al enviaros para interesarse por mi. Haced el favor de decirselo asi y que me presentare ante ella en cuanto pueda levantarme, dentro de uno o dos dias.
Nicolas asintio…
– ?Alguna otra cosa?
– Si. -Justino levanto la vista y la clavo en el otro hombre-. Decidle que he sido imprudente. Pero decidle tambien que no volvera a ocurrir.
El medico llego poco despues de haberse marchado Nicolas de Mydden; le diagnostico que estaba reponiendose y pidio el dinero de la consulta. Nell paso la tarde entrando y saliendo de la habitacion cuando encontraba un momento libre en la taberna. Tambien le hicieron otra breve visita Gunter y Agnes y Ursula, la viuda, las vecinas que actuaban de enfermeras de Justino, y unos cuantos de los habituales parroquianos de la taberna que habian tomado parte en el revuelo de la persecucion de sus agresores. Cuando cayo la tarde y empezo a oscurecer, Justino estaba agotado y se quedo finalmente dormido en una habitacion llena de gente que no hacia mas que entrar y salir.
Su sueno era todavia inquieto, lleno de presentimientos. No cesaba de dar vueltas y mas vueltas en la cama, hasta que se desperto sobresaltado. Las gotas de sudor se le metian en los ojos y el corazon le latia tan fuerte que le golpeaba las costillas.
– Tranquilizaos -murmuro una voz suave y femenina-. Era solo un mal sueno.
– Nell… -susurro apenas, y se habria quedado dormido otra vez si la mujer no se hubiera adelantado a corregir.
– No, soy Claudine.
– ?Claudine? -pregunto Justino, y sus ojos se abrieron de repente.
A Claudine le divirtio su evidente perplejidad.
– Convenci a Nicolas de que me trajera aqui; esta esperandome en la taberna para volver a llevarme. Queria ver con mis propios ojos que no estais en vuestro lecho de muerte -y extendiendo la mano le toco la barba con los dedos y los verdugones de la garganta-. ?Teneis sed?
Cuando dijo que si con un movimiento de cabeza, ella volvio con una copa de vino diluido en agua y le observo mientras bebia.
– Esta Nell…, ?es vuestra mujer?
– No -contesto, y Claudine sonrio.
– Me alegro. -Se inclino y le beso en la frente-. Ahora descansad -le insto-. Yo me quedare aqui hasta que os durmais.
A la manana siguiente, Justino recordaba vivamente los sorprendentes acontecimientos que tuvieron lugar junto a su lecho, aunque no podia estar seguro de si lo que estaba recordando era la realidad o una pesadilla febril. Pero ni siquiera la visita de Claudine pudo disipar el recuerdo de Gilbert el Flamenco, asi que aquel dia fue un dia deprimente para el. Le dolia la cabeza, tenia dolores punzantes en el brazo herido y sus nervios estaban mas tensos que la cuerda de un arco. Veia enemigos en las sombras y sombras por todas partes.
El doctor le habia recomendado que se quedara en la cama, pero ni su temperamento ni sus circunstancias le permitian una larga convalecencia. Hizo un esfuerzo para levantarse a media manana, sin preocuparse de sus musculos doloridos y rigidos y se vistio como pudo en una de las breves ausencias de Nell.
Con gran contrariedad por su parte, el simple caminar de un lado a otro por la casita de Gunter le agotaba. ?Como iba a poder defenderse si se encontraba tan flacido y debil como una vela derretida? No tardo mucho en tener que lidiar tambien con Nell, porque esta se puso furiosa al ver que se habia levantado. Por pura terquedad, se nego a hacer caso de sus reprimendas y permanecio de pie hasta que ella regreso a la taberna. Tan pronto como desaparecio, dejo a un lado su orgullo y se desplomo en la cama. No habia hecho mas que quedarse dormido cuando le desperto una insistente llamada a la puerta, de alguien que queria entrar en el cuarto. Tambaleandose medio adormilado, cruzo la habitacion y abrio la puerta. Era Jonas.
En cuanto echo una ojeada al rostro ceniciento de Justino, el sargento se desato la bota de vino de su cinturon.
– Teneis el aspecto de un hombre que necesita echar un trago. -Tirando la bota en direccion a Justino, se sento a horcajadas en la unica silla que habia en la casa y exclamo-: He oido decir que habeis encontrado a Gilbert el Flamenco.
