Cleo temblaba muchisimo, los nervios se retorcian dentro de ella, cerrandole la garganta cada vez que intentaba hablar.

Pulso otra tecla. Al instante, se oyo un pitido arriba. El hombre levanto la cabeza hacia el techo y se distrajo un instante. Y, en ese momento, Cleo salto hacia el y le golpeo en la cabeza con tanta fuerza como pudo con el telefono. Oyo un crujido. Le oyo grunir con sorpresa y dolor y vio que se tambaleaba, pensando por un segundo que iba a perder el equilibrio. El martillo se le escapo de las manos y aterrizo en el suelo de roble.

Era dificil ver dentro de esta cosa, se percato el Multimillonario de Tiempo mientras retrocedia mareado. Habia sido un error. No tenia vision periferica. No podia ver el puto martillo. Solo veia a la zorra, con la mano levantada, sujetando el telefono destrozado. Luego la vio lanzandose al suelo, entonces vislumbro el resplandor del martillo de acero justo delante de ella.

«?Ah, no, no lo conseguiras!»

El se agacho hacia su pierna derecha, la agarro por el tobillo desnudo, que asomaba por los vaqueros, y tiro hacia atras, sintiendo como se retorcia, fuerte, enjuta, luchando como una leona. Vio el martillo, volvio a perderlo de vista. Luego, de repente, un destello rapido de acero cruzo delante de su cara y noto un dolor en el hombro izquierdo.

Le habia golpeado, maldita sea.

Le solto la pierna, rodo hacia delante, la agarro de la melena larga y rubia y tiro bruscamente hacia el. La zorra solto un alarido, tropezo y luego se giro, intentando soltarse. El tiro con mas fuerza, sacudiendole la cabeza con tanta violencia que por un momento creyo que le habia roto el cuello. Cleo grito, de dolor y de ira, dandose la vuelta para mirarle. El le dio un cabezazo en la sien. Vio el martillo girando como una peonza por el suelo. Intento pasar por encima de ella, aun no podia ver demasiado, luego sintio un dolor atroz en la muneca izquierda. La zorra le estaba mordiendo.

Levanto la muneca derecha, la golpeo en alguna parte del cuerpo, volvio a darle, intentando desesperadamente liberar su brazo de los dientes de la mujer. Volvio a pegarle. Y otra vez, gritando de dolor.

«?Roy!», penso desesperada, mordiendo mas fuerte, mas fuerte aun, intentando arrancarle el puto brazo con los dientes. «?Por favor, Roy, ven! Oh, Dios mio, estabas al telefono. Si hubieras seguido hablando solo un segundo mas. Un segundo…»

Sintio el golpe en el pecho izquierdo. Luego en un lado de la cara. Ahora le habia agarrado la oreja, se la retorcia, mas y mas. Dios mio, el dolor era terrible. ?Iba a arrancarsela!

Grito, le solto el brazo y se alejo de el rodando por el suelo tan deprisa como pudo, peleando por el martillo.

De repente, noto que la agarraba por el tobillo con violencia. La arrastro hacia atras y arano el suelo con la cara. Cuando se giro para resistirse, vio que una sombra cruzaba delante de ella, luego sintio un crujido vibrante, cegador, terrible, cayo de espaldas y vio pasar vertiginosamente las luces del techo, desenfocadas.

Y ahora vio que el hombre volvia a tener el martillo y estaba agachado con una rodilla en el suelo, intentando levantarse. Y ella no iba a permitir que este cabron le arrebatara lo mejor de ella, no iba a morir, aqui, en su casa, y no iba a permitir que la matara un loco con un martillo. Ahora no, especialmente ahora, justo en este momento en que su vida comenzaba a ir bien, cuando estaba tan enamorada de…

Un arma.

Tenia que haber un arma en la habitacion.

«La botella de vino en el suelo junto al sofa.»

Ahora el hombre ya se habia puesto de pie.

Ella estaba junto a la estanteria. Cogio un libro de tapa dura y se lo lanzo. Fallo. Saco otro, una recopilacion gruesa y pesada de Conan Doyle, se puso de rodillas y se lo tiro en el mismo movimiento. Le dio en el pecho, lo que hizo que se tambaleara hacia atras un par de pasos, pero todavia sujetaba el martillo. Avanzaba hacia ella.

