debia volver y decir algo.

Pero ?que?

Cleo veia a Sandy como una amenaza contra la que no podia luchar. El sabia que tenia que comprenderlo, ponerse en el lugar de Cleo. ?Y si ella tuviera un marido que hubiera desaparecido y fuera ella quien viajara a Munich el domingo para intentar encontrarle? ?Como se sentiria el?

No tenia ni idea, esa era la pura verdad. En parte porque estaba demasiado cansado para pensar con claridad y, en parte, porque no sabia que sentia ante la perspectiva -por muy pequena que fuera- de ver a Sandy.

Diez minutos despues, paso por delante del buzon rojo en New Church Road, que habia sido su punto de referencia durante doce anos, y giro a la izquierda en la esquina siguiente. Aparte de la camioneta de un repartidor de leche parada a un metro de la acera, la calle de Grace estaba desierta. Era una avenida residencial tranquila y agradable, flanqueada a ambos lados de casas pareadas imitacion estilo Tudor, la mayoria de ellas de tres habitaciones, con garaje. Algunas las habian transformado en lofts bastante horribles y otras -la suya no- tenian un doble acristalamiento espantoso.

El y Sandy habian comprado la casa justo dos anos antes de que desapareciera; a veces se preguntaba si el traslado habia tenido algo que ver, si no era feliz alli. Vivian muy a gusto en el pequeno piso de Hangleton que habia sido su nido de amor durante esos primeros anos de matrimonio, pero los dos se habian enamorado de esa casa, Sandy incluso mas que el, porque tenia un jardin grande en la parte de atras; siempre habia deseado tener un jardin propio.

Tuvieron que apretarse el cinturon para comprar la vivienda y arreglarla despues. Por aquel entonces, Grace era sargento, tenia derecho a cobrar horas extras y trabajaba todos los turnos que podia. Sandy era secretaria en una contaduria y tambien hacia horas de mas.

Parecia feliz, ocupandose de desmontar y modernizar el interior. Los propietarios anteriores habian vivido alli cuarenta anos; cuando la compraron, la casa era triste y oscura. Sandy la habia transformado en espacios luminosos y modernos, con toques zen aqui y alla -y parecia muy orgullosa de todo el trabajo hecho-. Y el jardin se convirtio en su tesoro mas preciado, aunque ahora se encontraba en un estado de abandono vergonzoso, penso Grace con aire de culpabilidad. Cada fin de semana se prometia a si mismo que le dedicaria un rato, para arreglarlo. Pero al final nunca parecia disponer del tiempo suficiente -o de las ganas-. Mantenia razonablemente controlada la hierba y se habia convencido de que la mayoria de los hierbajos eran flores.

En la radio del coche, que habia desconectado de su cerebro durante unos cuantos minutos, escucho a un hombre que explicaba con voz seria la politica agricola de la Union Europea. Despues de girar en la entrada de su casa, detuvo el coche delante del garaje individual y apago el motor, y la radio murio con el.

Luego, entro en casa y un destello de ira reemplazo de repente su humor serio. Todas las luces de la planta baja estaban encendidas, brillando con intensidad. Igual que su maquina de discos original.

Vio que uno de sus vinilos raros, Apache de los Shadows, daba vueltas en el plato, la aguja atascada al final, emitiendo un chirrido entrecortado. El equipo de musica tambien estaba encendido y parte de su coleccion de CD estaba desparramada por el suelo, junto a varios de sus preciados LP de Pink Floyd, fuera de las fundas, una lata abierta de cerveza Grolsch, un par de folletos de Harley-Davidson, un par de mancuernas y otro material de musculacion.

Subio corriendo las escaleras, dispuesto a pegarle cuatro gritos a Glenn Branson, luego se detuvo en lo alto, controlandose. El pobre estaba deshecho. Debio de ir a casa anoche despues de la reunion y Ari lo habia puesto de patitas en la calle, de ahi el equipo de pesas. Le dejaria dormir.

Miro su reloj. Las cinco y veinte.

Aunque se sentia cansado, estaba demasiado nervioso para dormir. Decidio que saldria a correr, intentaria despejarse y activarse para el dia tan complicado que le esperaba y que comenzaba con una reunion informativa a las ocho y media y seguia con una rueda de prensa a las once. Luego planeaba tener otra sesion con Brian Bishop. Aquel hombre no era trigo limpio.

