– Tienes derecho a estar en tu casa -le recordo Grace.

– Tal vez podrias decirselo tu. Ya sabes, darle el punto de vista oficial de la policia.

Grace nego con la cabeza.

– Te ayudare en todo lo que pueda, pero no te hare el trabajo sucio.

– Si, tienes razon. Ha sido un error pedirtelo. Lo siento.

– ?Que ha pasado con el caballo?

– Bueno, volvio a mencionarlo cuando hablamos. Ha decidido que quiere intentar participar en concursos hipicos. Eso es mucha pasta.

Grace decidio, en su fuero interno, que Ari necesitaba ir al psicologo.

– Creo que tendriais que hacer terapia de pareja -dijo.

– Ya me lo dijiste.

– ?Ah, si?

– Como a las dos de la madrugada de ayer. Y antes de ayer. Te repites, viejo. El alzheimer empieza a aparecer.

– ?Sabes cual es tu problema? -dijo Grace.

– ?Aparte de ser negro? ?Calvo? ?De tener unos origenes humildes?

– Si, aparte de todo eso.

– No, dimelo tu.

– La falta de respeto hacia tus iguales.

Branson saco una mano del volante y la levanto.

– ?Respeto! -dijo con deferencia.

– Eso esta mejor.

Poco despues de las nueve, Branson aparco el Mondeo sobre una linea amarilla en Arlington Street, justo pasado el Hotel Ritz y enfrente del restaurante Caprice.

– Bonitas ruedas -dijo al pasar por delante de un Ferrari mientras subian la calle-. Tienes que comprarte uno. Mejor que ese Alfa Romeo de mierda en que te paseas. Seria bueno para tu imagen.

– Si. Lastima que exista un pequeno problema de unas cien mil libras, mas o menos, que me separan de un coche asi -dijo Grace-. Y como tengo que cargar contigo en mi equipo, mis opciones de conseguir un aumento de sueldo de esa magnitud son algo escasas.

Al final de la calle, doblaron una esquina y accedieron a Piccadilly. Justo a su derecha vieron un edificio magnifico e imponente, pintado de negro y oro. Sus ventanas enormes y arqueadas estaban muy iluminadas y el interior parecia un hervidero de gente. Un cartel elegante en la pared anunciaba: THE WOLSELEY.

Un portero con librea y con sombrero de copa los recibio efusivamente.

– ?Buenas noches, caballeros! -dijo con un suave acento irlandes.

– ?El restaurante Wolseley? -pregunto Grace, que se sentia un poco fuera de lugar aqui.

– ?Por supuesto! ?Un placer recibirles! -Les abrio la puerta y les indico que pasaran.

Grace entro, seguido de Branson. Un pequeno grupo de gente se apinaba en el mostrador de recepcion. Un camarero paso deprisa con una bandeja cargada de cocteles hacia un salon abarrotado y enorme, con techos abovedados y galerias, decorado con elegancia en blanco y negro. Habia un murmullo ruidoso. Miro a su alrededor un momento. El lugar tenia un esplendor antiguo de la Belle Epoque, pero al mismo tiempo parecia sumamente moderno. Los camareros iban vestidos de negro y la mayoria de la clientela parecia gente moderna. Decidio que a Cleo le gustaria este sitio. Quiza la llevara un dia a pasar la noche a Londres y la trajera aqui. Aunque penso que primero deberia mirar los precios.

Una joven recepcionista les sonrio; luego un hombre pelirrojo con el pelo largo y peinado a la moda los saludo.

– Buenas noches, caballeros. ?En que puedo ayudarles?

– Hemos quedado con el senor Taylor.

– ?El senor Phil Taylor?

– Si.

El hombre senalo la zona del bar, en un lateral.

– Esta alli, caballeros, ?la primera mesa a la derecha! ?Les acompanaremos!

Al entrar en el bar, Grace vio a un tipo de cuarenta y pocos anos, con un polo amarillo y pantalones de sport azules, que lo miraba con expectacion.

– ?El senor Taylor?

– ?El mismo! -Se incorporo a medias-. ?El comisario Grace? -Tenia un marcado acento de Yorkshire.

– Si. Y el sargento Branson.

Grace lo examino fugazmente, formandose una opinion sobre el a partir de la primera impresion. Estaba relajado y tenia un aspecto sano, con un ligero sobrepeso, un rostro franco y agradable, la nariz quemada por el sol, el cabello ralo y los ojos despiertos y muy entusiastas. Este hombre no tenia ni un pelo de tonto, penso Grace al instante. Las llaves de un coche, con el emblema de Ferrari en el llavero, descansaban sobre la mesa delante de el, junto a un vaso alto que contenia un coctel transparente con una hoja de menta dentro.

– Es un placer conocerles, caballeros. Tomen asiento. ?Les pido algo de beber? Puedo recomendarles los mojitos, son excelentes. -Agito la mano para llamar al camarero.

– Yo tengo que conducir. Bebere una Coca-Cola Light -dijo Branson.

– Yo tomare lo mismo -dijo Grace, aunque, como todavia tenia que enfrentarse a la pesadilla de Branson conduciendo de vuelta a Brighton, podria haberse tomado una pinta de whisky de malta tranquilamente-. Nosotros pagaremos, senor. Ha sido muy amable al reunirse con nosotros avisandole con tan poco tiempo -comenzo diciendo Grace.

– Ningun problema. ?En que puedo ayudarles?

– ?Puedo preguntarle cuanto tiempo hace que conoce a Brian Bishop? -dijo Branson, dejando su libreta sobre la mesa.

Grace observo el movimiento de los ojos del hombre, mientras pensaba.

– Unos seis anos… Si. Casi seis anos.

Branson lo anoto.

– ?Van a leerme mis derechos? -pregunto Phil Taylor, medio en broma.

– No -contesto Branson-. Solo estamos aqui para intentar confirmar algunas horas con usted.

– Ya se las di a uno de sus agentes ayer. ?Que problema hay exactamente? ?Brian esta en apuros?

– Preferimos no decir demasiado en estos momentos -contesto Grace.

– ?Como lo conocio? -pregunto Branson.

– En una reunion del P1.

– ?El P1?

– Es un club para amantes de los coches dirigido por Damon Hill, el piloto de carreras, ex campeon del mundo. Pagas una suscripcion anual y puedes utilizar distintos coches deportivos. Nos conocimos en uno de sus cocteles.

Mirando el llavero, Glenn Branson pregunto:

– ?Es suyo ese Ferrari? ?El que esta en la esquina de Arlington Street?

– ?El 430? Si… Pero no es mio.

– Es bonito -dijo Branson-. Buen motor.

– ?Aun seria mas bonito sin todos esos radares suyos!

– ?Podria hablarnos un poco sobre usted, senor Taylor? -pregunto Grace, sin morder el anzuelo.

– ?Sobre mi? Me saque el titulo de contador publico, luego trabaje quince anos en Hacienda, la mayor parte del tiempo en el equipo de inspecciones especiales. Investigaba fraudes fiscales, principalmente. Gracias a eso vi el dinero que ganaban los asesores financieros independientes. Asi que decidi dedicarme a eso y funde Taylor Financing Planning. Todo me marcha sobre ruedas. Conoci a Brian poco despues de empezar y se convirtio en uno de mis primeros clientes.

– ?Como describiria al senor Bishop? -pregunto Branson.

– ?Que como le describiria? Es un fuera de serie. Uno de los mejores. -Se quedo pensando unos momentos-. Muy integro, inteligente, formal, eficiente.

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