Sir Harry habria respondido con algo mas que un asentimiento de cabeza, solo que estaba tramando el fallecimiento inminente del senor Grey.

– Les contare nuestra sorpresa -dijo emocionada la senora Smyhte-Smith-. Quiero que sean los primeros en saberlo. ?Habra baile! ?Esta noche!

– ?Baile? -repitio Harry, cuya sorpresa casi lo empujo a decir incoherencias-. Mmm… ?tocara Viola?

– ?Claro que no! No quisiera que se perdiera el baile. Pero da la casualidad de que contamos con otros musicos aficionados entre el publico, y la espontaneidad es sumamente divertida ?no creen?

Para Harry la espontaneidad era tan indeseada como las visitas al dentista. De lo que si tenia una excelente opinion, sin embargo, era de la venganza rastrera.

– A mi primo -dijo con gran sentimiento- le encanta bailar.

– ?Le gusta? -La senora Smythe-Smith se dirigio a Sebastian con regocijo-: ?Le gusta, senor Grey?

– Si -respondio Sebastian, tal vez con un poco mas de tension de la necesaria, teniendo en cuenta que no era mentira; le gustaba bailar, mucho mas de lo que le habia gustado nunca a Harry.

La senora Smythe-Smith miro a Sebastian con beatifica expectacion. Harry los miro a ambos con complacida expectacion; le encantaban los finales felices. Sobre todo cuando la balanza se inclinaba a su favor.

Consciente de que Harry habia jugado mejor sus cartas, Sebastian le dijo a la senora Smyhte-Smith:

– Espero que su hija se reserve el primer baile para mi.

– Sera un honor para ella hacerlo -dijo la senora Smyhte-Smith, juntando alegremente las manos-. Si me disculpan, debo ocuparme de que empiece la musica.

Sebastian espero a que ella se mezclara entre el publico y entonces dijo:

– Esta me la pagaras.

– No, creo que ahora estamos en paz.

– Bueno, en cualquier caso tu tambien tendras que quedarte aqui conmigo -repuso Sebastian-. A menos que quieras ir andando a casa.

Harry habria contemplado esa posibilidad, si no estuviese lloviendo a cantaros.

– Te esperare encantado -le dijo, con toda la alegria del mundo.

– ?Vaya, mira! -exclamo Sebastian en un tono de sorpresa evidentemente falso-. Lady Olivia esta justo ahi. ?Apuesto a que le gusta bailar!

«?A que no!», penso en decirle Harry, pero ?para que, realmente? Sabia que su primo se apostaria cualquier cosa.

– ?Lady Olivia! -grito Sebastian.

La dama en cuestion se giro y hubiera sido imposible esquivarlos porque Sebastian se abrio paso entre el publico para llegar hasta ella. Tampoco Harry supo encontrar el modo de evitar el encuentro, aunque no queria darle a Olivia esa satisfaccion.

– Lady Olivia -volvio a decir Sebastian en cuanto estuvieron bastante cerca como para poder mantener una conversacion-. Es un placer verla.

Ella hizo un leve movimiento de cabeza.

– Senor Grey.

– Esta usted muy taciturna esta noche, ?verdad, Olivia? -musito Sebastian, pero antes de que Harry pudiera asombrarse por la familiaridad de semejante afirmacion, continuo diciendo-: ?Conoce a mi primo, sir Harry Valentine?

– Mmm… si -balbucio ella.

– He conocido a lady Olivia esta misma noche -intervino Harry, preguntandose que tramaria Sebastian. Sabia perfectamente que lady Olivia y el ya habian hablado.

– Si -dijo lady Olivia.

– ?Ay…, pobre de mi! -exclamo Sebastian, cambiando de tema con asombrosa rapidez-. La senora Smythe- Smith me esta haciendo senas. Debo encontrar a su Viola.

– ?Ella toca tambien? -inquirio lady Olivia, con la mirada nublada por la confusion. Y quiza por cierta inquietud.

– No lo se -contesto Sebastian-, pero esta claro que ha organizado el futuro de su progenie. Viola es su querida hija.

– Toca el violin -intervino Harry.

– ?Oh! -Olivia parecia divertida con la ironia del asunto. O tal vez solo perpleja-. Naturalmente.

– Que disfruten del baile -deseo Sebastian, dedicandole a Harry una fugaz mirada de intenciones claramente malignas.

– ?Hay baile? -pregunto lady Olivia, con aspecto un tanto alarmado.

Harry se compadecio de ella.

– Tengo entendido que el cuarteto Smythe-Smith no tocara.

– ?Que… bien! -Lady Olivia carraspeo-. Para ellas, naturalmente. Asi podran bailar. Estoy segura de que querran bailar.

Harry sintio que un destello de malicia lo recorria por dentro (?o era de amenaza?).

– Tiene los ojos azules -comento.

Ella le miro espantada.

– ?Como dice?

– Sus ojos -susurro-. Que son azules. Me lo habia parecido, por el colorido de su piel y su pelo, pero desde tan lejos resultaba dificil saberlo.

Ella se quedo petrificada, pero Harry admiro su firme determinacion cuando dijo:

– No tengo la menor idea de que me habla.

El se le acerco lo bastante como para que ella viera sus ojos.

– Los mios son marrones.

Dio la impresion de que ella estaba a punto de contestar, pero en lugar de eso parpadeo varias veces y casi parecio que lo escudrinaba mas atentamente.

– Lo son -musito-. ?Que raro!

Harry no sabia con seguridad si su reaccion era graciosa o preocupante. Sea como fuere, la provocacion no habia terminado.

– Creo que ya empieza la musica -anuncio el.

– Deberia buscar a mi madre -solto ella.

Lady Olivia estaba empezando a desesperarse. A Harry eso le gusto.

Despues de todo, tal vez la velada acabase siendo agradable.

Capitulo 5

Tenia que haber una manera de hacer que la velada llegase a su fin. A ella se le daba mucho mejor actuar que a Winston. Olivia decidio que, si el podia fingir un resfriado de forma convincente, ella podria sin duda hacer lo propio con la peste.

Oda a la peste,

por Olivia Bevelstoke.

Biblica.

Bubonica.

Mejor que la lepra.

Porque lo era. Al menos en estas circunstancias. Necesitaba algo que no fuera solo repugnante, tambien tenia que ser tremendamente contagioso. Con historia. ?Acaso la peste no habia matado a media Europa hacia unos cuantos siglos? La lepra nunca habia sido tan eficaz.

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