parte-. Me referia simplemente a que no se prodiga usted mucho, no a que no pudiera asistir al baile. Ha decidido no hacerlo, nada mas. O cuando menos me imagino que esa es la razon.
Harry la miro fijamente durante tanto rato y con tal impasibilidad que ella se vio forzada a continuar:
– Recuerde que he estado cinco dias observandolo.
– Es bastante improbable que lo olvide. -Seguramente se compadecio de ella, porque en lugar de seguir con el tema elijo-: Da la casualidad de que si pensaba asistir al baile de los Mottram.
Ella sonrio, bastante sorprendida por las mariposas que noto en el estomago.
– Entones lo vere alli.
– No me lo perderia por nada del mundo.
Resulto que Harry no
Harry se quedo en un lateral de la sala de baile, estudiando a la muchedumbre. Resultaba dificil calcular el numero de asistentes. ?300? ?400? Seria facil pasar una nota sin ser descubierto o mantener una conversacion furtiva actuando todo el rato como si nada sucediera.
Harry desecho esos pensamientos. ?Por Dios! Empezaba a pensar como un maldito espia, cosa que no tenia que hacer. Las instrucciones eran vigilar a lady Olivia y al principe, juntos o por separado. No tenia que intentar impedir nada ni detener nada, nada de nada.
Observar e informar, eso era todo.
No vio a Olivia ni a nadie vagamente mayestatico en realidad, de modo que se sirvio una copa de ponche y estuvo varios minutos bebiendo a sorbos mientras se entretenia observando a Sebastian, que se desplazaba por la sala embelesando a todo el mundo a su paso.
Lo suyo era un don. Un don que, sin duda alguna, el no tenia.
Aproximadamente media hora despues de estar observando y esperando (no habia nada en absoluto de lo que informar), se produjo un pequeno revuelo cerca de la entrada este, asi que se encamino hacia alli. Se acerco tanto como pudo, entonces se inclino hacia el caballero que estaba a su lado y le pregunto:
– ?Sabe usted a que se debe tanto alboroto?
– A no se que principe ruso. -El hombre se encogio de hombros, impasible-. Lleva un par de semanas en la ciudad.
– Causando un gran revuelo -comento Harry.
El hombre (Harry no lo conocia, pero parecia la clase de persona que dedicaba las noches a eventos de esta indole) resoplo.
– Las mujeres se vuelven locas por el.
Harry devolvio la atencion al corrillo que habia cerca de la puerta. Se produjo el movimiento habitual de cuerpos, y de vez en cuando vislumbro al hombre que habia en el centro de la escena, pero no durante el tiempo suficiente como para poder verlo bien.
El principe era completamente rubio, eso habia sido capaz de verlo, y mas alto que la media, aunque probablemente no tanto como el, comprobo con cierta satisfaccion.
No habia razon alguna por la que Harry tuviera que serle presentado al principe, y nadie a quien se le ocurriria hacerlo, de modo que se quedo atras intentando formarse una idea del hombre mientras se abria paso entre la muchedumbre.
Era arrogante, eso seguro. Como minimo le presentaron diez jovenes damas y en cada ocasion ni tan siquiera saludo con la cabeza. Mantuvo el menton elevado y se limito a reconocer a cada una de ellas con una brusca mirada en su direccion.
A los caballeros los trato con semejante desden y hablo solamente con tres de ellos.
Harry se pregunto si habria alguien en la fiesta a quien el principe no considerara inferior a su condicion.
– Esta usted muy serio esta noche, sir Harry.
El se volvio y sonrio sin pensarlo dos veces. No sabia como, pero lady Olivia se habia acercado a el; estaba deslumbrante con un vestido de terciopelo azul noche.
– ?No se supone que las mujeres solteras deben vestir con colores pastel? -inquirio el.
Olivia arqueo las cejas ante esa impertinencia, pero sus ojos destilaban humor.
– Si, pero mi presentacion en sociedad no fue ayer; como sabra, hace tres anos de eso. A este paso me quedare para vestir santos.
– No se por que, pero me cuesta creer que la culpa de eso sea de nadie mas que de usted.
– ?Guau!
El le sonrio de oreja a oreja.
– ?Y que tal lo esta pasando esta noche?
– No lo se todavia. Acabamos de llegar.
Harry lo sabia, naturalmente. Pero no podia decir que la habia estado observando, asi que le dijo:
– Su principe esta aqui.
– Lo se -repuso ella, que parecia tener ganas de grunir.
El se inclino hacia ella con sonrisa complice.
– ?Quiere que le ayude a esquivarlo?
A Olivia se le iluminaron los ojos.
– ?Cree que puede hacerlo?
– Soy un hombre de muchas virtudes, lady Olivia.
– ?A pesar de sus estrafalarios sombreros?
– A pesar de mis estrafalarios sombreros.
Y entonces, asi sin mas, ambos se echaron a reir. Los dos a la vez. El sonido salio de ellos como un acorde perfecto, claro y autentico. Y, casi al mismo tiempo, ambos parecieron darse cuenta de lo significativo que era ese momento, aunque ninguno tuviese idea del porque.
– ?Por que viste con colores tan oscuros? -inquirio ella.
Harry echo un vistazo a su atuendo nocturno.
– ?No le gusta mi chaqueta?
– Me gusta -le aseguro ella-. Es muy elegante. Es solo que el tema ha dado que hablar.
– ?Mi gusto a la hora de vestir?
Olivia asintio.
– Esta semana no ha habido demasiados cotilleos. Ademas, usted ha hecho un comentario sobre
– Es verdad. Muy bien, me pongo colores oscuros porque eso me hace la vida mas facil.
Ella no dijo nada, se limito a esperar con cara expectante, como diciendo: «Seguro que hay algo mas».
– Le contare un gran secreto, lady Olivia.
Harry se inclino hacia delante, ella hizo lo propio, y ese fue otro de esos momentos de perfecta sintonia.
– Soy daltonico -le dijo el en voz baja y grave-. Soy negado para distinguir el rojo del verde.
– ?En serio? -pregunto Olivia en voz alta, y miro a su alrededor avergonzada antes de continuar en voz mas baja-: Es la primera vez que oigo hablar de una cosa asi.
– Tengo entendido que no soy el unico caso, pero no conozco a nadie a quien le pase esto.
– Pero seguro que no es necesario vestir siempre de oscuro. -Olivia hablaba y parecia totalmente fascinada. Le chispeaban los ojos y su voz mostraba absoluto interes.
De haber sabido Harry que sus problemas para distinguir los colores le ayudarian tanto a la hora de ligar, lo habria sacado a relucir hacia anos.
– ?No le puede elegir la ropa su ayuda de camara? -dijo Olivia.
– Si, pero para eso tendria que fiarme de el.
– ?Y no se fia? -Parecia intrigada; divertida. Tal vez una combinacion de ambas cosas.
– Tiene un sentido del humor bastante mordaz y sabe que no puedo despedirlo. -Harry se encogio de hombros-. En cierta ocasion me salvo la vida. Y lo que es quiza mas importante, la de mi caballo tambien.