– Sentado podra hacerlo mejor -sugirio la mujer.
– ?He dicho que puedo arreglarmelas! -le espeto, gritando.
A su alrededor, la gente alzo la vista desde sus asientos grises de plastico duro, sobresaltada. «No era inteligente -penso-. No era inteligente llamar la atencion.» Relleno el formulario deprisa y, luego, como para reparar el dano, junto a «Alergias» escribio «Dolor», con mucho ingenio, penso.
Pero la mujer no parecio fijarse cuando recogio el formulario.
– Por favor, sientese y una enfermera vendra a verle enseguida.
– ?Tres horas? – dijo el.
– Les dire que es urgente -dijo la mujer cansinamente.
Luego observo con cautela al hombre raro con el pelo castano largo y desgrenado, bigote y barba densos y gafas grandes con cristales oscuros, vestido con una camisa blanca sobre una camiseta de malla, pantalones anchos grises y sandalias; se dirigio a un asiento vacio, entre un hombre con el brazo lleno de sangre y una anciana con la cabeza vendada, y se sento. Entonces, la mujer descolgo el telefono.
El Multimillonario de Tiempo saco la Blackberry de su funda, que llevaba sujeta en el cinturon, pero antes de que tuviera tiempo de hacer nada, una sombra cayo delante de el. Una mujer morena de aspecto agradable de unos cincuenta anos, vestida de enfermera, estaba frente a el. La placa de su solapa decia «BARBARA LEACH. ENFERMERA DE URGENCIAS».
– ?Hola! -dijo jovialmente-. ?Me acompana?
Lo llevo a un pequeno cubiculo y le pidio que se sentara.
– ?Cual parece ser el problema?
El levanto la mano.
– Me hice dano trabajando en un coche.
– ?Cuando?
– El jueves por la tarde -dijo tras pensar un momento.
La mujer examino la mano detenidamente, le dio la vuelta y luego la comparo con la mano izquierda.
– Parece infectada -dijo-. ?Le han puesto la vacuna del tetanos recientemente?
– No me acuerdo.
La enfermera volvio a examinarle un rato, pensativamente.
– ?Trabajando en un coche? -dijo
– Un coche antiguo. Lo estoy restaurando.
– Ire a buscar a un medico para que le visite cuanto antes.
El regreso a su silla en la sala de espera y volvio a centrar la atencion en su Blackberry. Entro en internet, pulso en favoritos y accedio a Google.
Cuando se abrio la pagina, introdujo una orden de busqueda para «MG TF».
Era el coche que conducia Cleo Morey.
A pesar del dolor, a pesar de los pensamientos embotados, estaba elaborando un plan. Un plan bastante bueno.
– ?Soy un puto genio! -dijo en voz alta, incapaz de controlar su excitacion. Luego, de inmediato, se retrajo en su caparazon.
Estaba temblando.
La senal de que el Senor lo aprobaba.
Capitulo 65
Acortando a reganadientes sus preciosas horas en Munich, Grace logro embarcar en un vuelo anterior. El clima en Inglaterra habia cambiado drasticamente durante el dia y poco despues de las seis de la tarde, mientras iba a recoger el coche al aparcamiento de corto plazo de Heathrow, un gris que no auguraba nada bueno tino el cielo y se levanto un viento frio que salpico de lluvia el parabrisas.
Era la clase de viento que uno olvidaba que existia durante los largos dias de verano que habian tenido ultimamente, medito. Era como si la madre naturaleza les recordara con severidad que el verano no iba a durar mucho mas. Los dias ya se acortaban. Dentro de poco mas de un mes, llegaria el otono. Luego el invierno. Otro ano.
Alicaido y cansado, se pregunto que habia conseguido hoy, aparte de ganarse otro punto negativo en la lista de Alison Vosper. ?Algo mas?
Metio el tique en la maquina y la barrera se levanto. Incluso el sonido escandaloso del motor mientras aceleraba, que normalmente le gustaba escuchar, parecia desafinado esta tarde. No funcionaba con todos sus cilindros. Como su propietario.
Aclarate en Munich. Llamame cuando vuelvas.
Mientras se dirigia a una rotonda, tomando la direccion de la M25, coloco el telefono en el dispositivo del manos libres y marco el numero del movil de Cleo. Comenzo a sonar. Luego escucho su voz, arrastraba un poco las palabras, y costaba descifrarla con el barullo estentoreo de la musica de jazz que se oia de fondo.
– ?Eh! ?Comisario Grace! ?Donde estas?
– Saliendo de Heathrow. ?Y tu?
– Emborrachandome con mi hermana pequena, vamos por el tercer Sea Breeze… No… Lo siento… ?Rectifico! Vamos por el quinto, abajo en los Arches. Hace un viento horroroso, pero hay un grupo genial. ?Reunete con nosotras!
– Tengo que ir a la escena de un crimen. ?Despues?
– ?No creo que aguante consciente mucho tiempo!
– Entonces, ?hoy no estas de guardia?
– ?Tengo el dia libre!
– ?Puedo pasarme luego?
– No te garantizo que este despierta. Pero ?puedes intentarlo!
Cuando era nino, Church Road, en Hove, era el paramo apagado en el que se habia transformado Western Road, la calle comercial, bulliciosa y concurrida de Brighton, en algun punto al oeste del supermercado Waitrose. Habia repuntado bastante en los ultimos anos, con restaurantes de moda, ultramarinos y tiendas que exhibian productos que la gente menor de noventa anos quiza querria comprar realmente.
Como en la mayor parte de esta ciudad, muchos de los nombres conocidos de su pasado en Church Road, como el tendero Cullen, la farmacia Paris and Greening, los almacenes Hills de Hove y Plummer Roddis, habian desaparecido. Solo quedaban unos pocos. Uno era Forfars, la panaderia. Giro a la derecha poco despues de pasar por delante, subio por una calle de sentido unico, doblo a la derecha al final y luego otra vez a la derecha para acceder a Newman Villas.
Como ocurria con la mayoria de las areas residenciales de alquiler bajo de esta ciudad de paso, la calle era un desmadre de tablones de agencias de casas de alquiler. El numero 17 no era una excepcion. Un cartel de RAND & Co., expuesto en un lugar destacado, anunciaba un piso de dos habitaciones para alquilar. Justo unos centimetros debajo, un policia corpulento, con una tablilla sujetapapeles, estaba apostado delante de una barrera de cinta azul y blanca que acordonaba parte de la acera. Aparcados en la calle, habia varios automoviles conocidos. Grace vio el enorme trailer del centro de investigaciones, varios furgones y coches patrulla mas estacionados en doble fila, estrechando la ya angosta calle, y un grupo de reporteros, con el bueno de Kevin Spinella, observo, entre ellos.
Anonimo en su Alfa Romeo privado, condujo por delante de ellos y encontro un espacio junto a dos lineas amarillas a la vuelta de la esquina, otra vez en Church Road. Apago el motor y se quedo quieto un momento.
«Sandy.»
?Que hacia ahora? ?Esperar a ver si Kullen obtenia algo? ?Regresar a Munich y pasar mas tiempo alli? Le quedaban quince dias de vacaciones, Cleo y el habian hablado de ir juntos a algun sitio, tal vez ella le acompanara a un simposio de la policia en Nueva Orleans a finales de este mes. Pero en esos momentos, gran parte de el estaba desgarrado.