– ?Se refiere al taxi que ha cogido del Hotel du Vin al hotel Lansdowne Place?

– Si, yo… Ha sido al meter una bolsa en el maletero.

– Chungo -dijo Grace, y anoto mentalmente hablar con el taxista para verificarlo. Tambien observo que los ojos de Bishop se movian a la derecha. Al modo «construccion», lo que indicaba que mentia-. Parece que el rasguno tiene bastante mala pinta. ?Que le ha dicho el taxista? -Grace miro a Branson, que asintio con la cabeza.

– ?Le ha dado algunos primeros auxilios o algo? -pregunto Branson.

Bishop miro a uno y luego al otro.

– ?Que diablos les pasa, amigos? Son como la maldita inquisicion. Yo quiero ayudarlos. ?Que importa que tenga un rasguno en la mano?

– Senor Bishop, en nuestro trabajo formulamos un monton de preguntas. Me temo que a eso nos dedicamos. Es nuestra naturaleza. He tenido un dia largo, y el sargento Branson tambien, y estoy seguro de que usted debe de estar exhausto. Por favor, tenga la bondad de contestar a nuestras preguntas y podremos marcharnos de aqui pronto. Cuanto mas nos ayude, antes podremos atrapar al asesino de su mujer. -Grace bebio un trago de agua, luego dijo con delicadeza-: Sentimos cierta curiosidad acerca de por que se ha marchado del Hotel du Vin y se ha registrado en el Lansdowne Place. ?Podria explicarnos sus razones?

Los ojos de Bishop se movieron como si siguieran la trayectoria de un insecto por la moqueta. Grace le siguio la mirada, pero no vio nada.

– ?Por que? -De repente Bishop levanto la vista y lo miro fijamente-. ?Que quiere decir? Ustedes me han dicho que me trasladara alli.

Ahora le toco a Grace fruncir el ceno.

– ?Quien?

– Bueno… La policia. Usted, supongo.

– No le sigo.

Bishop abrio los brazos efusivamente. Daba la impresion de estar sorprendido de verdad.

– Me han llamado a la habitacion. Me han dicho que el Hotel du Vin estaba sitiado por la prensa y que me iban a trasladar.

– ?Se han identificado?

– Yo… No lo recuerdo. Mmm… ?Podria ser Canning? ?Sargento Canning?

Grace miro a Branson.

– ?Tu sabes algo de esto?

– No -contesto Branson.

– ?Era un hombre o una mujer? -pregunto Grace.

– Un hombre.

– ?Su nombre era sargento Canning? ?Esta seguro?

– Si. Canning. Sargento Canning. Creo que era sargento. Canning seguro.

– ?Que le ha dicho ese hombre exactamente? -Grace observo sus ojos con detenimiento. Volvieron a moverse hacia la izquierda.

– Que me habian reservado habitacion en el Lansdowne Palace. Que habria un taxi fuera en la salida trasera, junto a la puerta de personal detras de las cocinas. Que debia bajar por la escalera de incendios.

Grace anoto el nombre «sargento Canning» en su libreta.

– Este agente ?le ha llamado al movil o al telefono del hotel?

– Al telefono de la habitacion -dijo Bishop tras pensarlo unos momentos.

Grace maldijo en silencio. Seria mas dificil verificarlo o rastrear la llamada. La centralita del hotel podia registrar las llamadas entrantes, pero no los numeros.

– ?A que hora ha sido esto?

– Sobre las cinco y media.

– Se ha registrado en el Lansdowne Place y luego ha salido. ?Adonde ha ido?

– A caminar por el paseo maritimo. -Bishop saco un panuelo y se seco los ojos-. A Katie y a mi nos encantaba. A ella le encantaba ir a la playa. Era una nadadora fantastica. -Hizo una pausa y bebio un trago de agua-. Necesito llamar a mis hijos. Estan los dos en el extranjero, de vacaciones. Yo… -se quedo callado.

