ni lo reconoceria si se tropezara con el. Vos sois el unico que le habeis visto. Jonas habria cooperado de mejor grado si no hubierais sido tan prepotente con el. -Justino tenia frio y sentia una gran irritacion. La mirada que dirigio al auxiliar del justicia no fue precisamente una mirada de amistad-. No podeis siempre exigir, Lucas. A veces es mas prudente suplicar.
– ?Que es eso, el evangelio segun Justino de Quincy?
Pero despues de unos momentos de silencio prenados por ambas partes de resentimiento, Lucas fue el primero en limar asperezas.
– Tened paciencia conmigo; hoy estoy de mal humor. Me ha faltado muy poco para atrapar a Gilbert, pero una y otra vez ha logrado escaparseme de las manos. No estoy dispuesto a que me vuelva a ocurrir esto, ?por los clavos de Cristo, no lo estoy!
– Lo encontraremos -contesto Justino, esperando aparentar estar mas confiado de lo que realmente estaba, porque habia empezado a preguntarse si la maldita buena suerte del Flamenco concluiria alguna vez.
– Mas vale que si… y pronto, antes de que empiece a preguntarme que estoy haciendo aqui, durmiendo en vuestro suelo en lugar de estar bien arropadito en la cama de Aldith. Y ya que hablamos de camas, ?creeis que podriamos pedirle prestadas algunas mantas a la fierecilla? Este camastro es mas duro que el corazon de un terrateniente.
Llegaron pronto al poste para amarrar los caballos, donde sujetaron con una cadena a
– Me parece increible haberme equivocado de dia -dijo Lucas cabizbajo-. Ahora tendremos que volver al final de la semana. Celebran tambien carreras aqui los viernes y esto tal vez atraiga a Sampson, porque le tiran mucho las apuestas. He oido decir que no se le dan bien, pero que le gusta y sigue apostando.
Esto sono a los oidos de Justino como una pista prometedora.
– Eso quiere decir que no tenemos que esperar a las carreras del viernes. Si nos podemos enterar por Jonas donde se juega a los dados apostando alto, eso seria una buena ocasion para tratar de dar con el paradero de Sampson.
Lucas salto inmediatamente a la silla.
– Se me debia haber ocurrido a mi antes. Muchos hombres tienen alguna flaqueza del tipo que sea, o bebida, o putas, o el buen vivir.
Justino se monto tambien.
– Es una pena que el Flamenco se apasione por los cadaveres y no por las rameras. Yo preferiria seguirle la pista por prostibulos que por cementerios.
– ?Por los clavos de Cristo! -Lucas tiro del freno con tal brusquedad que el animal se alzo de manos-. ?Como se me ha podido olvidar a esa mujer?
Las esperanzas de Justino renacieron.
– ?Que mujer?
Cuando Lucas logro dominar a su caballo, consiguio tambien dominar su excitacion.
– No quiero darle a esto mas importancia de la que tiene -dijo cautamente-. Se trata solo de un comentario que Kenrick hizo el verano pasado, cuando estabamos a la caza del Flamenco por los asesinatos de aquel comerciante y su mujer. Me dijo que estaba seguro de que Gilbert habia vuelto a Londres, «a su puta irlandesa». Anadio que su primo habia estado presumiendo de lo calentorra que era en la cama. Cuando escribi a los justicias de Londres sobre Gilbert, les transmiti lo que Kenrick habia dicho, pero no podia acordarse del nombre de la mujer, asi que debieron de pensar que no merecia la pena seguir esta pista.
– ?Por que creeis que Kenrick la llamo asi, porque despreciaba a cualquier mujer que tuviera relacion con un tipo como Gilbert? ?O porque era realmente una puta?
Lucas no contesto inmediatamente, se quedo reflexionando.
– Yo conozco al menos una ramera con la que se acostaba en Winchester. Corria el rumor de que ella le hacia saber si tenia algun cliente al que mereciera la pena robar.
– Bueno, eso nos proporciona un lugar donde empezar: los «estofados» de Southwark. Vamos a buscar a Jonas otra vez.
– ?La busqueda de una puta sin nombre que puede o no puede conocer al Flamenco? -Lucas hizo una mueca que le iba de oreja a oreja-, ?Quien puede aguantar una busqueda tan insensata como esta?
