casados mas de veinte, pero si ella estaba perdiendo la batalla contra el paso del tiempo, no estaba dispuesta a aceptar la derrota. En su juventud probablemente habia sido tan bella como su hija. Pero ahora era mas esbelta, mas delgada como resultado de la fuerza de voluntad, no de la naturaleza. Tenia los ojos garzos de Jonet y el mismo cutis palido, tal vez exageradamente estirado sobre sus pomulos. Llevaba los labios cuidadosamente pintados, pero las comisuras estaban acariciadas por las sombras, lo mismo que se dibujaban sus preocupaciones, como telas de arana, por la ancha y despejada frente. Era una mujer guapa, pero era la suya una belleza que se iba desvaneciendo, quebradiza y fragil como el cristal finamente tallado, para ser admirada mejor de lejos que de cerca. Desperto los instintos protectores de Justino al mismo tiempo que le hizo sentirse vagamente incomodo, porque parecia vulnerable y distante y el no sabia a cual de las dos senales prestar atencion.

– ?Por que no estas en el establo, Edwin?

Ella preguntaba, no acusaba, ni siquiera cuando se encontraba a su criado vagando por la ciudad, le juzgaba hasta oir sus explicaciones y a Justino le agrado ese detalle. Se acordaba de haberle oido decir a Edwin que el maestro Gervase era un hombre justo. Y parecia que tambien lo era su viuda, lo cual era mas, penso Justino, que lo que se podia decir de su hija.

– Venimos de la tienda, senora Ella. Este es el hombre de quien os hable, el que trato de salvar al senor Gervase en Alresford Roads.

Ella se volvio para mirar fijamente a Justino, luego se acerco y tomo las manos del joven entre las suyas.

– Me alegro de que hayais venido porque me dais la oportunidad de expresar mi gratitud por lo que hicisteis por mi esposo.

– ?Si por lo menos hubiera llegado a tiempo! -contesto Justino con un pesar tan sentido que ella le sonrio tristemente.

– El Todopoderoso le llamo a su seno y, aunque no lo comprendamos debemos aceptarlo. Ahora espero que os alojeis en nuestra casa mientras esteis en Winchester.

– Senora Fitz Randolph, sois extraordinariamente amable, pero…

– Insisto -replico ella con firmeza y asi de facil le resulto a Justino el ganar acceso al hogar de los Fitz Randolph. Pero no iba a durar mucho su triunfo. La criada, Edith, se unio ahora a su senora, y el ver las piezas de tela negra en su cesta le privo de la satisfaccion que hubiera podido tener por su exito, recordandole que estaba a punto de infiltrarse en una casa de luto.

La cena de aquella noche no fue una comida agradable. El menu a base de pescado propio de un viernes solo era una tentacion para el muerto de hambre y la tension en el comedor era oprimente. A Justino no le gusto el arenque salpreso y, para ser cortes, lo aparto cuidadosamente alrededor del plato, que despues lleno con un guiso espeso de cebollas y repollo. Asi como Tomas y Jonet parecian comer a gusto, ni la viuda de Gervase ni el hermano de este daban la impresion de tener apetito. Ella miraba al vacio y Guy se limitaba de vez en cuando a beber un trago de la copa de vino que tenia junto al codo.

Mientras cogia un pedazo de pan, Justino estudio disimuladamente a Guy. Era mucho mas joven que Gervase, pues no aparentaba mas de treinta y cinco anos. Tenia el cabello y la barba de color castano como su hermano; el parecido entre los dos era muy marcado. Justino no podia juzgar todavia si tenia los mismos ojos oscuros que Gervase porque su mirada y la de Guy no se habian encontrado aun. No era necesario advertirle a Justino que Guy estaba enfermo porque su cutis tenia un tinte grisaceo y le latia con fuerza una de las venas en sus sienes. Tampoco eran firmes sus manos. En su favor hay que decir que tenia una joven esposa solicita en prestarle toda clase de atenciones, una hermosa nina durmiendo en su cuna y un poder de decision mucho mayor ahora en la direccion del negocio. Pero a Justino le parecio un hombre atormentado.

Guy no era el unico que tenia los nervios de punta. Conforme avanzaba la comida, Tomas parecia estar cada vez mas inquieto, moviendose impaciente en la silla, mirando a su madre, furtivamente, cuando ella no lo miraba. Justino creyo que estaba mas expectante que inquieto, como un nino deseoso de compartir un secreto. Desmenuzando distraidamente su pan, Justino miro a Tomas con animos de observarle. Su cabello rubio muy rizado y su delicada estructura osea le hacian parecer mas joven de sus diecinueve anos, pero su apariencia era enganosa. Tal vez tuviera un aspecto angelical, pero a lo largo de la cena habia mostrado un temperamento irritable y una lengua mordaz, dirigiendose con brusquedad a la criada que servia la cena, discutiendo con su hermana, interrogando a Justino con una brusquedad que lindaba con la mala educacion. ?Era siempre asi de beligerante? Justino habia venido dispuesto a ofrecer sus condolencias a los hijos de Gervase Fitz Randolph, pero era desconcertante el darse cuenta de que le desagradaban en extremo.