– Supongo que esa es una manera de describir lo ocurrido. -Justino se sento en la cama y tomo otro trago de la bota de Jonas; tenia la impresion de que iba a necesitarlo.
– Por supuesto, seria mas exacto decir que el os encontro a vos. -Jonas hizo un gesto y cogio habilmente la bota que Justino le tiro por los aires. Despues de echar un buen trago, anadio-: He estado tratando de averiguar que debe maravillarme mas: si vuestra extraordinaria suerte o vuestra sorprendente insensatez.
Esa fue la pulla mas horrible que mas se acercaba a la verdad para no dejarse afectar por ella.
– Cuando esteis echando la cuenta de mis errores -interrumpio Justino-, no os olvideis de incluir el haber seguido vuestro consejo de localizar a Pepper Clem.
– La cuestion de Pepper Clem puede esperar. Empecemos con el Flamenco y toda esa carniceria en el establo. El herrador dice que eran dos hombres. ?Podriais identificar al asesino compinche de Gilbert?
– No estoy seguro -confeso Justino-, Fue el que me echo el lazo al cuello y tuve mucho que hacer despues de que ocurriera para fijarme bien en el. Era joven y fornido, con el pelo castano y rizado. Eso es lo unico que os puedo decir. En aquel momento estaba concentrando toda mi atencion en la daga de Gilbert.
– Se puede aplicar esa descripcion a la mitad de los asesinos de Londres -dijo Jonas muy a su pesar-. Asi que, volvamos a Gilbert. Supongamos que empezais por decirme como os localizo en esa fragua.
– Yo habia quedado con Pepper Clem en una taberna de Southwark, pero no acudio a la cita. Los asesinos estarian escondidos esperandome, no en la misma taberna, donde habria reconocido a Gilbert, sino al otro lado de la calle o en la casa de banos. Cuando decidi dar a Clem por perdido, me seguirian hasta Londres. Como las calles estaban abarrotadas a esas horas y ellos sabian bien lo que querian, yo no los vi hasta que fue demasiado tarde.
– Todo eso me lo imaginaba. -Jonas lanzo la bota hacia la cama donde estaba sentado Justino-, Fuisteis realmente estupido al no tomar precauciones. Pero de eso ya estareis mas que curado. He de decir en vuestro favor que lograsteis impedir que os mataran en el acto, que es mas de lo que la mayoria de las victimas de Gilbert podrian decir.
– Lo que me sorprende es por que se molestaron en echarme el lazo. Justino se llevo los dedos a la garganta, siguiendo la trayectoria de las magulladuras causadas por la tralla de cuero. ?No era mas facil meterme una daga por debajo de las costillas?
– Os voy a explicar el porque. Querian haceros primero algunas preguntas y el lazo es la manera mas eficaz de conseguir respuestas. Impide el paso del aire por la garganta de un hombre, hasta que se desmaya, y cuando recupera el sentido, se aprieta la cuerda hasta que el mismo te suplique que le preguntes lo que quieres saber. Si no lo calculas bien y lo estrangulas en la lucha, no importa, porque lo habrias matado de todas maneras despues.
– Es una ciudad muy acogedora, este Londres -dijo Justino con acritud, yjonas sonrio amargamente.
– Dad las gracias de haber estado en posesion de una informacion que Gilbert queria conseguir, de lo contrario os habrian cortado a trozos como a un ganso de otono antes de tener tiempo de daros cuenta de lo que pasaba. ?Sabeis lo que queria que le dijerais?
– Fui testigo de un asesinato que el cometio y tal vez por eso haya decidido asegurarse de que yo no pueda actuar de testigo contra el. Pero primero querra saber por que voy tras el.
– Tampoco me importaria a mi saber eso. La relacion que teneis con ese auxiliar del justicia me parece algo turbia, pero supongo que no me lo vais a contar. De momento, basta saber que los dos queremos ver ahorcado a Gilbert. Asi que empecemos a hacer planes para lograrlo.
– ?Es que me vais a ayudar? ?Y que ocurrira con el incendio en Lime Street y ese indignado concejal?
– No existe un justicia en la cristiandad que obedezca los deseos de un concejal antes que los de una reina. Parece ser que olvidasteis mencionar que teneis amigos en la corte. Al justicia se le ordeno anoche acudir a presencia de la reina y ella le dijo sin ambages que queria que se atrapara a Gilbert el Flamenco lo antes posible, mejor ayer. Asi que parece que vos y yo vamos a ir juntos de caza.