hijo.

– Sueltale, Wat -Lucas se asomo al borde del desvan-. Sube, Ivo.

Ivo subio la escalera con dificultad, fulminando a Justino con la mirada cuando este le ofrecio una mano. Se detuvo delante de las piedras de moler, mirando fijamente las manchas de sangre.

– ?Os entrometisteis donde nadie os llamaba -dijo- y mirad lo que habeis conseguido! ?Habeis hecho que mataran a mi hijo!

La boca de Lucas se torcio en una mueca de odio.

– Yo no fui el que empuno la navaja. Eso lo hizo tu sobrino, no yo.

– Gib no lo hizo. No seria capaz de matar a uno de los suyos.

– Eso debe de ser un gran consuelo para Kenrick.

– ?Maldito seas! -A Ivo le temblaba la voz y miraba al justicia con odio-. Estas mintiendo.

– ?Por que crees que degollo a Kenrick? Al hacerlo le estaba enviando un mensaje al resto de Winchester y tu bien lo sabes, Ivo. ?Que mas necesita tu familia para aceptar la verdad de este hecho? El matar le resulta muy facil a Gilbert. Ayer fue Kenrick. Manana puedes ser tu si empieza a dudar de tu lealtad.

– Dijo que le habeis echado la culpa del asesinato de Kenrick, pero juro que no lo ha cometido y yo le creo.

– No, no le crees -dijo Lucas. El hombre se estremecio y sus hombros se hundieron-. Si todos vosotros no hubierais estado mintiendo en su favor y protegiendole, Kenrick estaria aun vivo. Como lo estaria el orfebre y esa pobre mujer que asesino en el camino de Southampton. Se que no lloras estas muertes, pero no tengo por que dudar que si lloras a tu hijo. Dime la verdad, Ivo. Se lo debes a Kenrick.

Ivo se volvio con idea de marcharse, pero Lucas le cogio del brazo.

– No vi a Gib -dijo con voz ronca-. Hablo con mi hermano. Dijo… dijo que le habiais acusado falsamente del asesinato de Kenrick y que seria muy peligroso para el quedarse en Winchester y en sus alrededores.

Lucas le agarro el brazo con mas fuerza.

– ?Donde se ha ido?

– A Londres. Le dijo a mi hermano que iba a regresar a Londres.

Despues de comprar salchichas y pan en un puesto ambulante, Lucas y Justino se retiraron a comerselas a una taberna al otro lado del camino, no lejos del castillo.

– ?Creeis a Ivo? -pregunto Justino entre bocado y bocado-. ?Creeis que Gilbert se ha ido a Londres?

– Parece logico. Despues de todo, no esperaba que lo cogieran en el acto. Una rata siempre regresa a su madriguera y esta rata en particular tiene en Londres varias donde esconderse.

– ?Creeis que el compinche ha huido tambien?

– ?Es que tengo pinta de adivino? -Lucas termino una salchicha y alargo la mano para coger otra- Perdonadme, la falta de sueno me hace irritable.

– No mas de lo acostumbrado. -Justino estaba dispuesto a quitar importancia a los arranques de Lucas, impresionado como estaba por la habilidad del justicia para reconstruir los hechos del crimen y por el temerario valor que le impulso a subir por la escalera de mano sin saber si se iba a encontrar con un asesino al acecho. Era una lastima tener que ir a Londres sin la ayuda de Lucas-, ?Han llegado a Winchester historias sobre los crimenes de Gilbert en Londres? ?Algo que pueda ser util para localizarlo?

– Yo he estado pensando tambien en eso. Por razones que no estais dispuesto a revelar, parece ser que la reina quiere que se investigue este crimen en secreto. Pero aun asi, no se puede excluir de el a los justicias de Londres.

Esperad y escuchadme, De Quincy. Conozco a uno de los justicias de una visita que hice a Londres en el pasado, un hombre llamado Roger Fitz Alan. Parece un buen tipo y sabe como mantenerse a flote en las corrientes politicas porque es sobrino del alcaide. Dejadme que le escriba recordandole que se quiere tener a Gilbert en Winchester por esos dos asesinatos del verano pasado y por dos mas ahora. Hare que suene como un asunto local, le dire que queremos ahorcar a Gilbert y le pedire su ayuda para encontrarle. Una solicitud de esta indole no tiene nada de extrano, y puedo aseguraros que no la tomara a mal.

