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Llegue a casa justo despues de la medianoche, con una sobrecarga de adrenalina y borracho de preguntas. Era raro el que Milo se fuera a la cama antes de la una. Lo llame a su casa. Rick tomo el telefono, haciendome llegar esa extrana, como embotada, sensacion de vigilancia que los doctores de las salas de urgencias adquieren, tras muchos anos en primera linea.

– Doctor Silverman.

– Soy Alex, Rick.

– ?Alex? ?Oh! ?Que hora es?

– Las doce y diez. Siento haberte despertado.

– Esta bien. No hay problema -bostezo-. De todos modos, ?que hora es?

– Las doce y diez. Lamento haberte despertado.

Suspiro.

– Oh, si. Ya lo veo. Me lo ha confirmado la esfera luminosa -otro bostezo-. Llegue a casa justo hace una hora, Alex. Tengo turno doble. Y me quedan un par de horas de tiempo antes de que me empiece el segundo. Debo de haberme quedado dormido.

– Parece una respuesta razonable a la fatiga, Rick. Vuelve a dormirte.

– No. Tengo que ducharme, y tragar algo de comida. Milo no esta aqui. Le ha tocado guardia nocturna.

– ?Guardia nocturna? No las ha hecho durante bastante tiempo.

– Durante una temporada no tuvo que hacerlas. Por veterania. Pero ayer, Trapp cambio las reglas. El muy cerdo.

– Le esta haciendo la vida un infierno.

– No te preocupes, Alex, el hombreton se vengara. No para de pasear arriba y abajo, con esa mirada… medio de leon enjaulado, medio de toro a punto de embestir.

– Conozco esa mirada. De acuerdo, intentare hallarlo en la comisaria. Pero, por si acaso, dejale una nota para que me llame.

– Lo hare.

– Buenas noches, Rick.

– Buenos dias Alex.

Llame a la Oficina de Detectives de West L.A. El poli que me contesto sonaba aun mas dormido que Rick. Me dijo que el detective Sturgis estaba fuera y no tenia ni idea de cuando regresaria.

Me meti en la cama y, finalmente, me quede dormido. Me desperte pasadas las siete, preguntandome que habria hecho Trapp con su teoria del asesinato sexual de los Kruse. Cuando sali a la terraza a por la prensa, alli estaba Milo, tirado en una tumbona, leyendo la seccion deportiva.

– ?Que tal van los Dodgers, grandote? -le pregunte. La voz que me salio era de otro, ronca y espesa.

Bajo el periodico, me miro y luego miro al paisaje.

– ?Te has tragado un camion? -me pregunto.

Me encogi de hombros.

Inhalo profundamente, aun absorto en la vista.

– ?Ah, la buena vida! He dado de comer a tus peces… y juraria que al grande negro y dorado le estan saliendo dientes.

– Lo he estado entrenando para que se convierta en un tiburon. ?Que tal es la vida en la ronda nocturna?

– Jodida. -Se puso en pie y estiro-. ?Quien te lo ha dicho?

– Rick. Te llame anoche, lo desperte a el. Parece que Trapp ha vuelto al sendero de la guerra, ?no?

Gruno. Entramos en la casa. Se preparo un bol de cereales con leche, se quedo en pie en el mostrador de la cocina y se comio el cereal a cucharadas ininterrumpidas, sin detenerse a respirar.

– Dame una servilleta. Si, es toda una fiesta esto de trabajar en la Dimension Desconocida. Hacer el papeleo de los casos que los chicos del turno de dia creen conveniente olvidar realizar. Montones de atracos a mano armada y muertes por sobredosis. Hacia el final de la ronda la mayor parte de las llamadas son pura mierda, con todo el mundo moviendose con verdadera lentitud… tanto los malos como los buenos. Como si toda la maldita ciudad estuviese colgada de tranquilizantes. Tuve dos avisos de muertos hallados en la calle, y los dos resultaron ser accidentes. Pero, al menos, ahora puedo ocuparme de algunos cadaveres que son heterosexuales. -Sonrio-. Aunque la verdad es que todos nos pudrimos igual.

Fue a la nevera, tomo un recipiente de carton de zumo de naranja, me sirvio un vaso, y se quedo el recipiente para el.

Le dije:

– ?Y a que debo el placer de la visita?

– Es la hora de las preguntas y las respuestas. Estaba conduciendo de vuelta a casa, escuchando la emisora de la policia, cuando algo interesante surgio en la frecuencia de Beverly Hills: un robo en North Crescent Drive.

Recito la direccion.

– La casa de los Fontaine -dije.

– La mismisima Mansion Verde. Di un rodeo para echar una ojeada a lo que pasaba. ?Sabes quien resulto ser el detective al cargo? Nuestro viejo amigo Dickie Cash…, me imagino que aun no ha logrado vender su guion de cine. Le conte un cuento acerca de que quiza estuviese relacionado con un homicidio ocurrido en Brentwood, y logre los detalles basicos. El robo ocurrio en algun momento de la madrugada. Un trabajo sofisticado: habia un sistema de seguridad de alta tecnologia, pero cortaron los cables que habia que cortar, y la empresa de seguridad ni recibio un silbidito. La unica razon por la que se supo lo que estaba pasando es porque un vecino se fijo en que habia una puerta trasera abierta, la que da al pasaje de atras… Sin duda fue nuestro amiguito, jugando a Sherlock Holmes. Cash me dejo entrar en la casa. ?Vaya gusto el de esos dos: en el dormitorio principal tienen un mural de enormes labios rojos, muy humedos! El inventario de articulos desaparecidos es bastante tipico de ese barrio: algo de porcelana y plata, un par de televisores de pantalla supergrande, estereos. Pero dejaron atras montones de cosas realmente caras: otros tres televisores, joyas, pieles, plata mucho mejor, todo cosas faciles de colocar a un perista. No fue un botin demasiado bueno, despues de todo ese preocuparse en cortar los cables adecuados. Dickie estaba intrigado, pero no se sentia muy predispuesto a hacer demasiado, en vista de la ausencia de los duenos, y del hecho de que no fueron lo bastante corteses como para dejarle a su Departamento una direccion en la que pudieran contactarlos.

– ?Y que hay del museo en el sotano?

Se paso la mano sobre la cara.

– Dickie no sabe nada de un museo y, a pesar de lo muy culpable que yo me senti por ello, no le informe de nada. Me mostro el ascensor, pero no habia ni llave ni codigo de acceso para operarlo; ni la Empresa de Seguridad sabia nada al respecto. Pero, si alguna vez logran bajar ahi abajo, apuesto diez contra uno a que parecera Pompeya tras la gran fiesta de la lava.

– Estan anudando cabos sueltos -dije.

Asintio con la cabeza.

– La cuestion es… ?quien?

– ?Sabes donde se encuentran los Fontaine?

– En las Bahamas. El padre de Bijan no me ayudo en nada. Los taxis de Beverly Hills solo tenian anotado el haberlos llevado al aeropuerto. Pero consegui seguir la pista de la empresa de almacenamiento de automoviles, y, gracias a ellos, llegue a la agencia de viajes. Billetes de primera clase de L.A. a Miami, y luego a Nassau. Despues seguian viaje, pero en la agencia no supieron, o no quisieron, decirme a donde. Me imagino que a una de las islas mas pequenas y remotas…, con malas conexiones telefonicas, cocteles a base de ron con nombre de pajaros o monos exoticos, y unos bancos con tan poco interes en saber de donde ha salido el dinero del cuentacorrentista, que harian parecer a los suizos, por comparacion, unos entrometidos. El tipo de medio ambiente en que alguien con buena pasta puede pasar, de maravilla, una larga temporada.

Se acabo el zumo, luego el cereal, y se llevo el bol a los labios para beberse la leche.

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