Smythe-Smith sin su hermano. La unica razon por la que habia querido que fuera era para verlo sufrir, y estaba convencida de que se le ocurririan otros medios para lograr ese objetivo. Ademas, si a Winston lo obligaban a quedarse quieto durante la actuacion, seguramente se dedicaria a atormentarla todo el rato. El ano pasado le hundio un dedo en el costado derecho, y el anterior…
Bueno, bastara con decir que la venganza de Olivia incluyo un huevo viejo
Asi que, en realidad, lo mejor era que Winston no acudiese al recital. En cualquier caso, ella tenia problemas mucho mas apremiantes que su hermano gemelo.
Con el ceno fruncido, devolvio la atencion a la ventana de su dormitorio. Naturalmente, estaba cerrada; no hacia tan buen dia como para dejar que entrara el aire fresco. Pero las cortinas estaban recogidas, y el cristal transparente la atraia y desafiaba. Desde su ventajosa posicion, en el lado opuesto del cuarto, solo podia ver el ladrillo de la fachada de sir Harry y tal vez una porcion del cristal de otra ventana (no la de su estudio). Si giraba un poco el cuerpo. Y si no le deslumbraba la luz.
Entorno los ojos.
Desplazo rapidamente su silla un poco a la derecha, intentando esquivar el resplandor.
Alargo el cuello.
Entonces, antes de que tuviera ocasion de cambiar de parecer, volvio a tirarse al suelo, usando el pie izquierdo para cerrar la puerta de su habitacion de una patada. Lo ultimo que necesitaba era que Winston la pillara de nuevo a cuatro patas.
Avanzo muy lentamente, preguntandose que demonios estaba haciendo; ?de veras se levantaria como si nada al llegar a la ventana, como diciendo «me he caido pero aqui estoy»?
?Oh, eso si que era sensato!
Y entonces se le ocurrio que, presa del panico, se habia olvidado por completo de que el estaria preguntandose por que se habia caido ella al suelo. La habia visto (de eso estaba segura) y luego se habia caido.
Se habia caido. No se habia girado ni se habia ido, sino que se habia caido. Como una piedra.
?Estaria ahora con la vista clavada en su ventana, preguntandose que le habia pasado? ?Creeria que estaba enferma? ?Vendria incluso a su casa para interesarse por su estado?
A Olivia se le acelero el pulso. El bochorno seria insondable. Winston no pararia de reirse en una semana.
No, no, se tranquilizo a si misma, no creeria que estaba enferma. Solo que era una patosa. Una patosa, sin mas. Lo que significaba que era preciso que se levantara, que se pusiera de nuevo de pie y se dejara ver caminando por la habitacion en perfecto estado.
Y tal vez deberia saludar con la mano, puesto que ella sabia que el sabia que ella sabia que el la habia visto.
Hizo una pausa, dandole vueltas a este ultimo pensamiento. ?Era ese el numero correcto de «sabias»?
Es mas, esa era la primera vez que el la habia detectado junto a la ventana. No tenia ni idea de que ella llevaba cinco dias observandolo; de eso estaba segura. Asi que, en realidad, sir Harry no tendria motivo de sospecha alguno. Estaban en Londres, ?por el amor de Dios! La ciudad mas populosa de Gran Bretana. Las personas se veian unas a otras de ventana a ventana constantemente. Lo unico sospechoso del encuentro era que ella habia actuado como una absoluta idiota y no lo habia saludado.
Era preciso que saludara. Era preciso que sonriera y saludara con la mano como diciendo: «?Que divertido es todo esto, eh?».
Sabia hacer eso. Algunas veces tenia la sensacion de que su vida entera consistia en sonreir y saludar y fingir que todo era muy divertido. Sabia como comportarse en cualquier situacion social, ?y que era eso sino una situacion social, aunque inusitada?
Olivia Bevelstoke se desenvolvia de maravilla en situaciones asi.
Repto hasta un lateral de la habitacion para poder ponerse de pie fuera del campo de vision de sir Harry. Entonces, como si tal cosa, se acerco tranquilamente hasta la ventana, en sentido paralelo a la fachada, visiblemente concentrada en algo que tenia frente a ella, porque eso es lo que haria en su alcoba en circunstancias normales.
Entonces, justo en el momento adecuado, miraria hacia un lado, como si hubiese oido piar a un pajaro o quizas una ardilla, y miraria casualmente por la ventana, porque eso es lo que haria en semejante situacion, y entonces, cuando ella vislumbrase a su vecino, esbozaria una sonrisa a modo de reconocimiento. Sus ojos reflejarian una pizca de interes casi imperceptible y saludaria con la mano.
Cosa que hizo. A la perfeccion. Con la persona equivocada.
Y ahora el mayordomo de sir Harry pensaria que era una imbecil redomada.
Capitulo 3
Mozart, Mozart, Bach (el mayor de los hermanos), mas Mozart. Olivia echo un vistazo al programa del recital anual de las Smythe-Smith, manoseando distraidamente una esquina hasta ablandarla y deformarla. Todo parecia igual que el ano anterior, salvo por la chica del chelo, aparentemente nueva. Curioso. Se mordio el interior del labio mientras pensaba en esto. ?Cuantas primas podia haber en la familia Smythe-Smith? Segun Philomena, que se habia enterado por su hermana mayor, el cuarteto de cuerda formado por las Smythe-Smith tocaba todos los anos desde 1807. Y, sin embargo, las chicas que tocaban nunca pasaban de los 20 anos; era como si siempre hubiese otra esperando entre bastidores.
?Pobrecillas! Olivia dedujo que obligaban a todas a dedicarse a la musica, les gustase o no. No era conveniente que se quedaran sin violonchelistas, y eso que dos de las chicas apenas parecian lo bastante fuertes para levantar sus violines.
Instrumentos musicales que me gustaria tocar, si tuviese talento,
por lady Olivia Bevelstoke:
flauta,
flautin,
tuba.
De vez en cuando era bueno elegir lo mas inesperado y una tuba bien podria hacer las veces de arma.
Los instrumentos musicales que con bastante seguridad
En cierta ocasion habia intentado tocar el violin, y su madre ordeno que se lo llevaran de casa.
Pensandolo bien, tambien era raro que le pidieran a Olivia que cantase.
?Oh, bueno, suponia que tenia otros talentos! Podia pintar una acuarela mas que pasable y pocas veces se quedaba en blanco en una conversacion. Y si no tenia talento para la musica, por lo menos nadie la obligaba a subirse a un escenario una vez al ano para aporrear los oidos de los incautos.
O no tan incautos. Olivia miro alrededor de la sala. Reconocio a casi todo el mundo; seguramente todos sabian a lo que iban. El recital de las Smythe-Smith se habia convertido en un rito de paso. Habia que ir porque…
?Vaya! Esa si que era una buena pregunta. Tal vez imposible de contestar.
Olivia volvio a bajar la mirada hacia su programa, aunque ya lo habia leido tres veces. La tarjeta era de color crema, de un tono que parecia difuminarse con la seda amarilla de su falda. Habia querido ponerse su nuevo vestido de terciopelo azul, pero entonces habia pensado que un color mas alegre podria ser mas util. Alegre y