– Se trata de una visita policial oficial, voy con un companero.

– Vaya… ?Con quien?

Cleo lo miraba fijamente.

– Es un investigador de otro departamento. Nos vamos a reunir para hablar de un intercambio de agentes que durara seis meses. Es una iniciativa de la Union Europea -dijo.

Cleo meneo la cabeza con desaprobacion.

– Creia que habiamos pactado no mentirnos nunca, Roy.

El le sostuvo la mirada un momento y luego, al notar que se ponia rojo, bajo los ojos.

– Te conozco, Roy. Te conozco bastante bien. Lo veo en tus ojos. Me lo ensenaste, ?recuerdas? Eso de la derecha y la izquierda. Memoria y construccion.

Grace noto que algo le aplastaba el corazon. Tras unos momentos de duda, le conto que era posible que Dick Pope hubiera visto a Sandy.

La reaccion de Cleo fue apartarse bruscamente de el. Y, de repente, sintio que se abria entre ellos un abismo tan grande como el que separa la Tierra de la Luna.

– Muy bien -dijo. Su voz sonaba como si acabara de morder un limon.

– Cleo, tengo que ir.

– Por supuesto.

– No en ese sentido.

– ?Ah, no?

– Cleo, por favor. Yo…

– ?Que pasa si la encuentras?

Grace levanto las manos con desesperacion.

– Dudo que la encuentre.

– ?Y si la encuentras? -insistio ella.

– No lo se. Al menos sabre que ocurrio.

– ?Y si quiere volver contigo? ?Por eso me has mentido?

– ?Despues de nueve anos?

Cleo se dio la vuelta en la cama, alejandose de el, y se quedo mirando a la pared.

– Aunque sea ella, cosa que dudo…

Cleo permanecio callada.

El le acaricio la espalda y ella se alejo mas de el.

– ?Cleo, por favor!

– ?Que soy yo? ?Algo con lo que entretenerte hasta que encuentres a tu esposa desaparecida?

– Claro que no.

– ?Estas seguro?

– Absolutamente.

– No te creo.

Capitulo 44

En la pantalla del ordenador del Multimillonario de Tiempo habia un software que habia programado el mismo. Mostraba relojes analogicos para ciudades en todos los husos horarios del mundo. Ahora la estaba mirando.

– Haciendo inventario -dijo de repente en voz alta, y el chiste le arranco una sonrisa.

Por la ventana, veia que el amanecer comenzaba a iluminar el cielo de la ciudad de Brighton y Hove. Eran casi las cinco aqui en Inglaterra. Las seis en Paris. Las ocho en San Petersburgo. Las once en Bangladesh. La una de la tarde en Kuala Lumpur. Las tres de la tarde en Sydney.

Aqui la gente pronto empezaria a despertarse. Y en Peru se irian a la cama. Todo el mundo estaba supeditado al sol, excepto el. El se habia liberado. Ya no le importaba si era de dia o de noche, si las bolsas del mundo estaban abiertas o cerradas, o los bancos, o lo que fuera.

Y tenia que agradecerselo a un hombre.

Pero ya no estaba resentido. Habia guardado todo eso en otra caja, que era su pasado. En la vida habia que ser positivo, tener objetivos. Habia encontrado una pagina en internet que hablaba de como vivir mas anos. La gente que tenia objetivos vivia mas, asi de simple. Y para aquellas personas que alcanzaban sus objetivos… Bueno, ?a su esperanza de vida le tocaba el gordo! ?Y ahora el habia conseguido dos metas! Poseia aun mas tiempo, para despilfarrar en lo que quisiera.

Una espiral de vapor se elevaba de la taza de te a su lado. English Breakfast con un poco de leche. Cogio la cuchara y removio el te siete veces. Era muy importante para el remover el te, siempre, siete veces.

Centrando su atencion de nuevo en el ordenador, introdujo la orden para abrir otro programa que habia creado el mismo. Nunca le habia satisfecho ninguno de los buscadores de internet -ninguno era lo bastante preciso para el-. Todos devolvian la informacion en la secuencia que querian ellos. El suyo, que enlazaba con los principales buscadores y exploraba en ellos, le conseguia rapidamente todo lo que queria.

Y en esos momentos, queria el manual de taller original de un Volkswagen Karmann Ghia del 66.

Luego se chupo el dorso de la mano derecha. El dolor empeoraba, la sensacion punzante se acentuaba; aquel dolor le habia despertado y despues le habia impedido volver a conciliar el sueno. Tampoco le gustaba demasiado dormir. Vio una ligera hinchazon alrededor que parecia afectar al movimiento del pulgar, aunque bien podian ser imaginaciones suyas. Y aun le escocia el pecho.

– Zorra -dijo en voz alta.

Entro en el bano, encendio la luz, se desabotono la camisa, se abrio la parte delantera y arranco el esparadrapo. Hacia unas horas una una del pie larga le habia marcado el pecho con aquel aranazo reciente, con sangre coagulada, de mas de dos centimetros y medio.

Capitulo 45

Poco despues de las cinco de la manana, Roy Grace se marcho de casa de Cleo, situada en una urbanizacion vallada moderna en el centro de Brighton, cerrando la puerta tan silenciosamente como pudo y sintiendose fatal. El cielo del amanecer, un gris oscuro veteado con lineas carmesies borrosas, tenia el color de un cadaver humano congelado. Algunos pajaros comenzaban a cantar con un trino indeciso, emitiendo gorjeos solitarios, rompiendo brevemente el silencio de la manana. Senales a otros pajaros, como senales de radio hacia el espacio.

Temblo, mientras pulsaba el boton rojo de salida en la verja de hierro forjado, y salio del patio a la calle. El aire ya estaba calentandose y prometia ser otro dia de verano abrasador. Pero en su alma llovia.

No habia pegado ojo.

Durante los dos ultimos meses de su relacion, el y Cleo nunca se habian levantado la voz. En realidad, esta noche tampoco. Sin embargo, durante las ultimas horas, mientras el daba vueltas en la cama, percibio que algo habia cambiado entre ellos.

El alumbrado de la calle aun estaba encendido, resplandores naranjas inutiles que cada farola proyectaba sobre la luz de la manana que invadia rapidamente la ciudad. Un gato atigrado cruzo sigilosamente la calle delante de el. Paso por delante de una hilera de coches, vio una Coca-Cola en la alcantarilla, un charco de vomito, una caja de comida china. Dejo atras el MG azul de Cleo, cubierto de rocio, y llego a su Alfa Romeo, menos cubierto de rocio. Estaba aparcado en el que se habia convertido en su lugar habitual, junto a una linea amarilla delante de una tienda de antiguedades especializada en muebles retro del siglo XX.

Subio, puso el coche en marcha, piso el acelerador y el motor resoplo, de manera desigual e irregular durante unos instantes, hasta que la humedad desaparecio de la instalacion electrica; los limpiaparabrisas retiraron el rocio del cristal. La radio emitio un silbido de interferencias; pulso un boton para cambiar las emisoras. Alguien hablaba, pero no escucho, sino que volvio la cabeza y miro la verja cerrada, preguntandose si

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