La conversacion volvio a decaer. Consciente de los largos silencios, Ella salio de su mutismo.

– He visto hoy en la ciudad al criado de sir Hamon, Jonet. Me ha dicho que sir Hamon estara en Winchester la semana que viene. Creo que debemos invitarle a cenar.

Jonet no contesto, pero no era necesario, porque la respuesta se reflejaba muy expresivamente en su rostro. En aquel mundo no se les concedia a las mujeres el derecho de decidir su propio destino y pocos hubieran comprendido el problema de Jonet. Justino si lo comprendia, porque tenia la compasion instintiva de un exposito hacia los debiles y los oprimidos. Tal vez no le gustara Jonet, pero no consideraba justo que se la obligara a casarse con el hombre que habia elegido su padre, aparte de que le habia entregado su corazon -y probablemente su virginidad- a Miles. Al observar a Jonet estremecerse a la mera mencion del nombre de sir Hamon, Justino no pudo por menos de identificarse con su espiritu rebelde. ?Pudiera ser que su clandestina relacion amorosa le diera motivos para el asesinato!

Sin hacer caso del desasosiego de su hija, Ella continuo hablando en terminos elogiosos del noble pretendiente: su piedad, su honestidad, su rango en la comunidad. Llego un momento en que Justino tambien empezo a estremecerse, agobiado por su conocimiento del culpable secreto de Jonet. Se sintio casi tan aliviado como Jonet cuando por fin intervino Guy.

– Se que te gustaria ver a Jonet casada con sir Hamon, Ella. Pero creo que es mejor que nos enfrentemos con la realidad. La muerte de Gervase lo cambia todo.

Jonet dirigio a su tio una mirada de profundo agradecimiento y afecto, Ella le dirigio otra de reproche.

– No -insistio-, hemos de encontrar el dinero para su dote, porque esto es lo que Gervase hubiera deseado.

Guy y Jonet intercambiaron miradas de complicidad y el meneo la cabeza, casi imperceptiblemente. Justino observaba la manera en que ambos se comunicaban: ?Queria esto decir que eran aliados, ademas de parientes? Este hogar estaba sumergido en corrientes subterraneas. ?Habria alguien mas que supiera que otras cosas se escondian debajo de la superficie?

Tomas pincho un trozo de arenque.

– No pierdas la esperanza, mama. Tal vez sir Hamon este dispuesto a aceptar una dote mas pequena.

Eso no parecio alegrar a Ella, pero Jonet daba la impresion de desear atravesar el cuerpo de su hermano con su propio cuchillo. Pero no reacciono en el acto. Cogiendo un poco mas de pan, mordisqueo con remilgos la corteza antes de tratar de desviar la conversacion, diciendo:

– Fui a la tienda esta tarde para verte, Tomas, y me sorprendio el que te hubieras ido ya. Espere mucho rato pero no volviste. ?Donde habias ido?

– ?Oh, Tomas! -Ella se quedo mirando a su hijo sorprendida-. ?Como puedes eludir asi tus responsabilidades cuando tu pobre padre lleva solo diez dias muerto? Yo necesito contar contigo ahora mas que nunca. Miles no puede encargarse de todo el solo, asi que…

– ?Por que no? -salto Jonet saliendo lealmente, pero no precipitadamente, en defensa de su amante-. Miles es muy habil en su oficio. Hasta nuestro padre estaba satisfecho de su trabajo y ?bien sabeis lo exigente que llegaba a ser!

– Yo no estaba criticando a Miles, Jonet. Se que es un buen orfebre, pero no es un miembro de la familia, querida hija. Eso es lo que queria decir.

– ?Desde cuando hablas con tanto entusiasmo de personas a las que pagamos un salario? -pregunto Tomas maliciosamente-. Nunca te he oido alabar las natillas que hace Berta o decirle a Edwin lo bien que cuida los caballos.

Jonet se traiciono a si misma con un sonrojo inoportuno, pero afortunadamente para ella, su madre estaba acostumbrada a oirlos pelearse y no hizo el menor caso. Paseando su mirada de un rostro a otro, Justino saco la consecuencia de que Guy estaba enterado de la relacion entre Miles y Jonet. Pero dudaba que lo estuviera Tomas,

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