sistematica?

– No, nada tan estructurado. Aun le resulta dificil hablar del tema.

– Me pregunto por que -dijo Julian.

– Estamos aun trabajando en tratar de permanecer en calma -dijo Sharon. Sonaba a autodescriptivo.

– Resulta dificil mantenerse en calma respecto a las cuestiones primarias -la sosego Walter-. ?Han practicado el sexo oral?

– Esto…, si.

– Esto, ?en que modo?

Volvio a mirar hacia abajo, a la moqueta.

– En el habitual.

– No se que es lo que eso significa, Sharon. -Miro a los otros-. ?Lo sabe alguno de vosotros?

Sonrisas orquestadas y negativas con la cabeza. Un grupo de depredadores. Me los imagine dentro de unos anos, como terapeutas hechos y derechos. Aterrador.

Sharon miraba al suelo, luchando con sus manos en una batalla perdida.

Pense en intervenir, me pregunte si esto vulneraria las normas del grupo. Y decidi que no me importaba si lo hacia. Pero el mostrarme demasiado protector podria hacerla aun mas dano, a la larga.

Mientras yo estaba deliberando, Walter le dijo:

– ?Que tipo de sexo oral?

– Creo que todos sabemos lo que es el sexo oral -dije.

Las cejas de el se arquearon:

– ?Lo sabemos? Me pregunto yo… ?alguien mas se lo pregunta?

– Todo esto es una estupidez -dijo Aurora-. Y tengo demasiadas cosas que hacer.

Se puso en pie, se metio la carpeta bajo el brazo y salio de estampida de la habitacion. Dos o tres mas la siguieron de inmediato.

La puerta fue cerrada de golpe. Un tenso silencio siguio. Los ojos de Sharon estaban humedos y el lobulo de su oreja estaba escarlata de tantos tirones.

– Pasemos a otra cosa -dije.

– ?De eso nada! -grito Maddy-. Paul dice que no hay que andarse con contemplaciones… ?Por que habria de ser ella la excepcion?

Su ira parecia alzarla del suelo.

– ?Por que infiernos ha de salvarla alguien a ella, cada vez que se encierra en su comportamiento defensivo, y nos deja fuera? -y, a Sharon-: ?Esto es la realidad, muneca, no una jodienda de juego en una asociacion estudiantil femenina!

– Una jodienda. En una asociacion estudiantil femenina no estaria tan mal -dijo Julian. Y sorbio su pipa ostentosamente.

– Con calma -dije.

Sonrio, como si no me hubiera oido, y estiro y volvio a cruzar sus piernas.

– Lo siento, Alex, nada de calmarse -me informo Walter-. Son las normas de Paul.

Una lagrima cayo por la mejilla de Sharon. Se la limpio.

– Hacen lo habitual -dijo.

– ?Y eso significa…?

– Que se chupan.

– ?Ah! -exclamo Walter-. Ahora ya vamos a algun sitio.

Alzo las manos, con las palmas arriba, los dedos engarfiados.

– Animo, adelante.

El gesto parecia obsceno. Sharon tambien lo noto. Aparto la vista de el y dijo:

– Eso es todo, Walter.

– Vaya, vaya -dijo Julian, alzando la pipa con aspecto de maestro-. Operacionalicemos. ?Se la mama ella a el? ?O es el quien se lo come a ella? ?O han avanzado hasta llegar a un chuparsela en comun, el viejo truco del sesenta y nueve?

Las manos de Sharon volaron a su rostro. Tosio para evitar llorar.

– ?La Princesa esta triste? -dijo Maddy-. ?Vaya mierda!

– ?Basta ya! -ladre yo.

El rostro de Maddy se oscurecio.

– Ya ha salido otra figura autoritaria paterna.

– Tranquilos -dijo alguien-. Que todo el mundo mantenga la calma.

Sharon se puso en pie, recogiendo de un tiron sus libros, luchando con ellos para mantenerlos en equilibrio, toda ella blancas piernas y crujiente nailon.

– Lo siento, por favor perdonadme. -Agarro con fuerza la manija de la puerta, la giro y salio corriendo.

– Catarsis -dijo Walter-. Podria ser una apertura.

Lo mire, los mire a todos: vi sonrisas de buitres, satisfaccion complacida en si mismos. Y otra cosa…, un destello de miedo.

– Se acabo la clase -dije.

La atrape justo cuando llegaba a la calle.

– ?Sharon?

Siguio corriendo.

– Espera un momento. Por favor.

Se detuvo, sin dejar de darme la espalda. Me puse frente a ella. Sharon miro hacia abajo, al pavimento, luego arriba al cielo. La noche no tenia estrellas. Su cabello se fundia en ella de modo que solo era visible su rostro. Una palida mascara flotando en el aire.

– Lo siento -dije.

Ella nego con la cabeza.

– No, ha sido culpa mia. He actuado como un bebe, de un modo totalmente inapropiado.

– No hay nada inapropiado en que no quieras que te pisoteen. ?Vaya un grupo…! Deberia haberlos tenido con riendas mas corta», tendria que haberme dado cuenta de lo que iba a pasar.

Finalmente me miro a los ojos. Y sonrio.

– No hay problema. Nadie podria haberse dado cuenta.

– ?Siempre es asi esta clase?

– A veces.

– ?Y lo aprueba el doctor Kruse?

– El doctor Kruse dice que tenemos que enfrentarnos a nuestros propios sistemas defensivos, antes de poder llegar a ayudar a otros. -Una risita-. Supongo que a mi aun me queda mucho camino por hacer.

– Lo haras muy bien -le dije-. A la larga, todas estas cosas resultan irrelevantes.

– Es muy amable por su parte el decir eso, doctor Delaware.

– Alex. Y tuteame.

Su sonrisa se hizo mas amplia.

– Gracias por venir a ver como estaba, Alex. Creo que sera mejor que vuelvas a clase.

– La clase ha terminado. ?Estas segura de que ya estas bien?

– Estoy muy bien. -Cambio su peso de una pierna a otra, tratando de equilibrar el movimiento de los libros.

– Trae, deja que te ayude con eso. -Algo en ella hacia surgir el sir Lancelot que habia en mi.

Ella me dijo:

– No, no es problema… -pero no me impidio que se los cogiese.

– ?Donde esta tu coche?

– Voy caminando. Vivo en la Escuela Mayor: Curtis Hall.

– Puedo llevarte en mi coche a Curtis.

– Realmente no es necesario.

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