e ingenioso. Su hobby es emborracharse y mandar mujeres al hospital. La cadena de television ha anadido dos millones anuales a su salario, para control de danos. ?Alguna vez has leido algo al respecto? ?Lo has visto en el noticiario de la tele? Son gente rica que se ven en situaciones incomodas, Alex. Barren lo que sea bajo la alfombra y se mantienen lejos de los tribunales. Pasa continuamente.

– Asi que lo que me dices, es que lo olvide todo.

– No tan deprisa, Llanero Solitario. No he dicho que yo lo fuera a olvidar. Seguire investigandolo, pero por razones puramente egoistas… por la posibilidad de conseguir algo contra Trapp. Y hay algo en esa historia de la pelicula que me interesa: Harvey Pinckley, el tipo que cogio la llamada. Era uno de los chicos de Trapp, cuando este estaba en Hollywood. Un lameculos de primera.

– Del hablo de el como si no fuese un mal tipo.

– Del no lo conoce, yo si. Ademas, Del es un buen tipo, pero nuestra relacion ha sido un tanto gelida desde hace un tiempo.

– ?Por la politica del Departamento?

– Por problemas maritales… su mujer le esta causando muchos problemas. Esta seguro de que ella le pone cuernos. Eso lo ha convertido en todo un antisocial.

– Lamento oir eso.

– Yo tambien. Era el unico en toda la Division que alguna vez me trato como a un ser humano. Y no te equivoques… no nos estamos cortando el cuello los unos a los otros; pero no va a esforzarse por ayudar a alguien… a nadie. En cualquier caso, el momento es adecuado para una pequena recogida de informacion extracurricular. No tengo que presentarme hasta el lunes, y Rick o estara durmiendo o trabajando todo el fin de semana.

Se alzo, camino arriba y abajo.

– La holgazaneria es la madre de todos los vicios, amigo. Y ya sabes que yo no soy vicioso. Solo que no esperes nada dramatico, ?eh?

Asenti con la cabeza, lleve los platos al fregadero y empece a lavarlos.

Vino, y me coloco una gran y carnosa mano en el hombro.

– Pareces muy hundido. Enfrentate a ello, doctor, esa amiga era algo mas que una amiga.

– Hace ya mucho tiempo, Milo.

– Pero por la cara que pones cuando hablas de ella, la historia no es tan antigua… ?O es que hay algo mas en esa cosa aterradora que tu tienes por mente?

– Nada mas, Milo.

Aparto su mano.

– Considera una cosa, Alex. ?Estas preparado para escuchar mas basura acerca de ella? Porque, por lo que ya sabemos, una vez comencemos a escarbar, lo que vamos a encontrar no va a ser un tesoro.

– No hay problema -dije, tratando de parecer despreocupado.

– Ya veo -dijo el. Y fue a buscarse otra cerveza.

14

Cuando se hubo marchado, mi despreocupacion se derrumbo. ?Cuanta mas mierda deseaba hallar, visto que ni lograba encontrarle sentido a la que ya habia hallado hasta el momento?

Sesiones de seguimiento gratuitas.

Yo tambien habia tenido mi seguimiento.

La escena con la foto de su gemela me habia dejado anonadado, dolorido, incapacitado para concentrarme en el trabajo. Tres dias mas tarde empece a llamarla, sin lograr respuesta. Cuatro dias despues reuni todo mi valor y regrese a la casa de Jalmia. No habia nadie en ella. Inquiri en el Departamento de Psico y me dijeron que estaba de baja temporal. Ninguno de sus profesores parecia preocupado por ello, no era la primera vez que tenia una de estas ausencias… «por asuntos familiares»…, y luego siempre recuperaba las clases perdidas, era una estudiante realmente excepcional. Me sugirieron que hablase con su consejero, el doctor Kruse.

Cuando Kruse no me contesto, tras toda una semana de llamadas telefonicas, busque la direccion de su oficina y me llegue hasta alli. El edificio eran cinco plantas de acero anodizado y cristal color bronce en Sunset, cerca de Doheny, con un vestibulo en granito y moqueta marron, y un ruidoso restaurante frances que se abria a la calle como cafe con terraza, en la planta baja. El directorio listaba una extrana mezcla de inquilinos: cerca de un tercio de psicologos y psiquiatras, el resto empresas relacionadas con el cine…, companias productoras, agencias, publicistas y agentes de actores.