Fue al bano y al momento advirtio que la pasta de dientes estaba abierta. El tubo estaba apretado por el medio y habia caido un poco de pasta blanca en el estante del bano. Por alguna razon que no pudo comprender de inmediato, aquello le irrito mas que el caos de abajo.

Desde que habia entrado en casa hacia solo unos minutos, comenzaba a sentir como si se hubiera deslizado por tunel espacio-temporal hasta la teleserie antigua Men behaving badly, con Martin Clunes y Neil Morrissey, que interpretaban a unos solteros vagos que compartian piso. Y entonces comprendio lo de la pasta de dientes: era una de las pocas cosas que le molestaban de Sandy, ella tambien lo hacia. Siempre apretaba el maldito tubo por el medio en lugar de por el final, luego lo dejaba abierto y parte del contenido se derramaba.

Le molestaba eso y como tenia siempre el coche: trataba el asiento del copiloto como una especie de cubo de basura permanente que nunca vaciaba. El viejo Golf negro estaba tan lleno de recibos de compras, envoltorios de caramelos, bolsas de plastico vacias, boletos de loteria y un monton de desechos que Grace solia pensar que parecia mas un lugar para guardar gallinas que para conducir.

Ahora aun seguia en el garaje. Habia limpiado la basura hacia tiempo, lo habia examinado de arriba abajo en busca de alguna pista y no hallo ninguna.

– Te has levantado temprano.

Se volvio y vio a Branson detras de el, en calzoncillos blancos, una cadena fina de oro alrededor del cuello y su enorme reloj de submarinista. Aunque iba encorvado, su fisico era impresionante, los musculos se marcaban en su piel reluciente. Pero su cara era un cuadro de sufrimiento lamentable.

– Tengo que hacerlo, para ir limpiando detras de ti -replico Grace.

Branson no capto la indirecta o no hizo caso a proposito y prosiguio:

– Quiere un caballo.

Grace meneo la cabeza con incredulidad, no estaba seguro de si habia oido bien.

– ?Que?

– Ari. -Branson se encogio de hombros-. Quiere un caballo. ?Te lo puedes creer, con lo que gano?

– Es mas ecologico que un coche -contesto Grace-. Seguramente tambien gasta menos.

– Muy agudo.

– ?Que quieres decir exactamente con «un caballo»?

– Antes montaba. Trabajaba en unos establos cuando era pequena y quiere retomarlo otra vez. Dice que si accedo a comprarle un caballo, puedo volver.

– ?Donde puedo comprar uno? -respondio Grace.

– Hablo en serio.

– Y yo.

Capitulo 46

Roy Grace tenia razon. Con el Parlamento cerrado por vacaciones y un accidente ferroviario en Pakistan como suceso internacional mas importante acaecido en las ultimas veinticuatro horas, las unicas noticias que se disputaban las portadas, en particular de los tabloides, eran las declaraciones impactantes de un futbolista de la Premier pillado haciendo un trio homosexual, la noticia de una pantera que al parecer estaba aterrorizando el campo de Dorset y una foto del principe Enrique retozando con una chica envidiablemente atractiva. Todos los directores de periodicos del pais estaban avidos de una gran historia y ?que mejor que el asesinato de una mujer rica y hermosa?

La sala donde iba a celebrarse la rueda de prensa informativa que habia convocado aquella manana estaba tan llena que algunos periodistas habian tenido que quedarse fuera, en el pasillo. Hablo breve y hermeticamente, porque no tenia demasiado que contar a estas alturas. Durante la noche no habian recibido ninguna informacion nueva y en la reunion anterior del equipo se habian ocupado mas de asignar tareas que de evaluar sucesos.

El mensaje que si comunico con claridad a una multitud de periodistas y fotografos, una cuarentena, mas o menos, presentes en la sala era que la policia tenia mucho interes en rastrear los movimientos recientes de la senora Bishop y que estaria encantada de escuchar a cualquier ciudadano que la hubiera visto los ultimos dias. La prensa iba a publicar varias fotografias que Grace habia elegido de casa de los Bishop, la mayoria de las cuales

Вы читаете Casi Muerto
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату