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Pregunta: si la musica es un idioma supranacional, ?tiene tambien un caracter supranacional la semantica de las entonaciones del lenguaje hablado? ?O no, en absoluto? ?O, pese a todo, en cierta medida? Problemas todos ellos que fascinaban a Janacek. Hasta tal punto que lego en su testamento casi todo su dinero a la universidad de Brno para subvencionar las investigaciones sobre el lenguaje hablado (sus ritmos, sus entonaciones, su semantica). Pero a la gente poco le importan los testamentos, es cosa sabida.

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La admirable fidelidad de Sir Charles Mackerras a la obra de Janacek significa: captar y defender lo esencial. Ir a lo esencial es por otra parte la moral artistica de Janacek; la norma: solo una nota absolutamente necesaria (semanticamente necesaria) tiene derecho a existir; de ahi la maxima economia en la orquestacion. Al quitar de las partituras los anadidos que les habian impuesto, Mackerras restituyo esta economia e hizo asi mas inteligible la estetica janacekiana.

Pero tambien hay otra fidelidad, en el polo opuesto, que se manifiesta en la pasion de recoger todo lo que pueda descubrirse detras de un autor. Mientras en vida cualquier autor intenta hacer publico todo lo que es esencial, los hurgadores de cubos de basura son apasionados de lo inesencial.

El espiritu hurgador se manifiesta de un modo ejemplar en la grabacion de las piezas para piano, violin y violonchelo (ADDA 581136/37). En ella, los fragmentos menores o nulos (transcripciones folcloricas, variantes abandonadas, obritas de juventud, esbozos) ocupan aproximadamente cincuenta minutos, una tercera parte de la duracion, y estan dispersos entre las composiciones de gran estilo. Se oye, por ejemplo, durante seis minutos y treinta segundos, una musica de acompanamiento para ejercicios de gimnasia. ?Oh, compositores, controlense cuando bellas senoras de un club deportivo vayan a solicitarles un pequeno encargo! Tomada a broma, ?su cortesia les sobrevivira!

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Sigo examinando los estantes. Busco en vano algunas hermosas composiciones orquestales de su madurez (El hijo del violinista, 1912, La balada de Blanik, 1920), sus cantatas (sobre todo: Amarus, 1898), y algunas composiciones de la epoca de la formacion de su estilo, que se distinguen por una conmovedora e inigualable simplicidad: Pater noster (1901), Ave Maria (1904). Lo que falta ante todo, y es grave, son los coros; porque nada en nuestro siglo iguala en este terreno al Janacek de su gran periodo, sus cuatro obras maestras: Marycka Magdonova (1906), KantorHalfar (1906), Setenta mil (1909), El loco errante (1922): diabolicamente dificiles en cuanto a la tecnica, habian sido motivo de excelentes ejecuciones en Checoslovaquia; estas grabaciones no existen, sin duda, mas que en antiguos discos de la marca checa Supraphon, pero, desde hace anos, son inencontrables.

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El balance no es, pues, del todo malo, pero tampoco es bueno. Con Janacek fue asi desde el principio. Jenufa sube a los escenarios del mundo veinte anos despues de su creacion. Demasiado tarde. Porque, despues de veinte anos, se pierde el caracter polemico de una estetica y entonces ya no es perceptible su novedad. Por eso la musica de Janacek es tantas veces mal comprendida, y tan mal ejecutada; su sentido historico se ha esfumado; parece inclasificable; como un hermoso jardin situado al margen de la Historia; ni se plantea la cuestion de su lugar en la evolucion (mejor aun: en la genesis) de la musica moderna.

Si en el caso de Broch, Musil, Gombrowicz, y en cierto sentido el de Bartok, lo tardio del reconocimiento se debe a catastrofes historicas (nazismo, guerra), en el caso de Janacek es su pequena nacion la que se encargo de asumir del todo el papel de las catastrofes.

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Las pequenas naciones. Este concepto no es cuantitativo; designa una situacion; un destino: las pequenas naciones no conocen la feliz sensacion de estar ahi desde siempre y para siempre; todas pasaron, en algun momento de su historia, por la antecamara de la muerte; siempre enfrentadas a la arrogante ignorancia de los grandes, ven su existencia perpetuamente amenazada o cuestionada; porque su existencia es cuestion.

En su mayoria, las pequenas naciones europeas se emanciparon y alcanzaron su independencia en los siglos XIX y XX. Su ritmo de evolucion es por lo tanto especifico. Para el arte, esta asincronia historica fue muchas veces fertil al permitir el extrano acercamiento de distintas epocas: asi, Janacek y Bartok participaron con ardor en la lucha nacional de sus pueblos; es su vertiente siglo XIX: un extraordinario sentido de lo real, un apego a las clases populares, al arte popular, una relacion mas espontanea con el publico; estas cualidades, que habian desaparecido de los paises grandes, se unieron a la estetica de lo moderno en un sorprendente, inimitable, feliz maridaje.

Las pequenas naciones forman «otra Europa» cuya evolucion esta en contrapunto con la de las grandes. Un observador puede quedar fascinado por la intensidad a menudo asombrosa de su vida cultural. Ahi, se manifiesta la ventaja de lo pequeno: la riqueza de acontecimientos culturales esta hecha a la «medida humana»; todo el mundo es capaz de abarcar esta riqueza, de participar en la totalidad de la vida cultural; por eso, en sus momentos mejores, una pequena nacion puede evocar la vida de una ciudad de la Grecia antigua.

Esta posible participacion de todos en todo puede evocar otra cosa: la familia; una pequena nacion se parece a una gran familia y le gusta llamarse asi. En la lengua del pais europeo mas pequeno, en islandes, familia se dice: fjolskylda; la etimologia es elocuente: skylda quiere decir: obligacion; fjol quiere decir: multiple. La familia es, pues, una obligacion multiple. Los islandeses tienen una sola palabra para decir lazos familiares: fjolskyldubond: los lazos (bond) de las obligaciones multiples. En una gran familia de una pequena nacion, el artista esta atado, pues, de multiples maneras, por multiples lazos. Cuando Nietzsche zarandea alborotadamente el caracter aleman, cuando Stendhal proclama que prefiere Italia a su patria, ningun aleman, ningun frances se ofende; si un griego o un checo se atreviera a decir lo mismo, su familia lo anatematizaria como a un detestable traidor.

Disimuladas detras de sus lenguas inaccesibles, las pequenas naciones europeas (su vida, su historia, su cultura) son muy mal conocidas; se cree, muy naturalmente, que en ello radica el principal impedimento para el reconocimiento internacional de su arte. Ahora bien, es todo lo contrario: este arte esta impedido porque todo el mundo (la critica, la historiografia, tanto los compatriotas como los extranjeros) lo pega a la gran foto de familia nacional y no lo deja salir de ahi. Gombrowicz: sin ninguna utilidad (tampoco sin ninguna competencia), sus comentaristas extranjeros se empenan en explicar su obra discurriendo sobre la nobleza polaca, el barroco polaco, etc. Como dice Proguidis, [3]E:WINDOWSclitConvert85ed80.25 254 13110212002141171211 htm – _ftn3 lo «polonizan», lo «repolonizan», lo reducen al pequeno contexto nacional. Sin embargo, no es el conocimiento de la nobleza polaca, sino el conocimiento de la novela mundial moderna (o sea el conocimiento del gran contexto) el que nos ayudara a comprender la novedad y, por lo tanto, el valor de la novela gombrowicziana.

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