del aleman, y lanzo una bomba. El Albatros estallo en pleno vuelo, acabo envuelto por las llamas y comenzo a caer. Un nuevo «?oooh!», ahora emocionado, se elevo desde las trincheras. El avion atacado descendia velozmente en direccion al suelo, soltando una estela de humo negro, pero, cuando todos esperaban el impacto, el piloto aleman logro controlar el aparato y, a pesar de estar envuelto en lenguas de fuego, se curvo hacia el este e intento llevarlo de nuevo hacia las lineas alemanas. Los hombres en las trincheras contuvieron la respiracion, absortos en el esfuerzo titanico del piloto enemigo. Ya cerca del suelo, aun sobre las lineas aliadas, los soldados vieron que caia una figura del aparato humeante, como una bala disparada hacia abajo, cuyo trayecto se interrumpio abruptamente cuando se estrello en el suelo. Enseguida el avion, ya sin piloto, inclino la nariz, descendio con rapidez y embistio violentamente