– ?Alguna vez contrato un seguro de vida para el?

– Estamos adentrandonos en el terreno del secreto profesional, caballeros.

– Comprendo -dijo Grace-. Hay una pregunta que me gustaria formularle; si no quiere contestarla, no pasa nada. ?Alguna vez contrato un seguro de vida para la esposa de Brian Bishop?

– Puedo contestarle con un no rotundo.

– Gracias.

– ?Es correcto, senor Taylor, que usted y el senor Bishop cenaron aqui, en este restaurante la semana pasada, el jueves, 3 de agosto? -continuo Grace.

– Si, es correcto. -Ahora se puso un poco a la defensiva.

– ?Viene aqui a menudo? -pregunto Branson.

– Si. Me gusta reunirme aqui con mis clientes.

– ?Recuerda a que hora se marcho del restaurante, aproximadamente?

– Mejor -dijo Phil Taylor, un poco petulante.

Saco su cartera de la chaqueta, que descansaba a su lado en el banco, hurgo dentro y extrajo el recibo de la tarjeta de credito para la cena en el restaurante.

Grace lo miro. Bishop no habia mentido, penso cuando vio las bebidas que habian consumido los dos hombres. Dos mojitos. Dos botellas de vino. Cuatro copas de brandy.

– ?Parece que pasaron una buena noche! -dijo.

Tambien se fijo en que los precios no eran mas altos que en los restaurantes buenos de Brighton. Podia permitirse traer a Cleo. A ella le encantaria.

– Asi es, si.

Grace hizo un calculo mental. Suponiendo que los dos hombres hubieran bebido mas o menos igual, Bishop habria sobrepasado bastante el limite para conducir cuando se marcho del restaurante. ?Pudo la bebida provocar que se enfureciera por la infidelidad de su esposa? ?Y envalentonarlo para conducir de manera temeraria? Entonces, examinando detenidamente el recibo, encontro lo que estaba buscando en la esquina superior derecha: HORA: 22.54.

– ?Como vio a Brian Bishop el jueves pasado por la noche? -pregunto Grace a Phil Taylor.

– Estaba de muy buen humor. Muy alegre. Fue una buena compania. Tenia un partido de golf en Brighton a la manana siguiente, asi que no queria llegar tarde, ni beber demasiado, pero, aun asi, ?lo pasamos bien!

Se rio.

– ?Recuerda cuanto tardaron en irse despues de pedir la cuenta?

– De inmediato. Vi que Brian estaba impaciente por llegar a casa. Tenia que levantarse temprano por la manana.

– ?Y cogio un taxi?

– Si. El portero, John, paro uno. Le deje coger el primero.

– Y eran las once mas o menos.

– Mas o menos, si. No sabria decirle exactamente. Quizas unos minutos antes.

Grace pago la factura de las bebidas, luego dieron las gracias al hombre y se marcharon. Mientras doblaban la esquina de Arlington Street, Grace guardo silencio, estaba haciendo unos calculos aritmeticos mentales. Entonces, cuando llegaron al Mondeo, le dio una palmadita a Branson en la espalda.

– ?A todo el mundo le llega su momento de gloria!

– ?Que quieres decir con eso, si se puede saber?

– De repente, amigo mio, ?los astros se han alineado a tu favor!

– Lo siento, viejo, ?no te sigo!

– Tus aptitudes para conducir. Voy a darte la oportunidad de demostrarlas. Primero vas a conducir, a una velocidad legal y constante, hasta el piso de Bishop en Notting Hill. Y de ahi, ?conduciras como un bolido! Vamos a ver lo deprisa que pudo hacer Bishop ese viaje.

El sargento esbozo una sonrisa radiante.

Capitulo 99

Pero bueno, ?que cono estaba pasando? Ayer en Brighton tirabas una piedra en cualquier direccion y le dabas a un MG TF. Ahora no se veia ninguno en toda la ciudad.

Skunk miro enfadado por el parabrisas del pequeno Peugeot de la madre de Beth.

– ?Haz que me corra! -dijo Beth.

– Vete a la mierda -dijo el-. Encuentrame un puto MG.

Mujeres. ?Joder!

Eran las 10.30. Habian hecho la ronda por todos los aparcamientos habituales. Nada. En cualquier caso, nada que se correspondiera con las especificaciones de Barry Spiker, y despues de la ultima experiencia con el traficante de coches, no iba a repetir el error de llevarse el modelo equivocado. Un MG TF 160. Azul. Ya estaba. No podia ser mas claro.

Estaba supernervioso. Necesitaba caballo ya. Lo habia arreglado todo hacia dos horas. El agente Packer estuvo de acuerdo: cogeria el coche y se lo llevaria a Spiker, y Packer esperaria a que el se marchara con la pasta. Lo habian organizado todo. Packer le pagaria manana. Compraria el caballo esta noche con el dinero de Spiker.

Ahora venia el problema. No habia MG TF 160 azules en ninguna parte. Ni uno. Era como si los hubieran borrado del planeta.

Se dirigian hacia Shirley Drive, una de las arterias principales y mas elegantes de Hove. Por ella corria la pasta gansa en lugar de sangre. Casas pijas, coches vistosos en las entradas de las residencias. Todo lo que uno imaginaba que querria comprarse si le tocaba la loteria. BMW, Mercedes, Porsches, Bentleys, Ferraris, Range Rovers, de todo. Coches caros y relucientes hasta donde alcanzaban la vista y las tarjetas de credito.

– Gira a la derecha -le ordeno.

– ?Al menos meteme los dedos!

– Estoy ocupado, trabajando.

– ?No deberias estar en el despacho hasta tan tarde! -le reprendio ella.

– ?Ah, no? Se me ocurre una idea: encuentrame ese MG y te follare toda la noche. Pillare algo para los dos.

Bethany se inclino y le dio un beso. El aro de su lengua le hizo cosquillas en la mejilla.

– Sabes que te adoro, ?verdad?

Skunk la miro. Era bastante guapa desde algunos angulos, con su nariz chata y el pelo corto negro. Algo broto muy dentro de el. Algo que no habia sentido nunca durante todos sus anos de infancia de mierda y que ahora no sabia como gestionar. Respiro hondo, conteniendo las lagrimas.

– ?Sabes, Beth? Eres lo unico bueno que me ha pasado en la vida. -Se encogio de hombros-. Lo digo en serio. Quiero que lo sepas. Ahora cierra el pico y conduce. Tenemos trabajo.

Y, entonces, al doblar a la derecha, se inclino hacia delante de repente, emocionado. El cinturon le tiro bruscamente hacia atras.

– ?Acelera! ?Deprisa!

Bethany subio la marcha y el Peugeot avanzo deprisa, pasando por delante de las casas elegantes de Onslow Road, acercandose a las luces traseras que tenian enfrente. Pronto alcanzaron al MG, que esperaba un hueco en el trafico para girar en Dyke Road.

Skunk miro hacia delante, los faros le proporcionaban una vista clara del pequeno MG. Era un TF 160, azul oscuro, con una cubierta dura azul. Le desconcertaba que el conductor llevara puesta la cubierta con este magnifico clima veraniego, pero no era problema suyo. Y Spiker estaria encantado, sin duda. La cubierta seria un plus anadido.

El MG arranco.

– ?Siguelo! Que no nos vea, pero ?no lo pierdas!

– ?Que pasa, osito? -«Osito» era el apodo que le habia puesto Beth, porque no le gustaba llamarlo

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