Londres y esperando convencer al justicia y a Aldith de la necesidad de otra demora. Nora y Nell concertaron otra cita para el miercoles por la tarde, esta vez en la Cruz de San Pablo, en el cementerio de la catedral.
Aquel miercoles por la manana, Justino cabalgo a la Torre para dar la bienvenida a Leonor, que acababa de regresar de la reunion del Gran Consejo en Oxford, y para acechar la aparicion de Claudine, meterla en el hueco de las escaleras y robarle unos cuantos dulces y furtivos besos. La habia echado de menos mucho mas de lo que habria creido o querido. Este amor clandestino con Claudine le estaba proporcionando mayor placer -en la cama y fuera de ella- del que habia experimentado con ninguna otra mujer. Pero se repetia una y otra vez que para amantes sin futuro, el enemigo era el tiempo.
Despues de salir de la Torre, Justino se dirigio a la taberna. Le tocaba a Jonas hacer de guardaespaldas de Nell, asi que paso el tiempo en compania de Lucas jugando a las damas y echando pulsos, poniendose cada vez mas nervioso conforme iban pasando las horas. Lucas estaba de mal humor y aposto con Justino una cantidad exagerada de dinero a que esto tambien resultaria inutil; pero el justicia adjunto no se sintio jamas tan satisfecho de perder una apuesta, por grande que fuera, como cuando Nell y Jonas regresaron a la caida de la tarde.
Dirigieron a Nell hacia una mesa vacia y la rodearon con tal ansiedad que ella comento que le recordaban a buitres hambrientos listos a caer sobre la carrona.
– Sentaos -insistio ella, con un tono tan autoritario que
Hizo un rapido gesto con la mano levantada para que no la interrumpieran.
– Quiero decir con esto que se que Aldred lo fastidio porque su obligacion era estar observando la casa de Nora. Pero espero que me ayudeis a convencer a Jonas de que no fue del todo culpa suya. Gilbert tenia una llave y…
– ?Al diablo con Aldred! -interrumpio Lucas inclinandose sobre la mesa-, ?Que dijo Gilbert?
Nell suspiro abandonando a Aldred a su sino.
– Nora dijo que le hablo de mi «problema» y que el cree que me puede ayudar. Esas son sus palabras, no las mias. -Miro de reojo a Justino sabiendo que no le iba a gustar lo que estaba a punto de decir, pero lo dijo-: Ha quedado en verme el viernes, en la feria de caballos de Smithfield.
– ?No! ?Eso nunca formo parte del trato! No te permitire que te pongas al alcance de la navaja del Flamenco.
Con gran sorpresa de Justino, encontro un apoyo inesperado en Lucas.
– Yo tengo tambien mis dudas acerca de eso -confeso el auxiliar del justicia-. El riesgo es excesivo, Nell. Tiene que haber otra manera.
– No la hay -afirmo Jonas rotundamente-. Nell es la unica que puede sacarle de su reclusion y esta es nuestra unica oportunidad. Nell lo comprende y esta dispuesta a correr ese riesgo.
Nell habia estado esperando en su fuero interno que a Justino y a Lucas se les ocurriera otro plan, uno que la mantuviera alejada del Flamenco y su bien afilada cuchilla. Pero el orgullo le impedia echarse atras, y cuando Jonas la miro para obtener su confirmacion, ella asintio lentamente:
– No veo que otra opcion podemos tener.
Tampoco la veian los hombres, aunque Justino no estaba todavia dispuesto a aceptarla.
– ?Por que tiene que ser Nell quien se encuentre con el? ?Y si buscaramos a otra persona que se haga pasar por Bella? Jonas, ?no conoces ningun muchacho lo suficientemente menudo para poder pasar por una mujer?
– Puede ser. Pero olvidas lo precavido que es el Flamenco. Nora tiene que acompanar a Nell a Smithfield. Asi que a no ser que puedas sugerir una manera de enganar a Nora tambien con esta sustituia de Bella, tenemos que dejar que vaya la genuina Bella, por asi decir.
El silencio de Justino equivalia a aceptar la derrota. Lucas se volvio a un lado y le dio un golpecito en el brazo.
– ?Entre nosotros y Jonas, me atrevo a asegurar que podremos protegerla del mismisimo demonio!
Justino extendio el brazo y tomo en la suya la mano de Nell.
