docena de moscardas que revoloteaban por la sala. Tras el hedor a putrefaccion, tambien percibia otro olor fuerte. La sal. El aroma penetrante del mar. Y, de repente, mientras arrancaba la hebra de alga del pelo de la mujer, ya no estaba segura de querer encontrarse con su hermana en la playa.

Entonces sono el timbre de la puerta de atras. Habian llegado los empleados de la funeraria. Miro la imagen de la camara de seguridad antes de abrir las puertas traseras de la zona de descarga y ayudar a dos jovenes vestidos con ropa informal a cargar los cadaveres, dentro de sus bolsas de plastico, en la parte de atras de la discreta furgoneta marron. Luego se marcharon. Cleo cerro las puertas con cuidado y regreso a la sala de recepcion.

Del armario de la esquina, saco una bolsa de plastico blanca para cadaveres y volvio con el cuerpo. Odiaba ocuparse de muertos que aparecian flotando en el mar. Tras unas semanas sumergidos, su piel adquiria un color fantasmal, blanco como la grasa, y la textura parecia cambiar, asemejandose a la carne de cerdo ligeramente escamosa. El termino era «adipocira». El primer tecnico del deposito de cadaveres con el que Cleo trabajo, a quien le encantaba todo lo macabro, le habia explicado con un brillo en los ojos que tambien se conocia como «cera cadaverica».

Los labios de la mujer, sus ojos, sus dedos, parte de sus mejillas, sus pechos, su vagina y los dedos de sus pies estaban roidos, comidos por pequenos peces o cangrejos. Sus pechos gravemente mordisqueados caian, arrugados, a derecha e izquierda, sin la mayor parte del tejido interior, que habia desaparecido junto con los ultimos vestigios de dignidad de la pobre criatura.

«?Quien eres?», se pregunto mientras abria la bolsa, extendiendola debajo de ella, levantandola un poco, pero con sumo cuidado por si la piel se desgarraba.

Cuando la habian examinado anoche, junto a dos policias uniformados, un inspector y un cirujano de la policia, y Ronnie Pearson, el agente del juzgado de instruccion, no habian hallado ninguna senal obvia que indicara que se trataba de un asesinato. El cuerpo no presentaba marcas, excepto los rasgunos propios de haber sido arrastrado por las olas contra los guijarros, aunque se encontraba en un estado de descomposicion bastante avanzado y era posible que se hubieran perdido pruebas. Se habia notificado al juez y ellos habian sido autorizados a trasladar el cadaver al deposito para realizarle la autopsia el lunes, y proceder a su identificacion, por la ficha dental, muy probablemente.

Ahora volvio a examinarla detenidamente, para comprobar si tenia la marca de alguna atadura en el cuello que pudiera haberseles pasado por alto o un agujero de bala; intentaba ver que podia averiguar de ella. Siempre era dificil determinar la edad de alguien que habia estado sumergido un tiempo en el agua. Podia tener de veinticinco a cuarenta y tantos, calculo.

Podia haberse ahogado mientras nadaba o haberse caido de un barco. Quiza fuera una suicida. O incluso, como sucedia a veces, un entierro en el mar que no se habia llevado a cabo correctamente y habia subido a la superficie, aunque solian ser hombres y no mujeres los fallecidos enterrados en el mar. O podia ser una de las miles de personas que se evaporaban todos los anos. Una desaparecida.

Con cuidado, levanto el brazo despegado y lo coloco sobre la mesa de acero inoxidable vacia que habia junto al cadaver. Luego, con mucha delicadeza, comenzo el proceso de darle la vuelta para comprobar su espalda. Mientras lo hacia, oyo un clic apenas perceptible procedente de dentro del edificio.

Levanto la cabeza y se quedo escuchando un momento. Parecia la puerta de entrada, que se abria… o se cerraba.

Capitulo 60

– ?Sandy! -grito-. ???Sandy!!!

Estaba alejandose de el. Vaya, ?que deprisa corria!