Tambien Roy Grace. No habia ningun agente de policia llamado Canning en su equipo.

Tras disculparse, el comisario se escabullo de la sala y recorrio el pasillo hasta la MIR Uno. Le bastaron solo unos clics en el teclado del ordenador para determinar que no habia ningun agente con ese nombre en todo el cuerpo de Policia de Sussex.

Capitulo 43

Poco despues de medianoche, Cleo abrio la puerta de su casa vestida con una camisola de seda negra sin abrochar. Cubria los cinco centimetros superiores de sus muslos palidos y esbeltos y poco mas. En su mano extendida sujetaba un vaso de Glenfiddich con hielo, lleno hasta el borde. Las unicas otras cosas que llevaba encima eran un perfume tentador e intenso de almizcle y la sonrisa mas lasciva que Roy Grace habia visto en el rostro de una mujer.

– ?Vaya! A eso le llamo yo… -comenzo a decir el, cuando Cleo cerro la puerta de una patada, la camisola abriendose aun mas sobre sus pechos grandes y firmes.

Y Grace no pudo seguir mas, ya que, todavia con el vaso en la mano, ella le paso los brazos alrededor del cuello y presiono ligeramente sus labios humedos contra los de el. Momentos despues, un cubito de hielo con sabor a whisky se deslizaba en su boca.

Los ojos de Cleo, desenfocados, sonrientes, bailaban delante de los de Grace.

Inclinando la cabeza hacia atras lo justo para que el aun pudiera verla borrosa, dijo:

– ?Llevas demasiada ropa! -Entonces, le puso el vaso en la mano y, vorazmente, comenzo a desabotonarle la camisa. Le beso los pezones, luego el pecho y despues presiono otro cubito de hielo, con la boca, en su ombligo. Le miro con unos ojos que parecian quemarle de felicidad, unos ojos que semejaban al sol sobre el hielo-. Eres tan guapo, Roy. Dios mio, eres tan, tan guapo.

Jadeando, y masticando los restos del cubito, el dijo:

– Tu tampoco estas nada mal.

– ?Nada mal? -repitio ella.

Y le desabrocho distraidamente la hebilla del cinturon como si la supervivencia del mundo dependiera de ello. Luego le bajo de golpe los pantalones y los calzoncillos hasta los tobillos.

– En el sentido de que eres la mujer mas guapa, increible y preciosa de este planeta.

– Asi, ?hay mujeres mas guapas que yo en otros planetas?

Con un movimiento habil, Cleo metio los dedos en el vaso, se puso otro cubito de hielo en la boca, luego cogio mas hielo y lo presiono contra sus testiculos.

Como respuesta, un jadeo entrecortado salio de la garganta de Grace. El placer ardia en todo su abdomen, con tanta intensidad que dolia. Le deslizo la prenda de seda de los hombros y enterro la boca en su cuello suave, mientras ella se la metia en la boca, hasta el fondo, hundiendo la cara en su vello pubico enmaranado.

Grace se quedo inmovil, embriagado por el calor de la noche, el olor de su perfume, el tacto de su piel, deseando, en algun lugar recondito de su mente, poder congelar ese momento, ese momento increible de pura y absoluta alegria, congelarlo para siempre, quedarse alli, con ella, atrapandole con sus labios helados esa sonrisa en los ojos, esa dicha sublime que danzaba en su alma.

En algun lugar, a pocos centimetros de distancia, planeo una sombra. Munich. La aparto. Un fantasma, eso era todo. Solo un fantasma.

Deseaba a esta mujer, a Cleo, muchisimo. No solo ahora, en este momento, sino que deseaba que formara parte de su vida. La adoraba hasta los huesos. Estaba mas enamorado de lo que imaginaba que alguien pudiera estar. Mas enamorado de lo que se habia atrevido a pensar que estaria otra vez, despues de nueve largos anos de soledad.

Con las manos entre su pelo largo y sedoso, sus palabras salieron con un jadeo entrecortado:

Вы читаете Casi Muerto
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату