de Comercio de Port Wallace.
– Un momento, senor -me llego la respuesta con el acento arrastrado del Sur, seguida de varios clics y sonidos de ordenador-. No tenemos ese nombre en el listin, senor.
– ?Hay en el listin de Port Wallace alguna oficina del Gobierno?
– Lo comprobare, senor. -Clic-. Una Oficina de Correos de los Estados Unidos, senor.
– Vale, demela.
– Anote el numero, senor.
Llame a la Oficina de Correos. Tampoco alli habia respuesta. Mire mi reloj: las ocho de la manana aqui, dos horas mas tarde alli. Aunque tal vez practicasen la vida tranquila.
Volvi a llamar. Nada. Al diablo mi mision. Pero aun habia muchas cosas que hacer.
La Biblioteca de Investigacion solo tenia una entrada en el archivo para Neurath, Donald: un libro de 1951 sobre la fertilidad publicado por la universidad y que se encontraba, al otro lado del campus, en la Biblioteca Biomedica. La fecha y el tema concordaban, pero resultaba dificil reconciliar la idea de que un abortista fuese al mismo tiempo el autor de una obra tan de estudioso. En cualquier caso, aquello me hizo andar hasta Biomedica, consultar el Index Medicus, y hallar otros dos articulos sobre la fertilidad, escritos en 1951 y 1952 por un Donald Neurath con una direccion de Los Angeles. El Directorio de la Asociacion Medica del Condado de L.A. incorpora fotos de sus miembros. Halle el correspondiente a 1950 y hojee sus paginas. Su rostro me salto a la vista, con su cabello lleno de gomina, bigote fino como trazado a lapiz, y expresion de estar chupando un limon, como si la vida no le hubiese tratado demasiado bien. O quiza fuese que estuviese viviendo demasiado cerca del borde del abismo.
Su oficina estaba en Wilshire, justo donde lo habia situado Crotty. Miembro de la Asociacion Medica Americana, educado en una Facultad de Medicina de primera categoria, con excelente historial de interno y residente, con un empleo academico en la Escuela que a mi me daba una vaga ocupacion.
Las dos caras del Doctor N. Otra identidad dividida.
Corri a la estanteria de textos de Biomedica, halle su libro y los dos articulos. El primero era una antologia- compendio del estado de la investigacion del momento sobre la fertilidad: ocho articulos de otros doctores, y uno ultimo de Neurath.
Su investigacion estaba relacionada con el tratamiento de la infertilidad con inyecciones de hormonas, para estimular la ovulacion… lo que era un material revolucionario en un periodo en el que la fertilidad humana seguia siendo un misterio para la Medicina. Neurath enfatizaba esto, mencionaba tratamientos previos: las biopsias endometriales, el agrandamiento quirurgico de las venas pelvicas, la implantacion de metal radiactivo en el utero, e incluso el psicoanalisis a largo termino combinado con la administracion de tranquilizantes para superar «la ansiedad que bloquea la ovulacion y que surge de la identificacion hostil madre-hija», calificandolos de poco serios y generalmente inutiles.
A pesar de que los investigadores habian empezado a establecer una conexion entre las hormonas sexuales y la ovulacion, ya en los anos treinta, la experimentacion habia estado limitada solo a los animales.
Neurath habia dado un paso adelante, inyectando a media docena de mujeres esteriles con hormonas obtenidas de los ovarios y pituitarias de cadaveres femeninos. Combinando las inyecciones con un programa de toma de temperaturas y analisis de sangre para conseguir la corroboracion exacta del momento de la ovulacion. Tras varios meses de repetidos tratamientos, tres de las mujeres habian quedado en estado. Dos habian sufrido abortos, pero una habia logrado dar a luz a un nino sano.
Al tiempo que subrayaba el que sus hallazgos eran preliminares, y necesitaban ser duplicados mediante estudios controlados, Neurath sugeria que la manipulacion hormonal ofrecia una esperanza para las parejas sin hijos y debia ser intentada en gran escala. Habia ido por delante de su tiempo.
El articulo de 1951 era una version mas corta de su capitulo del libro. El de 1952 era una carta al director, respondiendo al articulo de 1951, escrita por un grupo de doctores que se quejaban de que el tratamiento a humanos de Neurath era prematuro, estaba basado en datos poco consistentes, y que sus hallazgos estaban contaminados por un pobre planteamiento de su investigacion. La carta enfatizaba que la ciencia medica sabia bien poco de los efectos de las hormonas gonadotropicas sobre la salud en general. Ademas de no ayudar en nada a sus pacientes, sugerian que muy bien pudiera darse que Neurath las estuviese poniendo en peligro.
El contraatacaba con una respuesta de cuatro parrafos que, en resumen, venia a decir que el fin bien justifica los medios. Pero el caso es que ya no habia vuelto a publicar nada.
Fertilidad y aborto.
Lo que Neurath da, Neurath lo quita.
Poder, a un nivel intoxicante. El ansia de poder se alzaba como la fuerza motivante tras muchas de las vidas que habian tenido contacto con la de Sharon.
Sentia muchos deseos de hablar con el doctor Donald Neurath. Lo busque en el ultimo Directorio del Condado y no halle nada. Fui retrocediendo en el tiempo. Su ultima aparicion era en 1953.
Un ano muy ajetreado.
Busque los obituarios en el Diario de la Asociacion Medica Americana. El de Neurath se encontraba en el numero del 1 de junio de 1954. Habia fallecido en agosto del ano anterior, a la edad de cuarenta y cinco anos, de causas no especificadas, mientras se hallaba de vacaciones en Mexico.
El mismo mes, el mismo ano que Linda Lanier y su hermano Cable Johnson.
Los efectos de las hormonas gonadotropicas…
Por delante de su tiempo.
Comenzaron a ajustar las piezas. Era una nueva version de un viejo problema…, improbable, pero que explicaba muchas otras cosas. Pense en otra cosa, en otra pieza del rompecabezas que estaba clamando ser solucionada. Deje Biomedica y me dirigi al lado norte del campus. Corriendo. Sintiendome agil por primera vez en largo tiempo.
La Sala de Colecciones Especiales estaba en el sotano de la Biblioteca de Investigaciones, al fondo de un largo y silencioso pasillo, que desanimaba a los que solo sintiesen una curiosidad pasajera. Pequena, fria, con la humedad controlada, amueblada con pequenas mesas de lectura en roble oscuro que hacian juego con los plafones de las paredes. Le mostre al bibliotecario mi tarjeta de la Facultad y mi impreso de peticion. Se puso a buscar y regreso al poco con todo lo que deseaba, me facilito dos lapices y un bloc de papel rayado, y luego regreso al estudio de su texto de quimica.
Habia otras dos personas con el espinazo doblado en serio estudio: una mujer con un vestido de batik, que estaba examinando un viejo mapa con una lupa, y un hombre gordo con un blasier azul, pantalones grises y panuelo al cuello, que alternaba su atencion trifocal entre un folio de grabados de Audubon y un ordenador portatil.
En comparacion, mi propio material de lectura no resultaba nada impresionante: un montoncito de pequenos libros encuadernados en tela azul. Selecciones del Registro Social de L.A. Papel biblia y letra diminuta. Listados, limpiamente ordenados, de clubs de campo, galas de caridad, sociedades genealogicas, pero, sobre todo, un indice de la Gente que Cuenta: direccion, numero de telefono, minucias ancestrales. Autocongratulacion para aquellos cuya fascinacion con el juego de «yo soy mas que tu» no habia terminado al acabar la escuela.
Encontre lo que buscaba con bastante rapidez, copie nombres, y fui uniendo los puntos hasta que comenzo a emerger la verdad, o algo jodidamente cercano a ella.
Cada vez mas y mas cerca. Pero aun era todo pura teoria.
Sali de la sala y busque un telefono. Seguia sin tener respuesta de Helen Leidecker. Pero una somnolienta voz masculina me contesto en Port Wallace, Texas.
– Tienda de Brotherton, digame.
– ?No es la Oficina de Correos?
– Oficina de Correos, venta de cebos y anzuelos, huevos frescos y cerveza helada. Diga lo que quiere, y nosotros se lo conseguiremos.
– Le habla Baxter, de la Oficina de Estadistica del Estado de California, Central de Los Angeles.
– ?L.A.? ?Como esta la cuestion de los terremotos?
– Un tanto agitada.
Una risa repleta de flemas.
– ?Que puedo hacer por usted, California?