– Ya le he dicho que no sabia como explicarlo.
– No -dijo ella pensativa-, creo que tiene sentido. Es un poco como encajar las piezas de un puzle.
– Si, en cierto modo si.
– Me gustan los puzles. -Olivia hizo un alto momentaneo, luego anadio-: Pero detesto las mates, ?vaya!
– Es lo mismo -le dijo el.
– No, no lo es.
– Si, si se atreve a decir que tuvo unos profesores pesimos.
–
Los labios de Harry se curvaron lentamente en una calida sonrisa, y ella sintio un hormigueo por dentro. Si alguien le hubiera dicho esa misma manana que hablar de mates y puzles le haria estremecer de placer, no habria dudado en tomarselo a risa. Pero ahora, mirando a Harry, lo unico que queria era alargar los brazos, cruzar por aire el espacio que los separaba y refugiarse en los suyos.
Esto era una locura.
Y una bendicion.
– Deberia dejar que se marchara -dijo el.
– ?Adonde? -Olivia suspiro.
Harry se rio entre dientes.
– A donde necesite ir.
«Junto a usted», tuvo ella ganas de decir; por el contrario, puso la mano en la ventana disponiendose a cerrarla.
– ?Le parece que quedemos manana por la tarde a la misma hora?
El asintio con la cabeza y ella contuvo la respiracion. Habia algo muy elegante en sus movimientos, casi como si el fuese un cortesano medieval y ella su princesa subida a una torre.
– Sera un honor -dijo Harry.
Aquella noche, cuando Olivia se metio en la cama, aun sonreia.
Si, el amor tenia mucho que ver en ello.
Una semana despues Harry estaba sentado frente a su escritorio, mirando fijamente un papel en blanco.
No es que tuviera intencion alguna de anotar nada, pero como mejor solia pensar era sentado frente a su mesa, con un papel colocado justamente en el centro del vade. Asi pues, tras haberse acostado en la cama y haber realizado un analisis extraordinariamente minucioso del techo mientras trataba en vano de averiguar cual era la mejor manera de pedir en matrimonio a Olivia, habia venido aqui esperando inspirarse.
Pero no le estaba funcionando.
– ?Harry?
Entonces levanto la vista, agradeciendo la interrupcion. Era Edward, de pie en el umbral de la puerta.
– Me pediste que te avisara cuando hubiera que empezar a vestirse -dijo Edward.
Harry asintio y le dio las gracias. Habia pasado una semana desde aquella extrana y maravillosa tarde en casa de los Rudland. Sebastian se habia quedado practicamente a vivir con ellos, tras declarar que la casa de Harry era mucho mas comoda que la suya (y que en ella se comia considerablemente mejor). Edward tambien pasaba mas tiempo en casa y no habia llegado borracho ni siquiera una sola vez. Y Harry no habia tenido que dedicar ni un minuto a pensar en el principe Alexei Ivanovich Gomarovsky.
Bueno, hasta ahora. Aquella noche tenia la celebracion esa de la cultura rusa a la que se habia comprometido a asistir. Aunque, en realidad, estaba deseando ir. Le gustaba la cultura rusa. Y la comida. No habia ingerido comida rusa decente desde que en vida de su abuela esta gritaba a los cocineros en la cocina de los Valentine. Suponia que era poco probable que hubiera caviar, pero aun asi tenia esa esperanza.
Y naturalmente Olivia estaria alli.
Pensaba pedirle que se casara con el. Manana. Todavia no tenia claros los detalles, pero se negaba a seguir esperando. La semana anterior habia sido un suplicio a la vez que la gloria, ambos encarnados en una mujer de cabellos dorados como el sol y ojos azules.
Seguro que ella habria adivinado sus intenciones. Harry la habia cortejado con absoluto descaro durante toda la semana, haciendo todo lo que estaba bien visto (como los paseos por el parque y las charlas con la familia de Olivia), y tambien muchas cosas indecorosas (como besos robados y conversaciones a media noche de ventana a ventana).
Estaba enamorado. Eso lo habia admitido hacia tiempo, lo unico que le faltaba era pedirle a Olivia que se casase con el.
Y que ella aceptara, pero Harry creia que aceptaria. Olivia no le habia dicho que le queria, pero no tenia por que hacerlo, ?verdad? Les correspondia a los caballeros declararse primero y el todavia no lo habia hecho.
Unicamente estaba esperando el momento oportuno. Tenian que estar solos. Deberia ser de dia; queria poder ver bien el rostro de Olivia, grabar en su memoria cualquier exteriorizacion de emociones. Le confesaria su amor y le pediria que se casase con el. Y entonces la besaria hasta que perdiese el sentido. Quiza tambien se besaria a si mismo hasta perder el sentido.
?Desde cuando era tan romantico?
Harry se rio entre dientes al tiempo que se levantaba y paseaba hasta la ventana. Las cortinas de Olivia estaban descorridas y su ventana abierta. ?Que extrano! Subio su ventana de guillotina y asomo la cabeza para recibir el calido aire primaveral. Espero unos instantes, por si acaso ella le habia oido, y luego silbo.
En cuestion de segundos aparecio Olivia, alegre y con el brillo en la mirada.
– ?Buenas tardes! -grito.
– ?Me estaba esperando? -pregunto el.
– Por supuesto que no. Pero como iba a estar en mi cuarto, no me ha parecido que hubiese motivo alguno para no dejar la ventana abierta. -Se apoyo en el alfeizar y le dedico una sonrisa-. Tendriamos que empezar a arreglarnos para la fiesta.
– ?Que se pondra? -?Dios! Estaba hablando como una de las amigas chismosas de Olivia. Pero no le importaba. Tenerla ante si era sencillamente demasiado agradable como para preocuparse de esas cosas.
– Mi madre ha insistido en que me ponga el vestido de terciopelo rojo, pero yo quiero algo de un color que usted pueda apreciar.
A Harry le hizo una ilusion barbara que Olivia evitara los colores rojo y verde por el.
– ?El azul, quiza? -penso ella en voz alta.
– El azul le sienta de maravilla.
– Esta usted muy halagador esta tarde.
El se encogio de hombros, seguro de lucir todavia una sonrisa tremendamente bobalicona.
– Estoy de un humor excelente.
– ?Aunque deba pasar la velada con el principe Alexei?
– Tendra trescientos invitados, ergo ni un minuto para mi.
Ella se rio entre dientes.
– Creia que estaba empezando a caerle mejor.
Harry supuso que asi era. Seguia pensando que el principe era un poco idiota, pero le
Y, lo que era mas importante, finalmente habia aceptado su derrota y habia dejado de hacerle visitas a Olivia.
Por desgracia para Harry, la obsesion del principe con Olivia habia sido reemplazada por una amistosa devocion por Sebastian. El principe Alexei habia decidido que Seb tenia que ser su nuevo mejor amigo y habia ido a verlo a diario para comprobar su proceso de recuperacion. Harry se propuso encerrarse en su despacho durante dichas visitas y habia estado haciendo reir a Olivia con los detalles, tal como Sebastian le habia pedido. En conjunto, habia sido divertidisimo y la demostracion definitiva de que el principe Alexei era basicamente inofensivo.
– ?Oh, es mi madre! -exclamo Olivia girandose para mirar a sus espaldas-. Me esta llamando desde el otro lado del pasillo. Tengo que irme.
– La vere esta noche -dijo Harry.