Porque captar el mundo real forma parte de la definicion misma de la novela; pero ?como captarlo y entregarse al mismo tiempo a un hechizante juego de fantasia? ?Como ser riguroso en el analisis del mundo y al mismo tiempo irresponsablemente libre en las ensonaciones ludicas? ?Como unir estos dos fines incompatibles? Kafka supo resolver este inmenso enigma. Abrio la brecha en el muro de lo verosimil; la brecha por la que le siguieron muchos otros, cada uno a su manera: Fellini, Garcia Marquez, Fuentes, Rushdie. Y otros, y otros mas.

?Al diablo con san Garta! Su sombra castradora ha mantenido invisible a uno de los mayores poetas de la novela de todos los tiempos.

Tercera Parte. Improvisacion en homenaje a Stravinski

La llamada del pasado

En una conferencia por radio, en 1931, Schonberg habla de sus maestros: «In erster Linie Bach und Mozart; in zweiter Beethoven, Wagner, Brahms» [«en primer lugar Bach y Mozart, en segundo lugar, Beethoven, Wagner, Brahms»]. Con frases condensadas, aforisticas, define a continuacion lo que aprendio de cada uno de estos cinco compositores.

Entre la referencia a Bach y la que hace de los demas hay, no obstante, una gran diferencia: de Mozart, por ejemplo, aprende «el arte de las frases de longitud desigual» o «el arte de crear ideas secundarias», o sea un savoir-faire completamente individual que pertenece tan solo a Mozart. En la obra de Bach descubre principios que tambien habian sido durante siglos antes de Bach los de cualquier musica: primero, «el arte de inventar grupos de notas capaces de acompanarse a si mismos»; y, segundo, «el arte de crear el todo a partir de un unico nucleo» («die Kunst, alles aus einem zu erzeugen»).

Gracias a las dos frases que resumen la leccion que Schonberg retuvo de Bach (y de sus predecesores) podria definirse toda la revolucion dodecafonica: contrariamente a la musica clasica y a la musica romantica, compuestas a partir de la alternancia de los distintos temas musicales que se suceden el uno al otro, una fuga de Bach, al igual que una composicion dodecafonica, desde el principio hasta el final, se desarrollan a partir de un unico nucleo, que es a la vez melodia y acompanamiento.

Veintitres anos despues, cuando Roland Manuel pregunta a Stravinski: «?Cuales son hoy los compositores que mas le interesan?», este contesta: «Guillaume de Machaut, Heinrich Isaak, Dufay, Perotin y Webern». Es la primera vez que un compositor proclama tan a las claras la inmensa importancia de la musica de los siglos XII, XIV y XV, y la relaciona con la musica moderna (la de Webern).

Anos despues, Glenn Gould da un concierto en Moscu para los estudiantes del conservatorio; tras tocar a Webern, Schonberg y Krenek, se dirige a sus oyentes mediante un pequeno comentario y dice: «El mas hermoso elogio que puedo hacer de esta musica es decir que los principios que pueden encontrarse en ella no son nuevos, que tienen al menos quinientos anos»; luego, continuaria con tres fugas de Bach. Era una provocacion bien meditada: el realismo socialista, doctrina entonces oficial en Rusia, se oponia a lo moderno en nombre de la musica tradicional; Glenn Gould quiso demostrar que las raices de la musica moderna (prohibida en la Rusia comunista) llegan mucho mas hondo que las de la musica oficial del realismo socialista (que, en efecto, no era sino una conservacion artificial del romanticismo musical).

Los dos medios tiempos

La historia de la musica europea tiene aproximadamente mil anos (si veo sus comienzos en los primeros intentos de la polifonia primitiva). La historia de la novela europea (si veo su comienzo en la obra de Rabelais y en la de Cervantes), aproximadamente cuatro siglos. Cuando pienso en estas dos historias, no puedo liberarme de la impresion de que se han desarrollado segun ritmos similares, en dos medios tiempos, por decirlo asi. Las cesuras entre los medios tiempos, tanto en la historia de la musica como en la de la novela, no son sincronicas. En la historia de la musica, la cesura se extiende por todo el siglo XVIII (ya que el apogeo simbolico de la primera mitad se encuentra en El arte de la fuga de Bach y el comienzo de la segunda, en las obras de los primeros clasicos); la cesura en la historia de la novela llega poco despues: entre los siglos XVIII y XIX, o sea entre, por una parte. Lacios, Sterne, y, por otra, Scott, Balzac. Este asincronismo atestigua que las causas mas profundas que rigen el ritmo de la historia de las artes no son sociologicas, politicas, sino esteticas: vinculadas al caracter intrinseco de este o aquel arte; como si el arte de la novela, por ejemplo, contuviera dos posibilidades distintas (dos maneras distintas de ser novela) que no pudieran ser explotadas a la vez, de forma paralela, sino sucesivamente, una despues de otra.

La idea metaforica de los dos medios tiempos se me ocurrio hace muchos anos durante una conversacion amistosa y no pretende apoyarse en ninguna base cientifica; es una experiencia trivial, elemental, ingenuamente evidente: en lo que se refiere a la musica y a la novela, nos educan a todos en la estetica del segundo medio tiempo. Una misa de Ockeghem o El arte de la fuga de Bach son para un melomano medio tan dificiles de comprender como la musica de Webern. Por muy atractivas que sean sus historias, las novelas del siglo XVIII intimidan al lector por su forma, de tal manera que son mucho mas conocidas por sus adaptaciones cinematograficas (que desnaturalizan fatalmente tanto su espiritu como su forma) que por su texto. Los libros del novelista mas celebre del siglo XVIII, Samuel Richardson, son hoy inencontrables en las librerias y estan practicamente olvidados. Balzac, por el contrario, por mucho que pueda parecer envejecido, sigue siendo facil de leer, su forma es comprensible, le es familiar al lector y, aun mas, es para el el modelo mismo de la forma novelesca.

El foso entre las esteticas de los dos medios tiempos es la causa de una multitud de malentendidos. Vladimir Nabokov, en su libro sobre Cervantes, da una opinion provocadoramente negativa del Quijote: libro sobrevalorado, ingenuo, repetitivo, esta lleno de una insoportable e inverosimil crueldad; esta «repugnante crueldad» ha convertido este libro en uno de «los mas duros y mas barbaros que jamas se hayan escrito»; el pobre Sancho, apaleado por todas partes, pierde al menos cinco veces los dientes. Si, Nabokov tiene razon: Sancho pierde demasiados dientes, pero no estamos ante la obra de Zola, en la que la crueldad, descrita con precision y detalle, se convierte en documento verdadero de una realidad social; con Cervantes estamos ante un mundo creado por los sortilegios del narrador que inventa, que exagera y que se deja llevar por sus fantasias, por sus excesos; no podemos tomar al pie de la letra, como, por cierto, nada en esa novela, los ciento tres dientes rotos de Sancho. «?Senora, una apisonadora ha pasado por encima de su hija!» «Bueno, ahora estoy en la banera, pasemela por debajo de la puerta.» ?Acaso hay que condenar por cruel este viejo chiste checo de mi infancia? La gran obra fundadora de Cervantes estuvo animada por el espiritu de lo no serio, espiritu que, despues, se volvio incomprensible por la estetica novelesca del segundo medio tiempo, por el imperativo de la verosimilitud.

El segundo medio tiempo no solo ha eclipsado al primero, sino que lo ha reprimido; el primer medio tiempo paso a ser la mala conciencia de la novela y sobre todo de la musica. La obra de Bach es el ejemplo mas celebre: la celebridad de Bach en vida; el olvido despues de su muerte (largo olvido de medio siglo); el lento redescubrimiento de Bach durante todo el siglo XIX. Beethoven es el unico que casi consiguio hacia el final de su vida (o sea setenta anos despues de la muerte de Bach) integrar la experiencia de este en la nueva estetica de la musica (sus reiterados intentos de introducir la fuga en la sonata), mientras que, despues de Beethoven, cuanto mas adoraban los romanticos a Bach, mas se alejaban de el por su pensamiento estructural. Para hacerlo mas accesible se le ha subjetivizado, sentimentalizado (los celebres arreglos de Busoni): luego, como reaccion a esta romantizacion, se quiso reencontrar su musica tal como se habia tocado en su epoca, lo cual ha dado lugar a interpretaciones de una notable insipidez. Una vez atravesado el desierto del olvido, la musica de Bach conserva todavia, a mi juicio, su rostro semivelado.

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