lo que ninguno de ellos le habia visto.
– ?Les dio alguna explicacion?
– No, al parecer es un tipo bastante solitario, a diferencia de su mujer, que era muy sociable. No tiene amigos intimos realmente, por lo general no habla mucho. Pero hoy contaba chistes. Uno de los companeros de juego, un tal Mishon, que parece conocerlo bastante bien, dice que era como si se hubiera tomado algo.
Grace penso detenidamente. «Mujer muerta, ?un gran peso que se habia quitado de encima?»
– No es la clase de reaccion de un hombre que acaba de matar a su mujer, ?no, Roy?
– Depende de lo buen actor que sea.
Despues de que Batchelor concluyera su informe, tras anadir poco mas, Grace le dio las gracias y le dijo que lo veria en la reunion de las once. Luego, mientras meditaba sobre lo que acababa de decirle el sargento, arranco la tapa de celofan que tapaba el sandwich, le dio un mordisco. Al instante, arrugo la nariz por el sabor; era algun tipo de pan nuevo exotico que no habia probado nunca -y ahora se arrepentia de haberlo hecho-. Tenia un sabor fuerte a alcaravea que no le gustaba. Habria sido mucho mas feliz con un sandwich de huevo y beicon, pero Cleo intentaba que adoptara una dieta mas sana haciendole comer mas pescado, a pesar de que el la habia obsequiado con el relato detallado de un articulo que habia leido a principios de ano, en el Daily Mail, sobre los niveles peligrosos de mercurio en los peces.
Salio del Vantage, abrio la pagina web expedia.com y busco vuelos a Munich para el domingo, preguntandose si era posible ir y volver el mismo dia. Tenia que ir, por muy exigua que fuera la informacion de Dick Pope. Tenia que ir y comprobarlo por si mismo.
Apenas podia contener el ansia de subirse en el proximo avion. Miro su reloj. Eran las diez menos diez. Las once menos diez en Alemania. Pero, diablos, Dick Pope estaria levantado, se encontraba de vacaciones. Sentado en algun cafe o bar en Baviera con una cerveza en la mano. Marco el numero del movil de Pope, pero salto directamente el buzon de voz.
– Dick -dijo-. Soy Roy otra vez. Siento ser tan pesado, pero solo quiero preguntarte algunos detalles mas sobre el
Colgo y se quedo mirando un momento su preciada coleccion de tres docenas de encendedores antiguos, agrupados en la repisa entre la parte delantera de la mesa y la ventana, que daba al aparcamiento y al bloque de celdas. Reflejaban lo mucho que le gustaba a Sandy buscar en los mercadillos de antiguedades, tiendas de baratijas y maleteros de coche. Algo que el seguia haciendo, cuando disponia de tiempo, pero nunca habia vuelto a ser lo mismo. Parte de la diversion siempre fue ver la reaccion de Sandy ante algo que el cogia: si tambien le gustaria, en cuyo caso regatearian el precio, o si lo rechazaria con una sola mueca de desaprobacion.
La mayor parte del despacho estaba ocupado por un televisor y un video, una mesa circular, cuatro sillas y una pila de papeles, su bolsa de piel con el equipo de la escena del crimen y pequenas torres de archivos que no dejaban de crecer. A veces se preguntaba si de noche se reproducian, a solas, mientras el no estaba.
Cada archivo en el suelo correspondia a un asesinato sin resolver. El expediente de un asesinato nunca se cerraba hasta que se obtenia una condena. Llegaba un punto en todas las investigaciones de homicidio en el que se agotaban todas las pistas, todas las vias. Pero eso no significaba que la policia se rindiera. Anos despues de que el centro de investigaciones se cerrara y se disolviera el equipo, el caso seguiria abierto, y las pruebas almacenadas en cajas, mientras existiera la posibilidad de que los implicados vivieran.
Bebio un trago de Coca-Cola. Habia leido en una pagina web que todas las bebidas bajas en hidratos de carbono estaban llenas de todo tipo de sustancias quimicas hostiles para el cuerpo, pero en estos momentos le daba igual. Parecia mas probable que cualquier cosa que comieras o bebieras te matara en vez de que te proporcionara nutrientes. Tal vez, reflexiono, la proxima moda alimenticia seria la comida predigerida. La comprarias y, luego, la tirarias directamente al retrete, sin necesidad de ingerirla.
