habia ausentado de la habitacion.

Brian se pregunto si la policia habia dicho algo mas que el anciano ocultaba.

Capitulo 67

En la sala de interrogatorio de testigos, Glenn Branson encendio las grabadoras de audio y video y anuncio con voz clara mientras se sentaba:

– Son las 21.09 de la noche, domingo, 6 de agosto. Comisario Grace y sargento Branson interrogando al senor Brian Bishop.

La central del Departamento de Investigacion Criminal estaba convirtiendose en un lugar cada vez mas deprimentemente familiar para Bishop. Subir las escaleras de la entrada, pasar por delante de la exposicion de porras de la policia en tablones de fieltro azules, luego atravesar los despachos abiertos y los pasillos de paredes color crema flanqueados de diagramas y entrar en esta sala minuscula con sus tres sillas rojas.

– Esto empieza a parecer Atrapado en el tiempo -dijo.

– Una peli genial -comento Branson-. La mejor de Bill Murray. Me gusto mas que Lost in translation.

Bishop habia visto Lost in translation y comenzaba a empatizar con el personaje que Murray interpretaba en esa pelicula, paseando insomne por un mundo desconocido. Pero no estaba de humor para ponerse a hablar de cine.

– ?Ya han acabado en mi casa? ?Cuando puedo volver?

– Me temo que todavia quedan unos dias -dijo Grace-. Gracias por venir. Le pido disculpas por trastocar su noche de domingo.

– Casi resulta gracioso -dijo Bishop mordazmente. Estuvo a punto de anadir, pero no lo hizo, que no le habia costado mucho trabajo escapar de la tortura lugubre de sus suegros y del discurso de Frank sobre su nueva empresa-. ?Que noticias tienen para mi?

– Me temo que no tenemos ninguna novedad en este punto, pero a lo largo de manana esperamos recibir los resultados de los analisis de ADN y entonces, tal vez, tengamos algo. Sin embargo, deseamos formularle algunas preguntas que han surgido a raiz de nuestras investigaciones, si le parece bien.

– Adelante.

Grace se fijo en la aparente irritabilidad de Bishop. Era un cambio importante respecto al estado triste y perdido de su ultimo interrogatorio. Pero tenia experiencia suficiente como para no extraer ninguna conclusion. La ira era uno de los estados naturales del dolor, y una persona afligida era capaz de atacar a cualquiera.

– ?Podria comenzar explicandonos, senor Bishop, la naturaleza de su negocio?

– Mi empresa proporciona sistemas logisticos. Disenamos el software, lo instalamos y lo ponemos en marcha. Nuestro negocio principal es el rostering.

– ?El rostering? -Grace vio que Branson tambien fruncia el ceno.

– Le pondre un ejemplo. Imaginemos que un avion que deberia salir de Gatwick sufre un retraso por algun motivo -mecanico, meteorologico, lo que sea- y no puede despegar hasta el dia siguiente. De repente, la compania aerea se topa con que tiene que encontrar alojamiento a trescientos cincuenta pasajeros. Tambien debe enfrentarse a una serie de problemas derivados otros aviones en lugares equivocados, los horarios de la tripulacion trastocados, ya que algunos empleados trabajaran mas horas de las permitidas, comidas; compensaciones, pasajeros a quienes hay que recolocar en otros vuelos para llegar a sus conexiones. Todo ese tipo de cosas.

– Entonces, ?es usted informatico?

– Yo soy empresario. Pero si, tengo conocimientos solidos de informatica. Soy licenciado en ciencias cognitivas por la Universidad de Sussex.

– Tiene exito, imagino.

– El ano pasado salimos en la lista del Sunday Times de las cien empresas de mayor crecimiento en el Reino Unido -dijo Bishop. Habia un rastro de orgullo tras su melancolia.

– Espero que todo esto no tenga un impacto negativo sobre usted.

– Lo cierto es que ya no importa, ?verdad? -dijo con tono sombrio-. Todo lo que hice fue por Katie. Yo… -Se le entrecorto la voz. Luego, de repente, en un arranque de furia, grito-: Por favor, cojan a ese cabron. ?Ese canalla! Ese maldito… -Rompio a llorar.

Grace espero unos momentos, luego pregunto:

– ?Quiere beber algo?

Bishop nego con la cabeza, sollozando.

Grace espero un poco mas hasta que el hombre por fin se calmo.

– Lo siento -dijo Bishop, secandose los ojos.

– No tiene que disculparse, senor. -Grace le dio algo mas de tiempo, luego le pregunto-: ?Como describiria la relacion con su esposa?

– Nos queriamos. Era buena. Creo que nos complementamos… -Callo, luego rectifico apesadumbrado-. Nos complementabamos.

– ?Habian discutido ultimamente?

– No, puedo responderle sinceramente que no.

– ?Su mujer estaba inquieta por algo? ?Le preocupaba algo?

– ?Aparte de fundir las tarjetas de credito?

Tanto Grace como Branson esbozaron una sonrisa, inseguros de si se trataba de un intento pobre de hacer una broma.

– ?Puede contarnos lo que ha hecho en el dia de hoy, senor? -dijo Grace, cambiando de tactica.

Bishop bajo el panuelo.

– ?Que he hecho hoy?

– Si.

– He pasado la manana intentando ocuparme de mis e-mails. He llamado a mi secretaria, para repasar una serie de reuniones que necesitaba que me cancelara. Tenia planeado volar a Estados Unidos el miercoles, para ver a un posible cliente en Houston y le he pedido que lo anulara. Luego he almorzado con un amigo mio y su mujer… He ido a su casa.

– ?Podrian confirmarlo?

– ?Dios mio! ?Si!

– Se ha vendado la mano.

– La mujer de mi amigo es enfermera, ha pensado que debia taparmela. -Bishop meneo la cabeza con incredulidad-. ?Que es esto? ?Hemos vuelto a la inquisicion?

Branson levanto las dos manos.

– Solo nos preocupa su bienestar, senor. La gente que se encuentra en un estado de afliccion puede pasar por alto ciertas cosas. Eso es todo.

A Grace le habria encantado decirle a Bishop en este momento que el taxista, en cuyo taxi afirmaba haberse lastimado la mano, se acordaba perfectamente de Bishop, pero que no recordaba en absoluto que se hubiera hecho dano. Pero no queria gastar todos los cartuchos tan pronto.

– Solo un par de preguntas mas, senor Bishop, y podremos terminar. -Sonrio, pero solo recibio una mirada inexpresiva a cambio.

– ?Le dice algo el nombre de Sophie Harrington?

– ?Sophie Harrington?

– Una joven que vive en Brighton y trabaja en Londres para una productora de cine.

– ?Sophie Harrington? No -contesto decididamente-. No me recuerda a nadie.

– ?Nunca ha oido hablar de esta joven? -insistio Grace.

Tanto Grace como Branson registraron la vacilacion de Bishop.

– No.

El hombre estaba mintiendo. Grace lo sabia. El vaiven de sus ojos hacia el modo «construccion» habia sido inequivoco. Dos veces.

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