– Dios mio, Cleo, eres realmente tan… increible…, tan asombrosa…, tan…

Luego, todavia con la chaqueta del traje, los pantalones y los boxers de rayas en los tobillos, la camisa a medio caer, se tumbo encima de ella, sobre una alfombra blanca de pelo espeso en el suelo pulido de roble, dentro, increiblemente dentro de ella, abrazandola, besando a aquella bestia salvaje de tantos contrastes que se movia debajo de el.

Le agarro con fuerza la cabeza, atrayendo su boca hacia la de el. Sintio su piel sedosa enroscada en la suya. Sintio su cuerpo agil, tan hermoso que le volvia loco. A veces, Cleo era como un purasangre precioso. A veces - ahora-, mientras separaba de repente su boca y le miraba muy concentrada, Grace veia una nina pequena y vulnerable.

– No me haras dano nunca, ?verdad, Roy? -le pregunto lastimeramente.

– Nunca.

– Eres increible, ?lo sabes?

– Tu lo eres mas. -Volvio a besarla.

Ella le agarro de la nuca, clavandole los dedos tan fuerte que le hizo dano.

– Quiero que te corras mirandome a los ojos -susurro con decision.

Un rato despues se desperto, le dolia muchisimo el brazo, y parpadeo, desorientado, incapaz de asimilar por un instante donde estaba. Sonaba musica. Reconocio una cancion de Dido. Estaba mirando una pecera cuadrada. Un pez solitario nadaba por entre lo que parecian los restos de un templo griego en miniatura sumergido.

?Marlon?

Pero no era su pecera. Intento mover el brazo, pero estaba muerto, como un gran trozo de gelatina. Lo sacudio. Le temblo. Luego una marana de vello pubico rubio entro en su campo de vision. Un vaso de whisky sustituyo la imagen.

– ?Sustento? -dijo Cleo, desnuda de pie delante de el.

Grace cogio el vaso con la mano despierta y bebio un sorbo. Dios santo, que bien sabia. Lo dejo y le dio un beso en el tobillo desnudo. Luego ella se tumbo y se acurruco a su lado.

– ?Estas bien, dormilon?

Su brazo empezaba a cobrar vida. Suficiente para rodearla. Se besaron.

– ?Hora? -pregunto.

– Las dos y cuarto.

– Lo siento. Yo… No era mi intencion quedarme dormido.

Cleo le dio un beso en cada parpado, muy despacio.

– No pasa nada.

Enfoco su cara preciosa y su pelo rubio. Aspiro los aromas dulces del sudor y el sexo. Volvio a ver el pez, nadando en la pecera, ajeno a ellos, disfrutando de la clase de buen animo que pudiera tener un pez. Vio velas encendidas. Plantas. Cuadros abstractos singulares en las paredes. Hileras de estanterias del suelo al techo repletas de libros.

– ?Quieres subir a la cama?

– Buen plan -contesto el.

Intento levantarse y fue entonces cuando se dio cuenta de que aun estaba medio vestido.

Tras despojarse de todo, cogiendo con una mano la mano de Cleo y con la otra el vaso de whisky, subio, pesadamente, los dos tramos de las escaleras de madera estrechas y empinadas y luego se dejo caer en la enorme cama con las sabanas mas suaves que habia tocado en su vida; la musica de Dido aun sonaba de fondo.

Cleo se enrosco en su cuerpo. Deslizo la mano por su estomago y la encerro en torno a sus genitales.

– ?El grandullon esta dormido?

– Un poco.

Ella le acerco el whisky a los labios. El bebio como un bebe.

– Bueno, ?como te ha ido el dia? ?O prefieres dormir?

Grace intentaba poner en orden sus pensamientos. Era una buena pregunta. ?Como cono le habia ido el dia?

?Que dia?

Ahora empezaba a recordar. Poco a poco. La reunion de emergencia de las once. Nadie tenia nada importante de lo que informar, excepto el. El traslado de Brian Bishop del Hotel du Vin al Lansdowne Place, y la extrana explicacion que habia dado el hombre.

– Complicado -contesto, y le acaricio el pecho derecho con la nariz, atrapo su pezon con la boca y luego lo beso-. Eres la mujer mas guapa del mundo. ?Te lo habia dicho alguien?

– Tu. -Sonrio-. Solo tu.

– Demostrado. Ningun hombre mas en este planeta tiene buen gusto.

Cleo le dio un beso en la frente.

– Puede que te sorprenda viniendo de una zorra como yo, pero no me los he tirado a todos.

El le devolvio la sonrisa.

– Ahora ya no te hace falta.

Ella lo miro burlonamente, se puso de lado y apoyo la barbilla en una mano.

– ?No?

– Te he echado de menos toda la semana.

– Yo tambien -dijo ella.

– ?Cuanto?

– No te lo voy a decir… ?No quiero que se te suba a la cabeza!

– ?Perra!

Cleo levanto la mano izquierda y curvo el dedo indice, imitando provocadoramente una polla flacida.

– No por mucho tiempo -dijo.

– Bien.

– Eres mala.

– Tu haces que me sienta mala. -Le beso y se aparto unos centimetros, examinando su cara detenidamente-. Me gusta tu cabello.

– ?Si?

– Si. Te queda bien. Si, ?me gusta mucho!

Grace se sonrojo un poco con el cumplido.

– Me alegro. Gracias.

Glenn Branson habia estado despotricando de su pelo desde que tenia memoria, diciendole que necesitaba un cambio de imagen, y al final le habia concertado hora con un tipo muy moderno llamado Ian Habbin, en una peluqueria en el barrio mas in de Brighton. Durante anos, Grace habia ido a una barberia anticuada, alli un triste anciano italiano le rapaba el pelo. Fue una experiencia nueva para el que una joven parlanchina le lavara el pelo en una sala con las paredes adornadas de cuadros y donde sonaba una musica rock atronadora.

– Bueno, el domingo almorzamos con tu hermana… Jodie, ?verdad? -pregunto Cleo entonces.

– Si.

– ?Puedes hablarme mas acerca de ella? ?Es protectora contigo? ?Va a someterme a un tercer grado? Del palo: «?Esta zorrona es lo bastante buena para mi hermano?». -Sonrio burlonamente.

Grace bebio un gran trago de whisky, intentando ganar tiempo para organizar sus pensamientos y su respuesta. Luego, volvio a beber.

– Tengo un problema -dijo al final.

– Cuentame.

– Tengo que irme a Munich el domingo.

– ?A Munich? Siempre he querido ir. Mi amiga Anna-Lisa, que es azafata, dice que es el mejor lugar del mundo para ir de compras. Oye, ?podria ir contigo! ?Busco billetes baratos en Easyjet o algo por el estilo?

Grace mecio despacio el vaso. Bebio otro sorbo, preguntandose si contarle una mentira piadosa o la verdad. No queria mentirle, pero en aquel momento parecia menos hiriente que ser sincero.

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