Pulso el teclado. Habia un vuelo de British Airways que salia de Heathrow a las siete de la manana del domingo. Le dejaria en Munich a las 9.50. Decidio llamar al policia que conocia alli, el
Marcel habia sido trasladado temporalmente a Sussex hacia algunos anos, en un intercambio de seis meses, y se habian hecho amigos durante su estancia. El agente habia invitado a Grace a visitarle y quedarse con el y su familia cuando quisiera. Miro su reloj. Las diez menos cinco. En Munich era una hora mas, asi que era realmente tarde para llamar, pero habia muchas probabilidades de encontrarle.
Cuando alargo la mano para coger el telefono, este sono.
– Roy Grace -contesto.
Era Brian Bishop.
Capitulo 42
Grace observo que Bishop se habia quitado la ropa de golf que llevaba antes. Ahora vestia una chaqueta cara encima de una camisa blanca, pantalones azules y mocasines color habano, sin calcetines. Parecia mas un playboy que habia salido de juerga que un hombre de luto, penso.
Como si le leyera el pensamiento, Bishop se sento incomodo en el sillon rojo de la estrecha sala de interrogatorio de testigos y dijo:
– La ropa la ha elegido de mi armario su agente de Relaciones Familiares, Linda Buckley. No es lo que yo habria escogido para estas circunstancias. ?Puede decirme cuando me permitiran volver a mi casa?
– En cuanto sea posible, senor Bishop. Dentro de un par de dias, espero -contesto Grace.
Bishop se irguio, furioso.
– ?Que? ?Esto es ridiculo!
Grace miro un rasguno bastante amoratado que el hombre tenia en la mano derecha. Branson entro con tres vasos de agua, los dejo sobre la mesa y cerro la puerta, pero se quedo de pie.
– Es la escena de un crimen, senor Bishop -dijo Grace con delicadeza-. Hoy en dia, el metodo de la policia es preservar una escena como esta el tiempo que sea posible. Por favor, comprenda que el interes de todos es atrapar al asesino.
– ?Tienen un sospechoso? -pregunto Bishop.
– Antes de llegar a eso, ?le importaria que grabaramos este interrogatorio? Sera mas rapido que tener que tomar notas.
Bishop ofrecio una sonrisa tenue y glacial.
– ?Significa eso que soy sospechoso?
– En absoluto -le tranquilizo Grace.
Bishop dio su consentimiento con un gesto.
Glenn Branson encendio los grabadores de audio y video y anuncio claramente, mientras se sentaba:
– Son las 22.20 de la noche del viernes 4 de agosto. El comisario Grace y el sargento Branson interrogando al senor Brian Bishop.
– ?Tienen…, tienen algun sospechoso? -volvio a preguntar Bishop.
– Aun no -contesto Grace-. ?A usted se le ocurre alguien?
Bishop profirio una media carcajada, como si la pregunta fuera una ridiculez. Sus ojos se movieron rapidamente hacia la izquierda.
– No. No, no se me ocurre nadie.
Grace observo sus ojos, acordandose de antes. Hacia la izquierda decia la «verdad». Bishop habia respondido un poco demasiado deprisa, y tambien un poco demasiado alegremente para ser un hombre afligido. Ya habia visto esta clase de comportamiento antes, la contestacion fria, facil, ensayada, a las preguntas; la falta de emocion. Bishop exhibia las senales clasicas de un hombre que habia cometido un asesinato. Pero no significaba que lo hubiera hecho. Y esa carcajada bien podria deberse a los nervios.
Luego, sus ojos descendieron a la mano derecha del hombre. Al rasguno en el dorso, justo en la base del pulgar; parecia reciente.
– Se ha hecho dano en la mano -dijo.
Brian Bishop se la miro, luego se encogio de hombros con desden.
– Yo…, mmm…, me la he golpeado al entrar en el taxi.