A Jonas no le entusiasmo su conjetura. Pero Justino dudaba de que el sargento demostrara entusiasmo acerca de algo. No obstante, Jonas se presto a tratar de averiguar si en los «estofados» de Southwark habia una puta que fuera irlandesa. Justino y Lucas pasaron el resto del dia de taberna en taberna, sobre todo en aquellas que, segun los rumores, eran frecuentadas por jugadores. Pero no consiguieron nada. Sampson parecia haberse evaporado.
No regresaron hasta ultima hora de la tarde. Tan pronto como entraron en la taberna, Justino fue recibido con expresivos saludos procedentes de los diversos rincones del cuarto, y el se detuvo para hablar con Odo, el barbero, el joven Ellis y Roland el carretero, que habia sido el primero en seguir el revuelo levantado por Gunter contra el Flamenco. Para entonces, Lucas ya habia pedido una mesa para ellos y mandado traer unas jarras de cerveza.
– Dais la impresion de que estais en vuestra casa.
– Supongo que teneis razon -asintio Justino, dandose cuenta, sorprendido, de lo comodo que se encontraba aqui en Gracechurch Street-, Sienten una gran curiosidad por vos, claro esta, y estan deseando saber si es verdad que sois un justicia de caracter. Yo dije que lo erais, pero que no debian guardaros rencor por ello.
Lucas deslizo la jarra por la mesa.
– Servios, porque sois quien va a pagar. Le dije a la fierecilla que lo pusiera en vuestra cuenta.
Justino se sirvio una bebida.
– Cuando hablamos hace un momento de los Fitz Randolph, dijisteis que no estaban del todo bien, asediados por rumores y murmuraciones. ?No habreis sido vos por casualidad quien haya difundido esos rumores?
– Hay veces en que sembrar sospechas ayuda. Pero en este caso, los rumores estaban surgiendo ya. Sus vecinos miraban a la familia con recelo y se levantaban falsos comentarios sobre ellos en las tabernas, la mayor parte muy comprometedores. ?No os habeis dado cuenta de que lo que le gusta creer a la gente es lo peor? Pero debido a todo este chismorreo y a estas conjeturas, el abad de Hyde Abbey le ha dicho a Tomas Fitz Randolph que seria mejor que no tratase de que lo admitieran en la orden todavia. Creo que utilizo frases tan consoladoras como «cuando Dios lo disponga» y «cuando haya pasado la tormenta». Pero nosotros sabemos, y tambien lo sabe Tomas, que lo que realmente queria decir era: «Vuelve una vez que estemos seguros de que no eres un asesino».
– Me imagino que Tomas tomo todo esto con su acostumbrada cortesia y buena voluntad.
Lucas hizo un gesto.
– Me abordo al mediodia en la Cheapside y me acuso de destrozarle la vida y poner su alma inmortal en peligro. Yo me enfade tambien y le amenace con meterle la cabeza en un abrevadero si no se iba a su casa. Si termina alguna vez de monje benedictino, ?Dios ayude a sus hermanos!
– ?Y los otros? ?No se han anunciado planes de boda entre Jonet y Miles?
– Creo que estan todavia tratando de ganarse a la madre. De todas maneras tendran que esperar, por la misma razon que Aldith y yo, porque no se permiten las ceremonias nupciales durante la cuaresma. Pero cuando me pase por casa de los Fitz Randolph antes de salir para Londres, Miles estaba alli, compartiendo la mesa con el resto de la familia, asi que espero que Jonet y el se salgan con la suya. Asumiendo, por supuesto, que no estan implicados en el asesinato de su padre. Pero dudo que sean culpables. Yo apostaria por nuestro amado monjecito, si tuviera que elegir uno de entre ellos.
– Al menos pudimos descartar a Guy como sospechoso. Pero tengo la impresion de que la orfebreria va a pasar por momentos dificiles. Gervase era el viento que ponia en movimiento a esas velas. Y si no podemos esclarecer el asesinato, es muy posible que tenga que cerrar. -Hasta ahora Justino no habia pensado mas que en proporcionarle respuestas a Leonor, pero Ella las necesitaba tambien, tal vez mas que la reina-. Las sospechas pueden eclipsar el sol para todos los Fitz Randolph, tanto si son culpables como inocentes.
– Yo tampoco creo que fuera Tomas -dijo Lucas de repente-. Sospecho que se asesino al hombre por razones que no puedo mas que adivinar. Su criado me conto que se dirigia a Londres en una mision urgente y eso puede explicar el inexplicable interes de la reina de Inglaterra en este asesinato. ?Cuanto sabeis vos, senor De Quincy!