Richardson?
– Nick ha ido ahora a buscarla.
– Y es evidente que la senorita Harrington se resistio de lo lindo -anadio Duigan.
– El cuarto esta destrozado -dijo Grace.
– Nadiuska ha encontrado algo debajo de la una de un dedo gordo del pie. Un trocito minusculo de carne.
Grace noto una subida repentina de adrenalina.
– ?Carne humana?
– Es lo que cree.
– ?Pudo arrancarsela a su agresor en la pelea?
– Es posible.
Y, de repente, con la memoria bien aguzada ahora, Roy Grace recordo la herida que presentaba Brian Bishop en la mano. Recordo que habia estado desaparecido durante varias horas la tarde del viernes.
– Quiero un analisis de ADN -dijo-. Por la via rapida.
Hablo a la vez que utilizaba el movil.
Linda Buckley, la agente de Relaciones Familiares, contesto al segundo tono.
– ?Donde esta Bishop? -pregunto.
– Cenando con sus suegros. Ya han vuelto de Alicante -contesto.
Grace le pidio la direccion y luego llamo a Branson al movil.
– Eh, viejo, ?que pasa?
– ?Que estas haciendo?
– Me estoy comiendo unos canelones de verduras asquerosamente sanos de tu congelador, escuchando tu musica de mierda y viendo tu television antigua. Tio, ?como puede ser que no tengas una de pantalla ancha como el resto del planeta?
– Olvida todos tus problemas. Vas a salir a trabajar. -Grace le dio la direccion.
Capitulo 66
El tintineo de una cucharilla rompio fugazmente el silencio mientras Moira Denton removia el te en su taza de delicada porcelana fina. A Brian Bishop nunca le habia resultado facil llevarse bien con sus suegros. En parte, sabia que era porque el padre y la madre de Katie no se llevaban bien entre ellos. Recordo una cita que habia leido una vez y que hablaba de la gente que «llevaba una vida de desesperacion callada». Le parecio que nada, lamentablemente, podia describir mejor la relacion entre Frank y Moira Denton.
Frank era un emprendedor en serie -y un fracasado en serie-. Brian habia realizado una pequena inversion en su ultima empresa, una fabrica en Polonia que convertia el trigo en combustible biodiesel, mas por mostrar una prueba de solidaridad familiar que porque esperara realmente obtener beneficios, y menos mal, pues habia quebrado, igual que todas las operaciones que Frank habia puesto en marcha. Era un hombre alto de unos setenta y pocos anos, que solo habia empezado a aparentarlos recientemente, y tambien era un follador en serie. Llevaba el pelo largo y elegante, aunque debido al uso de algun tinte, ahora tenia un matiz naranja que le daba un aspecto bastante sucio. Ademas, su ojo izquierdo tenia un parpado perezoso, lo que hacia que pareciera que estaba permanentemente medio cerrado. En el pasado, a Brian le habia recordado a un pirata bribon y afable, aunque en estos momentos, sentado en silencio, encorvado hacia delante en su sillon en el minusculo horno que era su piso, sin afeitar, despeinado y vestido con una camisa blanca arrugada, parecia un anciano triste, andrajoso y roto. Su copa de brandy permanecia intacta al lado de una botella pequena y gruesa de Torres 10 Gran Reserva.
Moira estaba sentada frente a el al otro lado de una mesita de cafe de madera tallada, sobre la que descansaba el Argus de ayer con su lugubre titular. A diferencia de su marido, se habia esforzado por tener buen aspecto. A sus sesenta y cinco anos, era una mujer guapa y aun habria estado mejor si no hubiera permitido que la amargura surcara tanto su rostro. Su pelo negro tenido, enroscado en la parte superior de la cabeza, estaba pulcramente peinado; llevaba una camisa gris, ancha y sencilla, una falda plisada azul marino, zapatos negros planos y se habia maquillado.
