– No pasa nada. Estos asesinatos son mucho mas importantes que unas gambas. Pero ?ya puedes darte prisa cuando vuelvas!
– Seguramente ya habre comido, me zampare algo en el coche.
– ?No estaba hablando de comida!
Grace le lanzo un beso.
– ?Diez mas! -contesto ella.
Mientras colgaba, sonrio, aliviado de que Cleo pareciera haber olvidado su viaje a Munich, al menos de momento.
Pero ?y el?
Eso dependeria, lo sabia, de si las pesquisas de Marcel Kullen aportaban alguna pista. Y, de repente, por primera vez, se descubrio deseando -casi- que no encontrara ninguna.
Capitulo 97
Insolitamente, no habia sitio para aparcar en la calle de delante de la verja de su casa, asi que Cleo tuvo que dar vueltas para encontrar uno. Guardando una distancia de seguridad detras de ella, el Multimillonario de Tiempo observo que la parte trasera del MG azul desaparecia al doblar una esquina, el intermitente derecho parpadeando. Entonces sonrio.
Mando un mensaje breve y rapido a Dios para darle las gracias.
?Esta calle era mucho mejor! Paredes altas sin ventanas a la derecha. La pared escarpada de un acantilado de ladrillo rojo. A la izquierda, a lo largo de toda la calle, habia una valla azul de una obra, con verjas cerradas con candado. Encima habia un dibujo de tres metros de la urbanizacion terminada -un complejo de pisos y tiendas elegantes- con el siguiente letrero:
LAINE WEST.
MAS QUE UNA VIVIENDA:
?UN ESTILO DE VIDA ECOLOGICO Y URBANO!
Cleo habia encontrado un sitio y estaba estacionando marcha atras. ?Fantastico!
Fijo la atencion en las luces de freno. Cuanto mas tiempo las miraba, mas brillantes le parecian. ?Rojo para el peligro, rojo para la suerte, rojo para el sexo! Le gustaban las luces de freno; las contemplaba igual que muchas personas se quedaban mirando una hoguera. Y lo sabia todo sobre las del coche de Cleo Morey. El tamano de la bombilla; la potencia; como se cambiaban; como estaban conectadas a la instalacion electrica del vehiculo; como se activaban. Lo sabia todo sobre su coche. Habia estado toda la noche leyendo el manual de taller y tambien navegando por la red. Eso era lo bueno de internet. No importaba que hora del dia o de la noche fuera, siempre encontrabas a algun chalado triste que podia contarte mas cosas sobre el mecanismo de apertura de las puertas de un MG TF 160 del 2005 que el propio fabricante.
?Cleo habia bajado del coche! Llevaba unos vaqueros que acababan en las pantorrillas. Zapatillas rosas. Una camiseta blanca. Saco tres bolsas de Sainsbury's del maletero y se colgo la tira de su bolso grande de lona en el hombro.
El Multimillonario de Tiempo paso por delante de ella y giro a la derecha. Luego otra vez a la derecha. Se acerco a la parte delantera de su edificio. La vio delante de la verja, intentando torpemente un acto de equilibrio para sujetar las bolsas de supermercado e introducir el numero en el panel. Entonces entro y la verja se cerro tras ella con un ruido metalico.
Esperaba que no volviera a salir esta noche. Tendria que arriesgarse. Pero, naturalmente, contaba con la ayuda de Dios.
Realizo una vuelta completa mas, para asegurarse de que Cleo no habia olvidado algo en el coche y corria a buscarlo. Las mujeres hacian esas cosas, lo sabia.
Al cabo de diez minutos, decidio que era seguro. Bloqueando la calle momentaneamente, aunque no venia nadie, aparco el Prius en doble fila junto a un Volvo lleno de polvo y cubierto de excrementos de pajaro que parecia no haberse movido en mucho tiempo. Entonces abrio el MG, lo saco de su sitio, tambien lo aparco en doble fila un instante, se subio al Prius y lo deslizo en el espacio ahora vacio, entre el Volvo y un Renault pequeno.
Trabajo hecho.
La primera parte.
Era una pena que el MG tuviera puesta la cubierta dura, penso mientras se dirigia hacia su garaje. Habria sido agradable conducir esta noche con el coche descapotado.
Capitulo 98
En cuanto acabo la reunion de las seis y media, Grace cogio las llaves del coche que Tony Case habia dispuesto para el y, con Glenn Branson a la zaga, bajo apresuradamente al aparcamiento subterraneo del edificio.
– ?Dejame llevarlo a mi, tio!
– Ya sabes que tu manera de conducir me da miedo -contesto Grace-. De hecho, voy a expresarlo de otra forma: tu manera de conducir me pone los pelos de punta.
– ?Ah, si? -dijo Branson-. Tiene gracia que lo digas tu, porque tu manera de conducir da pena. Conduces como una nenaza. No, en realidad no. Conduces como un pobre viejecito, ?que es lo que eres!
– ?Y tu acabas de suspender el examen de conduccion avanzada de la policia!
– El examinador era idiota. Mi instructor me dijo que tenia una aptitud natural para las persecuciones a gran velocidad. ?Conduzco que flipas!
– Tendrian que internarte en un psiquiatrico segun la Ley de enfermedades mentales.
– ?Mamon!
Grace le lanzo las llaves mientras se acercaban al Mondeo camuflado.
– Pero no intentes impresionarme.
– ?Has visto
– Que nombre mas estupido para un actor.
– ?Si? Bueno, a el tampoco le mata el tuyo.
Grace no estaba seguro de que aberracion mental le habia impulsado de repente a darle las llaves a su amigo. Quizas esperaba que si Glenn se concentraba en conducir, se ahorraria un debate interminable -o mas bien un monologo- sobre todo lo que andaba mal en su matrimonio, una vez mas. Habia soportado el analisis de su amigo durantes tres horas la noche anterior, despues de que volvieran a casa tras interrogar a Bishop. La botella de Glenfiddich, que se pulieron entre los dos, solamente habia logrado mitigar el dolor en parte. Luego, esta manana, todavia muy temprano, habia tenido que escuchar a Glenn de nuevo, mientras se afeitaba y vestia, y luego otra vez mientras desayunaban cereales, con el anadido negativo de una ligera resaca.
Para su alivio, Branson condujo con sensatez, salvo en un tramo, cerca de Handcross, donde puso el coche a 210 kilometros por hora, en especial para que Grace comprobara sus aptitudes en dos curvas cerradas de subida.
– La clave es posicionarse en la carretera y equilibrar el acelerador, viejo -dijo su amigo.
Desde donde estaba sentado Grace, con el estomago en la boca, la clave era mas bien no empotrarse contra los arboles robustos que flanqueaban ambas curvas. Entonces llegaron a la autopista M23 y las advertencias reiteradas de Grace sobre los radares y la policia de trafico, a la que nada gustaba mas que multar a otros policias, surtieron cierto efecto.
Asi que Branson aminoro la marcha e intento llamar a casa con el manos libres de su movil.
– ?Zorra! -dijo-. No me lo coge. Tengo derecho a hablar con mis hijos, ?no?