– ?Estas segura de que quieres hacer esto, muchacha?
– Si -mintio ella-, totalmente segura.
– Entonces, vamos a empezar a hacer planes -sugirio Lucas-, porque solo nos queda un dia para el viernes. Ese engendro del diablo tenia que haber escogido el mercado de caballos. Lo mas probable es que medio Londres este alli. ?Donde vas a encontrarte con el, Nell?
– Junto a la charca de los caballos, mientras tienen lugar las carreras. El llevara un caballo castrado de color castano y yo tengo que simular que quiero comprarlo… -Nell se detuvo porque noto la mirada de consternacion que intercambiaron Justino y Lucas-. ?Que pasa? Tengo derecho a saberlo.
– Lo tienes -asintio Justino-, y no te ocultaremos nada. Ese astuto hijo de puta es tan resbaladizo como un cerdo engrasado y tan dificil de arrinconar como a una anguila. La multitud en ese momento sera escasa, porque la mayoria de la gente estara mirando las carreras. Y alli estara el junto a la charca de los caballos, cogido a las riendas de un semental veloz, preparado para darse a la fuga si nota algo sospechoso. ?Que lo hundan en el infierno!
Nell se mordio el labio inferior.
– ?Podreis situaros lo suficientemente cerca para agarrarlo?
– Y si no podemos hacerlo -dijo Justino-, no te dejaremos acercarte a la charca.
Lucas hizo un gesto de asentimiento y su mirada se encontro con la de Justino. Tenian un dia y dos noches para idear una estratagema que superara la de un hombre que parecia tener ahora la suerte del propio demonio, o que, una vez mas, se les escaparia de las redes.
Justino se desperto sobresaltado. La habitacion le parecio desconocida y tardo un momento en recordar donde estaba. A su lado, Claudine dormia pacificamente, con su cabello cayendo en cascada sobre los dos como un manto de marta cibelina. Esta era la primera noche entera que pasaban juntos, todo organizado por Claudine. Habia ideado una excusa para explicarle su ausencia a la reina y alquilo una habitacion en una posada retirada, junto al rio, en las afueras de Londres. Con la cuestion del Flamenco a punto de estallar la manana siguiente, Justino trato de excusarse, pero ella insistio, y cuando le confio que deseaba quedarse dormida en sus brazos al menos una vez, lo unico en que Justino pudo pensar fue en lo mucho que el tambien lo deseaba.
Aunque habia hecho lo posible para no molestarla, cuando se echo boca arriba los ojos de la joven se abrieron, oscuros y somnolientos. Reprimiendo un bostezo, se apreto mas contra el.
– Estas durmiendo muy mal, amor mio.
– Lo siento -murmuro, besando la comisura de sus labios-. Probablemente habria sido mejor que hubieramos hecho esto otra noche. Indudablemente tu habrias dormido mejor.
– No me quejo, pero habria sido mas facil si hubieramos podido pasar la noche en tu casa. ?Se quedara ese amigo tuyo contigo mucho mas tiempo?
– Depende -contesto Justino- de lo que pase manana.
Se dio la vuelta en sus brazos mirandole fijamente al rostro.
– ?Que dijiste el otro dia, Justino, que mi curiosidad pondria en evidencia a un gato? Tenias razon. Soy demasiado curiosa, me encanta descubrir secretos y adoro el cotilleo. Mientras que tu, amor mio, eres mas callado que una tumba.
– ?No exageres! -protesto y se acerco a ella, trazando la curva de su boca con la yema de su dedo.
– ?Claro que lo eres! Hay mucho que quisiera saber acerca de ti. Cuando naciste. Si tienes hermanos. Porque tienes esta cicatriz en el hombro. Tu comida favorita, tu color favorito. Por que eres tan reservado acerca de tu pasado. Y otra cosa que nunca te he preguntado ni una sola vez, como llegaste a convertirte en el hombre de la reina y que has hecho por ella. ?Te he preguntado algo de esto?
– No, no lo has hecho.
– Ni te lo voy a preguntar ahora. Pero se que estas metido en algo peligroso. Justino, siento temor por ti. No lo puedo evitar, lo siento.
Justino no habia tenido nunca a nadie que se preocupara por el y sus brazos la estrecharon con mas fuerza, de una manera mas intima.
– Manana por la manana vamos a apresar a un asesino. No te puedo contar mas que eso, Claudine, todavia