En la television, con el sonido bajado, un alce corria por una pradera. Como los Denton vivian ahora casi todo el tiempo en su piso de Espana, les parecia que en Inglaterra, incluso en pleno verano, hacia un frio insoportable. Asi que ponian la calefaccion central del piso, proximo al paseo maritimo de Hove, varios grados por encima de los 26,5. Y con las ventanas cerradas.
Sentado en un sillon de velveton verde, Brian estaba sudando. Dio un sorbo a su tercera cerveza San Miguel, el estomago quejumbroso, a pesar de que Moira acababa de servirles la comida. Apenas habia tocado el pollo frio y la ensalada, ni tampoco los trozos de melocoton de lata del postre. Simplemente no tenia apetito. Y tampoco se sentia con animo para charlar demasiado. Desde que Brian habia llegado hacia un par de horas, los tres habian estado la mayor parte del tiempo en silencio. Habian hablado de si debian enterrar o incinerar a Katie. No era un tema que Brian hubiera tratado con su mujer, pero Moira insistio en que Katie hubiera querido que la incineraran.
Luego habian hablado de los preparativos del funeral, que tendria que esperar hasta que el juez les entregara el cadaver, que Frank y Moira habian visto ayer en el deposito. La conversacion los habia sumido a los dos en un mar de lagrimas.
Comprensiblemente, sus suegros estaban muy afectados por la muerte de Katie. Habia sido algo mas que su unica hija, habia sido lo unico realmente de valor en sus vidas, ademas del pegamento que los habia mantenido juntos. Una Navidad particularmente incomoda en que Moira bebio demasiado jerez, champan y luego Baileys, le habia confiado con aspereza a Brian que solo habia aceptado que Frank volviera tras sus aventuras por el bien de Katie.
– Te gusta esta cerveza, ?verdad, Brian? -le pregunto Frank.
Tenia un acento pijo, algo que habia trabajado para disimular sus raices obreras. Moira tambien tenia una voz afectada, salvo cuando bebia demasiado y recuperaba su acento originario de Lancashire.
– Si, sabe bien. Gracias.
– Eso es Espana, ?entiendes? ?Calidad! -Mas animado de repente por un momento, Frank Denton levanto una mano-. Es un pais muy subestimado, su comida, vinos, cervezas. Y los precios, por supuesto. Hay partes que estan sobreexplotadas, pero todavia es uno de los pocos paises donde se presentan grandes oportunidades si sabes lo que haces.
Pese al dolor del hombre, Brian percibio que el padre de Katie estaba a punto de soltarle un rollo de vendedor. Y asi fue.
– Alli los precios de las casas se duplican cada cinco anos, Brian. Lo inteligente es elegir el proximo momento adecuado. Los costes de construccion son baratos y son unos trabajadores la mar de eficaces, esos espanoles. He localizado una oportunidad realmente fantastica justo al otro lado de Alicante. Lo que yo te diga, Brian, es pan comido.
Lo ultimo que el queria o necesitaba en estos momentos era escuchar los detalles de otro mas de los planes de Frank, que sonaban plausibles pero que acababan siendo un fracaso estrepitoso. Era preferible el silencio miserable, al menos le habia permitido concentrarse en sus pensamientos.
Bebio otro trago de cerveza y se dio cuenta de que casi habia apurado el vaso. Debia tener cuidado, lo sabia, porque iba a conducir y no sabia como reaccionaria al percibir el olor del alcohol en su aliento la agente de Relaciones Familiares que le esperaba abajo en su coche, como un centinela.
– ?Que te ha pasado en la mano? -pregunto Moira de repente, mirando la venda nueva.
– Yo… Me di un golpe… Al salir del coche -dijo quitandole importancia.
Sono el timbre de la puerta.
Los Denton se miraron, luego Frank se puso de pie y salio al vestibulo arrastrando los pies.
– No esperamos a nadie -le dijo Moira a Brian.
Momentos despues, Frank regreso a la habitacion.
– La policia -dijo, y lanzo una mirada extrana a su yerno-. Estan subiendo.
Siguio mirando a Brian, como si algun pensamiento extrano hubiera penetrado en su cabeza mientras se