Con una camiseta blanca sencilla, pantalones ciclistas azules y deportivas, agarrando una pequena bolsa en la mano, la mujer corria por un sendero que rodeaba el lago. Grace la seguia, esquivo una estatua y la vio pasar entre varios ninos que jugaban. Luego, la chica se desvio ante dos perros schnauzers, uno persiguiendo al otro. De nuevo en un sendero, se cruzo con una mujer vestida elegantemente que montaba a caballo y con una fila de mujeres matroniles que practicaban marcha nordica en parejas.

Ahora Roy lamentaba haberse tomado la cerveza. El sudor le empapaba la cara, le escocia los ojos, casi cegandolo. Dos patinadores se acercaban en su direccion. Se desvio a la derecha. Ellos tambien. Izquierda. Ellos tambien. Se lanzo a la derecha en el ultimo momento, desesperado, se hizo dano en la pierna al golpearse con un banco pequeno, y cayo de bruces, el banco debajo de el, clavandosele.

– T'schuldigen!

Uno de los patinadores, un adolescente alto, estaba inclinado sobre el, con cara de preocupacion. El otro se arrodillo y extendio una mano.

– No pasa nada -dijo Grace jadeando.

– ?Eres americano?

– Ingles.

– Lo siento mucho.

– Tranquilo, estoy bien, gracias. Ha sido culpa mia. Yo…

Desconcertado y sintiendose estupido, cogio la mano del chico y dejo que lo aupara. En cuanto estuvo de pie, sus ojos buscaron a Sandy.

– Se ha hecho un corte en la pierna -dijo el otro.

Grace apenas miro. Vio que tenia los vaqueros rasgados y que le salia sangre de la espinilla izquierda, pero no le importo.

– Gracias… Danke -dijo, mirando adelante, a la izquierda, a la derecha, aterrado.

Habia desaparecido.

El sendero seguia recto, durante varios cientos de metros, a traves de un bosque denso, y mas adelante se abria a un claro. Pero tambien habia una bifurcacion a la derecha sobre un puente metalico estrecho con barandillas.

«Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda.»

Cerro las manos frustrado. «?Piensa!»

?Que camino habria tomado? ?Cual de ellos?

Se volvio hacia los dos patinadores.

– Disculpad, ?cual es el camino mas cercano a la calle?

Senalando el puente, uno dijo:

– Si, ese es el camino mas corto a la calle. Esa es la unica calle.

Grace les dio las gracias y avanzo a trompicones, pensativo, luego se desvio a la derecha, serpenteando entre un grupo de ciclistas que se acercaba a el por el puente, y comenzo a correr mas deprisa, haciendo caso omiso al dolor punzante de la pierna. Sandy se dirigiria a una salida, imagino. Multitudes. Acelero renqueando, por fuera del sendero concurrido, corriendo por la hierba de al lado, lanzando de vez en cuando una mirada al terreno que tenia delante, hacia los bancos, hacia los perros veloces, a la gente que tomaba el sol, pero basicamente con los ojos clavados en la distancia, buscando desesperadamente un destello de pelo rubio.

?Era ella!

De acuerdo, solo habia vislumbrado su perfil, y no habia visto muy bien su cara, pero habia bastado. Era Sandy. ?Tenia que serlo! Y ?por que habria salido corriendo, si no era ella?

Siguio acelerando, la desesperacion anestesiaba el dolor. No podia haber ido tan lejos, tan lejos, maldita sea, para dejarla escapar asi de sus manos.

«?Donde estas?»

Un rayo de sol brillante le alcanzo directamente a los ojos, como el haz de luz de una linterna, un instante. El reflejo de un autobus avanzando por la calle, a no mas de cien metros de distancia. Entonces vio otro destello. Esta vez no era el sol.

Esquivo a un grupo de personas sonrientes a quienes estaban sacando una fotografia justo cuando se disparo el flash, cruzo un margen de hierba irregular y llego a una calle vacia con el bosque del parque a cada lado y un

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