– Bueno…, tendre que obtener primero el consentimiento de la reina. Pero la idea es buena. No me vendria mal alguna ayuda porque no conozco bien Londres.

– No conseguireis toda la ayuda que necesitais porque es probable que los justicias no dispongan de muchos hombres para seguirle la pista a un asesino de Winchester. Sin una orden real que los motive, daran preferencia a los crimenes cometidos en su circunscripcion y no puedo censurarlos por ello; yo haria lo mismo. Asi que si hay que encontrar al hombre, lo tendreis que hacer vos. Pero si teneis la suerte de localizarlo, no se os ocurra ir solo a capturarlo. Dejad que el justicia mande hombres a arrestarlo. Gilbert el Flamenco es un engendro del demonio, pero es tambien extraordinariamente peligroso, el bellaco mas despiadado que he conocido en toda mi vida.

– Tened cuidado, Lucas -aconsejo Justino con una sonrisa burlona-, porque estais empezando a dar la impresion de estar preocupado por mi.

Lucas dio un resoplido.

– ?Cuando las ranas crien pelo! -Pero un momento despues dijo con inusitada gravedad-: Simplemente acordaos de por que se le llama el Flamenco. Ni la carta de una reina es proteccion suficiente contra una hoja tan afilada.

Lucas tenia la carta preparada para Justino cuando este paso por el castillo, a la manana siguiente muy temprano. Justino se la escondio junto con la carta de la reina, confiando en que a Leonor le pareciera bien que la utilizara. Habia llegado a la conclusion de que era muy conveniente tener a un justicia como aliado.

Fue un momento al establo de los Fitz Randolph porque queria decirle a Edwin que se iba a Londres. Despues de hacerle prometer de nuevo que seria discreto respecto a sus sospechas, salio a lomos de Copper con las palabras de despedida del criado, «?buena caza!», resonandole en los oidos.

Tenia el plan de salir de la ciudad inmediatamente, pero al divisar la abadia de San Swithun, paro el caballo y obedeciendo a un impulso interior entro en el cementerio. Aparecieron ante sus ojos filas y filas de tumbas de losas erosionadas, como un ejercito en orden de batalla preparado para librar una guerra que ya habia perdido. No se habia detenido nunca en un cementerio sin acordarse de su madre, y sin preguntarse donde estaria enterrada, si habria alguien que se cuidara de su tumba, alguien que llorara su muerte.

Dejo atado a Copper y pidio a un monje que le acompanara. Abriendose paso entre las tumbas, y cuando ya casi habia llegado a la de los Fitz Randolph, vio a una mujer arrodillada junto al panteon. Estaba de espaldas a el, pero no obstante Justino reconocio enseguida a Ella Fitz Randolph con un aspecto de debilidad y desamparo en sus tristes ropas de viuda.

Justillo se detuvo enseguida porque no queria molestarla. Desde donde el estaba podia oir sus sollozos, que le produjeron una aguda punzada de compasion. Al menos habia una persona que lloraba por el orfebre asesinado.

Desato a Copper y se estaba dirigiendo hacia la puerta del Este cuando se acordo de que se habia olvidado de decirle a Lucas que tenia la intencion de alojarse en el monasterio de la Santisima Trinidad a su llegada a Londres. Le molestaba tener que hacerlo, pero no tenia otro remedio; asi que, marcha atras. Lucas le habia prometido ponerse en comunicacion con el si descubria algo sobre el compinche de Gilbert, y estaba empezando a valorar la palabra de Lucas.

Al regresar al castillo, le dijeron que Lucas se habia ido a desayunar a la taberna al otro lado de la calle. La taberna era la misma donde habian comido sus salchichas el dia anterior. Justino empujo la puerta y echo una ojeada al interior. Pronto vio a Lucas, sentado con otro hombre en una mesa en un rincon. Pero se quedo helado en el acto al ver algo que no podia creer. Se echo hacia atras muy lentamente, procurando que no le vieran. Montandose en la silla de un salto, espoleo a su caballo y llego pronto al camino de Londres. Pero sus pensamientos estaban aun en la taberna, con Lucas y su companero: Durand, el espia de Juan.

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