Ahora, por encima del dolor y de la ira, de repente volvio a sentir miedo. Mirando desesperadamente a su alrededor, vio la pecera sin Pez sobre la mesa. Corrio hacia ella, la cogio, la levanto, el agua balanceandose. Pesaba tanto que apenas podia sostenerla. Le tiro todo el contenido -varios litros de agua y las piezas del templo griego en miniatura-. El peso del agua lo cogio por sorpresa y le hizo retroceder varios pasos. Entonces, con todas sus fuerzas, Cleo le lanzo la pecera. Le golpeo en las rodillas y el hombre se tambaleo hacia atras como un bolo, profirio un alarido furioso y apagado de dolor y aterrizo en el suelo.

Todavia con el martillo en la mano, comenzo a ponerse de pie otra vez, de algun modo. Cleo miro a su alrededor freneticamente, intentando evaluar sus opciones. Habia cuchillos en la cocina, pero tendria que pasar por delante de el para alcanzarlos.

«Arriba», penso. Le llevaba unos momentos de ventaja. Si lograba llegar arriba, a su cuarto, cerrar la puerta… ?Ahi tenia un telefono!

Mientras se ponia de pie tambaleandose, haciendo caso omiso del dolor insoportable, el sonido de su respiracion resonando a su alrededor como si estuviera dentro de una campana de inmersion, observo, con un odio puro y absoluto, matizado por un grado de satisfaccion, como sus tobillos desnudos y sus pies descalzos desaparecian escaleras arriba.

Y noto una punzada profunda de lujuria.

?Arriba no hay nada, querida!

Se conocia cada rincon de la casa. Tintineando en el bolsillo de sus pantalones, dentro del traje protector, estaban las llaves de la puerta de la terraza y de las cerraduras de todas las ventanas de triple cristal. El movil de la zorra estaba en el sofa junto a una carpeta abierta que contenia un proyecto en el que, al parecer, estaba trabajando.

Ahora estaba excitado. Cleo habia opuesto una resistencia energica, igual que Sophie Harrington, y con ella se habia puesto muy caliente. Sonrio al pensar en todas las noches que se habian acostado, cuando ella siempre penso que estaba con Brian Bishop.

Pero la mayor excitacion la sentia ahora. Al saber que dentro de unos minutos estaria haciendole el amor a la chica del comisario Grace.

«Ser maligno.»

«Te lo pensaras dos veces antes de volver a llamar a alguien “SER MALIGNO”, comisario Grace.»

Avanzo renqueando, la espinilla izquierda le dolia bastante, se arrodillo y desconecto el enchufe del telefono de la base inalambrica. Mientras volvia a levantarse, vio que tenia una herida irregular en la pierna izquierda, justo debajo de la rodilla, y que estaba sangrando. Mala suerte, ahora no podia hacer nada. Con cuidado, puso el pie en el primer peldano de las escaleras. No era facil con la mascara antigas, porque no veia demasiado bien lo que tenia justo debajo.

Ademas, desde hacia un par de dias su equilibrio no acababa de funcionar del todo bien. Aun tenia fiebre y, a pesar de la medicacion que estaba tomando, la mano no parecia sanar. Habia sido una gran decision, ponerse esto. Le gustaba la idea de asustar a la zorra. Pero mas que nada, le gustaba que al encontrar a una tercera victima con una mascara antigas, el comisario Grace fuera a quedar como un estupido, porque se demostraria que habia encerrado al hombre equivocado.

Eso le encantaba.

En realidad, ?la mascara antigas habia sido una jugada maestra! Tenia que agradecerselo a Brian, la habia encontrado por casualidad en un armario junto a la cama de los Bishop cuando buscaba juguetes con los que entretener a Katie.

Era lo unico que tenia que agradecerle a su hermano.

Cleo cerro de golpe la puerta de su habitacion, hiperventilando. Casi cegada por el panico, cogio el arcon Victoriano de madera a los pies de su cama, lo arrastro y lo puso contra la puerta. Luego corrio a la cama grande, la agarro por una pata e intento tirar de ella. Pero no se movia. Volvio a probar. Nada.

– ?Mierda, joder, vamos!

Sus ojos repasaron toda la habitacion, examinando que podia utilizar como barricada. Arrastro el pequeno

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