La oficina de Kruse se hallaba en el piso alto. Su puerta estaba cerrada. Me arrodille, abri la tapa del buzon para la correspondencia y atisbe al interior. Oscuridad. Me alce y mire en derredor. En el piso solo habia otra oficina, que acababa de llenarlo… Era de una empresa llamada Creative Image Associates. Sus puertas dobles tambien estaban cerradas.

Coloque una nota bajo la placa del nombre de Kruse, dejandole mi nombre y numero de telefono, y pidiendole que se pusiera en contacto conmigo, tan pronto le fuera posible, para un asunto relacionado con S. R. Luego, volvi a ir a la casa de Jalmia.

La mancha de aceite del aparcamiento estaba seca, las hojas empezaban a marchitarse. El buzon estaba atestado con al menos una semana de correspondencia. Repase las direcciones de las cartas, todo era propaganda, no habia nada que me diera una pista de a donde podria haberse ido.

La manana siguiente, antes de dirigirme al Hospital, regrese al Departamento de Psico y consegui la direccion privada de Kruse, mirando en los archivos de la Facultad. En las Pacific Palisades. Fui alli aquella tarde, y me puse a esperar que llegara.

Era a finales de noviembre, el mejor tiempo del ano para L. A. El cielo justo se habia oscurecido, pasando de un azul estilo El Greco a ser estano brillante, y estaba hinchado con nubes de lluvia y tenso con la carga electrica.

La casa de Kruse era grande, rosada y de estilo espanol, en una calle privada que salia de Mandeville Canyon, justo un breve paseo desde la autopista de la costa y las altas y golpeantes mareas del otono. La calle era estrecha y tranquila, las propiedades cercanas de gran tamano, pero la de Kruse estaba abierta, sin altos muros o verjas.

La Psicologia habia sido buena con el. La casa era gracil, con mas de cincuenta metros de jardin planificado a cada lado, adornada con terrazas, tejados estilo Monterrey, ventanas en madera trabajada a mano, vidrios emplomados. Dando sombra al lado sur del cesped habia un pino negro hermosamente retorcido…, un bonsai gigante. Y un par de plantas brasilenas de orquideas habian salpicado el cesped, recien cortado, con flores violetas. Un sendero semicircular, hecho de baldosas morunas, trazaba una U invertida a traves del cesped.

Al anochecer se prendieron unas luces coloreadas del exterior, y subrayaron los puntos mas destacados de la decoracion externa. Ni habia coches ni sonido alguno. Mas aislamiento al buen estilo canon. Sentado aqui, recorde la casa de Jalmia… ?seria la influencia del amo? Pense en la historia de la herencia de Sharon, y me pregunte de nuevo si no le habria puesto Kruse la casa.

Tambien me pregunte que le habria pasado a la otra cria de la foto.

Aparecio poco despues de las ocho, conduciendo un Mercedes negro descapotable, de dos plazas, adornado en dorado y con la capota bajada. Forzo el motor para subir el sendero sin parar. Y, en lugar de abrir la puerta, paso las piernas por encima de ella. Su largo cabello * amarillo era revoloteado de un modo perfecto por el viento; de su cuello colgaba de una cadena de oro unas gafas de sol de esas de espejo. No llevaba maletin, solo una pequena bolsa colgada al hombro, en piel de becerro, que hacia juego con sus botas. Vestia una chaqueta gris deportiva, en cachemira, jersey de cuello de cisne, en seda blanca, y tejanos negros. Un panuelo negro de seda, con un reborde escarlata, se desparramaba desde el bolsillo del pecho de la chaqueta.

Mientras se dirigia a la puerta delantera, yo sali del Rambler. El ruido de la puerta al cerrarse le hizo darse la vuelta. Me miro. Corri hacia el y me puse a la luz.

– Doctor Kruse, soy Alex Delaware.

A pesar de todos mis mensajes, mi nombre no provoco senal alguna de reconocimiento.

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