Olivia se levanto y se dirigio hacia la puerta.

– No llueve.

– Podria hacerlo.

– Pero no… -Olivia no termino la frase. ?Cielos! ?Que hacia ahi de pie discutiendo con su doncella? Sir Harry estaba aun en el piso de abajo, esperandola.

Solo pensar en el le hizo sentir mariposas en el estomago.

– ?Por que salta? -pregunto Sally recelosa.

Olivia se detuvo con la mano en el pomo de la puerta.

– No he saltado.

– Estaba usted haciendo… -Sally dio un pequeno y gracioso salto- esto.

– Estoy saliendo tranquilamente de la habitacion -comento Olivia. Salio al pasillo-. ?Muy tranquilamente! Soy como el portador de un feretro… -Se giro para asegurarse de que Sally estaba lo bastante lejos como para no oirla, y salio disparada escaleras abajo.

Al llegar a la planta baja si que opto por un paso tranquilo al estilo de los portadores de feretros, y tal vez por eso sus pisadas fueron tan silenciosas que llego al salon sin que nadie se hubiese dado cuenta de que se acercaba.

Lo que vio…

Realmente no habia palabras para describirlo.

Se quedo en el umbral de la puerta, pensando que este seria un momento estupendo para elaborar una lista titulada Cosas que no espero ver en mi salon, pero no estaba segura de que se le fuera a ocurrir nada que superara lo que si estaba viendo en su salon; a Sebastian Grey, de pie, encima de una mesa, leyendo (con gran emocion) La senorita Butterworth y el baron demente.

Y, por si eso no fuera suficiente (y la verdad es que deberia haber bastado, porque ?que hacia igualmente Sebastian Grey en casa de los Rudland?), Harry y el principe estaban sentados uno al lado del otro en el sofa, y ninguno parecia haber sufrido danos fisicos a manos del otro.

Fue entonces cuando Olivia reparo en las tres criadas, que, sentadas en un sofa de un rincon, miraban a Sebastian absolutamente embobadas.

Puede que una de ellas hasta tuviera los ojos llorosos.

Y estaba Huntley, de pie en un lateral, boquiabierto y claramente embargado por la emocion.

– ?Abuela! ?Abuela! -decia Sebastian en un tono de voz mas agudo de lo habitual-. No te vayas. Te lo suplico. Por favor, por favor, no me dejes aqui sola.

Una de las criadas empezo a llorar discretamente.

– Priscilla permanecio frente a la mansion durante varios minutos, una pequena y solitaria figura que observo el carruaje alquilado por su abuela recorriendo a toda velocidad el sendero y desapareciendo de su vista. Habia sido abandonada en la puerta de Fitzgerald Place, desechada como ese paquete que uno ya no quiere.

Otra de las criadas empezo a gimotear. Estaban todas cogidas de la mano.

– Y nadie -la voz de Sebastian adopto un registro entrecortado y dramatico- sabia que estaba alli. Su abuela ni siquiera habia llamado a la puerta para alertar a sus primos de su llegada.

Huntley sacudia la cabeza, sus ojos muy abiertos por el susto y la pena. Era la emocion mas grande que Olivia habia visto exteriorizar nunca al mayordomo.

Sebastian cerro los ojos y se llevo una mano al pecho.

– No tenia mas que ocho anos.

Cerro el libro.

Silencio. Silencio total. Olivia recorrio la sala con la mirada, cayendo en la cuenta de que nadie sabia que estaba ahi.

Y entonces…

– ?Bravo! -Huntley fue el primero en mostrar su entusiasmo, aplaudiendo con gran fervor. Las criadas fueron las siguientes en unirse a el, gimoteando entre aplauso y aplauso. Hasta Harry y el principe aplaudieron, si bien la cara del primero reflejaba mas diversion que cualquier otra cosa.

Sebastian abrio los ojos y fue el primero en ver a Olivia.

– Lady Olivia -dijo con una sonrisa-. ?Cuanto tiempo lleva ahi de pie?

– Desde que Priscilla le suplicaba a su abuela que no se fuera.

– Era una mujer despiadada -dijo Huntley.

– Hizo lo que habia que hacer -defendio el principe.

– Con el debido respeto, Vuestra Alteza…

Olivia se quedo boquiabierta. ?Estaba su mayordomo discutiendo con la realeza?

– … si se hubiese esforzado un poco mas…

– No habria podido dar de comer a la nina -interrumpio el principe-. Cualquier idiota entenderia eso.

– Ha sido desgarrador -dijo una de las criadas.

– Yo he llorado -dijo otra.

La tercera asintio, al parecer incapaz de hablar.

– Es usted un magnifico orador -continuo la primera.

Sebastian les dedico a las tres una sonrisa arrebatadora.

– Gracias a ustedes por escuchar -musito.

Ellas suspiraron.

Olivia se froto los ojos, intentando todavia entender la escena. Se volvio a Harry con mirada escrutadora. Seguro que el tenia una explicacion.

– La verdad es que leida por Sebastian la novela mejora bastante -le dijo a Olivia.

– Tampoco era dificil mejorarlo -susurro ella.

– Deberia traducirse al ruso -dijo el principe-. Seria un gran exito.

– Creia que habia dicho que tenian ustedes una literatura tradicionalmente profunda -comento Olivia.

– Esto es muy profundo -replico el-. Como una zanja.

– ?Quieren que empiece el siguiente capitulo? -pregunto Sebastian.

– ?Si! -La respuesta fue sonora.

– ?Si, por favor! -suplico una de las criadas.

Olivia aun seguia petrificada, solo sus ojos miraban freneticamente de un lado al otro. Por esplendida que fuese la actuacion de Sebastian, no estaba segura de poder aguantar sentada escuchando un capitulo entero sin reirse. Con lo que no se ganaria la simpatia de… bueno… de nadie. Lo que desde luego no queria era caer en desgracia ante Huntley. Todo el mundo sabia que era el quien dirigia la casa.

Tal vez eso significara que podia escabullirse. Aun no habia desayunado y tampoco habia acabado de leer el periodico. Si Sebastian se ocupaba de entretener a todos los invitados (y tambien al personal de la casa, aunque Olivia estaba dispuesta a pasar eso por alto), podria escaparse al salon de desayunos y leer.

O quizas irse de tiendas. Necesitaba un sombrero nuevo.

Estaba meditando sobre sus opciones cuando de pronto hablo Vladimir. En ruso, por supuesto.

– Dice que deberia usted haber sido actor -le dijo Alexei a Sebastian.

Sebastian sonrio complacido e hizo una reverencia en direccion a Vladimir.

– Spasibo -dijo, dandole las gracias.

– ?Habla usted ruso? -pregunto el principe, girandose bruscamente hacia Sebastian.

– Se solo cuatro cosas basicas -contesto al punto Sebastian-. Se decir «gracias» en catorce idiomas. Y «por favor» solo en doce, lamentablemente.

– ?De veras? -pregunto Olivia, mucho mas interesada en eso que en la declamacion de La senorita Butterworth-. ?En que idiomas?

– Tambien me seria util saber como se dice «necesito una copa» -le comento Sebastian al principe.

– Da -le dijo este con aprobacion-. En ruso se dice: «Ya nuzhdayus v napitkyeh».

– Spasibo -contesto Sebastian.

– No, en serio -dijo Olivia, aunque nadie le prestaba atencion-. Quiero saber en que idiomas.

– ?Alguien sabe que hora es? -pregunto Harry.

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