Mas que yo, desde luego. ?No creeis que ha llegado ya el momento de que compartais conmigo algo de lo que sabeis?
Justino se puso rigido.
– ?Que quereis decir?
Lucas puso la copa sobre la mesa, dando un golpe.
– Vos sois el hombre de la reina, eso no se me ha olvidado. Pero en esta lucha estamos en el mismo bando, y creo que me he ganado el derecho a haceros algunas preguntas.
Justino tambien lo creia. Pero ?estaba Lucas haciendo estas preguntas para saberlas el o para comunicarselas a Juan?
– ?Que quereis saber? -pregunto.
– ?Llevaba el orfebre una carta para la reina?
Justino no se esperaba una pregunta tan directa.
– ?Que os hace pensar eso?
Lucas fruncio el ceno.
– El orfebre acababa de entregar un caliz al arzobispo de Ruan, que es tambien administrador real de la justicia, y un bien conocido aliado de la reina. Gervase llego a casa la vispera de la Epifania y se puso en camino para Londres la manana siguiente, en mitad de un temporal de nieve. No se requiere un cerebro sobrehumano para preguntarse si existe una conexion entre esos dos hechos, De Quincy.
La afirmacion era verosimil y convincente. Lucas era indudablemente lo suficientemente listo para llegar el solo a esas conclusiones. Pero ?eran esas sus propias conclusiones?
– No tengo nada que contestaros, Lucas. Lo siento.
Los ojos de Lucas se oscurecieron.
– Yo tambien -replico laconico.
Justino trago lo que le quedaba de su cerveza, condenando en silencio al hijo de la reina a las simas mas profundas del infierno. En aquel momento se oyo un revuelo en la puerta. Todos los hombres que estaban en la taberna saludaron calurosamente a Gunter, porque su valeroso rescate le habia convertido en el heroe de la vecindad, al menos por un par de semanas. Desconcertado y timidamente satisfecho por toda la atencion que estaba recibiendo, murmuro a su vez unas palabras de saludo y atraveso la habitacion cuando Justino le hizo senas de que se acercara.
– Sentaos con nosotros, Gunter. Conoceis a Lucas de Marston, ?no es asi? -Ambos asintieron y Lucas mando traer mas cerveza.
– A esta jarra os convido yo -insistio-. Me sentiria orgulloso de beber en compania de cualquier hombre que hubiera cogido a Gilbert el Flamenco con una horca. Y aqui tenemos a alguien que lo ha hecho.
Gunter se encogio de hombros, un poco timido.
– Me alegro de que nuestro companero aqui sentado tenga una cabeza tan dura -dijo, mirando de reojo a Justino-, ?Donde esta hoy el cachorro?
No pudo continuar, porque se hizo un repentino silencio en la taberna. Sorprendido, Justino se movio en su asiento para averiguar la causa. Vio enseguida la razon del extrano silencio: Jonas habia aparecido en la puerta. Cuando vieron que se dirigia hacia ellos, los que estaban en la taberna le abrieron rapidamente camino, hasta el punto de dar trompicones para apartarse de el. Justino y Lucas intercambiaron miradas de sorpresa y conjetura porque no esperaban ver hoy al sargento.
Jonas se paro delante de la mesa.
– Hay una puta irlandesa que trabaja en El Toro, alli en Southwark.
A Lucas y a Justino les impresiono mucho que hubiera tenido tanto exito y tan pronto. Pero cuando empezaron a alabarle, Jonas los interrumpio.
– Todavia mejor. Uno de mis espias dice que la ha visto con nuestro hombre hace algun tiempo. Parece -dijo con el destello de una siniestra sonrisa- que hemos encontrado a la mujer del Flamenco.
14. LONDRES
Habia empezado a llover de madrugada. Al mediodia caia una lluvia que se mezclaba con el aguanieve. Lucas se apresuro a llegar a la taberna, busco una mesa tan proxima a la chimenea como le fue posible sin correr el riesgo de quemarse, se quito el manto empapado en agua y saco sus compras de un saco de canamo: varias hojas de pergamino, un tintero y una pluma de ganso. Pidio una vela de sebo a Nell y empezo su tarea, mordiendose el labio inferior en un gesto de concentracion y profiriendo algun que otro juramento cuando se secaba la tinta y tenia que raspar el pergamino y limpiarlo con el filo de su navaja. No tenia un diente de cabra para alisar despues la superficie, pero estaba satisfecho con el resultado final, una carta que era concisa y razonablemente legible. Fue entonces cuando levanto la cabeza y se dio cuenta de que habia despertado curiosidad en el publico, porque escribir era un arte misterioso y arcano para los residentes de Gracechurch Street, la mayoria de los cuales no sabian mas de libros que de magia negra.
Algunos, mas atrevidos, le hacian preguntas sobre el arte de escribir. Asi fue como antes de saber lo que habia pasado, Lucas se encontro rodeado de personas cuyos nombres escribia en una de sus costosas hojas de pergamino. Al principio le divirtio ser el centro de tan reverencial atencion, pero la novedad paso pronto y se sintio aliviado cuando la entrada de Justino puso fin a la improvisada leccion.
Seguido por
– Veo que estais ocupado -le dijo-, pero creo que en ingles Tomas se escribe con una hache intercalada.
– ?Por que? Dentro de nada me vais a decir que tengo que anadir tambien una hache a Justino.
Justino sonrio
– No lo creo. Despues de todo, ya conoceis mi nombre.
Lucas meneo la cabeza.
– Estais de demasiado buen humor para un maldito dia frio y lluvioso de Cuaresma. Generalmente, cuando un hombre esta de tan buen humor, es que acaba de salir del lecho de una mujer.
Justino esbozo una sonrisa de buena gana porque cuando fue a la Torre a informar a la reina de los ultimos acontecimientos, tuvo un breve pero ardiente encuentro con Claudine en las escaleras y ella le prometio ir a verlo tan pronto como tuviera una tarde libre.
Lucas no dejaba de mirarlo con curiosidad.
– ?Tenia yo razon en lo de la mujer? ?O es ese otro de vuestros secretos?
Justino se encogio de hombros.
– Tengo fundados motivos para estar contento. La reina esta satisfecha por como vamos progresando en nuestras indagaciones y esta ramera irlandesa puede muy bien ser el cebo que necesitamos para sacar al Flamenco de su escondrijo. Mas suerte esta de la que he tenido hace mucho tiempo, Lucas.
– Si fuerais verdaderamente afortunado, habriais encontrado a algun pobre tonto que se quedara con ese animal sarnoso. ?O habeis decidido quedaros con el? He observado que ya no tratais de encajarselo al primero que pasa por vuestro lado.
A Justino le apuraba reconocer que se habia encarinado con
– No -insistio-. Estoy todavia buscandole un hogar, pero he pensado que tendria mejor oportunidad de