no. Pero el peligro no sera tan grande, al menos para mi.
– Espero que me estes contando la verdad -dijo ella, y Justino no la habia oido jamas hablar con tanta seriedad-. Pero si no vas a estar en peligro manana, ?por que no puedes dormir esta noche? ?Por quien te preocupas, si no es por ti?
– Por una mujer.
– ?Una mujer? -repitio Claudine-. Justino de Quincy, ?me estas enganando ya? ?No es frecuente que se le vayan a un hombre los ojos detras de otras mujeres hasta que haya pasado mucho mas tiempo en una relacion amorosa!
– No tienes por que preocuparte, querida. Sea cual sea el juego, yo siempre sigo las reglas.
Pero no bromeaba, y se le notaba. Claudine volvio la cabeza y le beso en el pecho.
– No debia haberte provocado -dijo con tono contrito-, ahora no, que estas tan inquieto. Pero hablame de esa mujer, amor mio. ?Que temes que le pueda ocurrir?
– Esta mujer es una amiga -dijo melosamente- que quiere ayudarnos a cazar a un asesino. Pero para hacerlo, ella ha de ser el cebo. Y si le pasa algo, Claudine, nunca me lo perdonare
16. LONDRES
Marzo estaba siendo hasta el momento lo mismo que el mes de febrero, la mayoria de los dias frios y humedos. Pero a partir del dia 12 tuvo lugar un repentino cambio de tiempo. Brillaba el sol, y las temperaturas, mucho mas altas, ofrecian a los habitantes de Londres, hartos de tan largo invierno, una atractiva insinuacion de que se aproximaba la primavera. Sabian que no duraria, porque marzo es el mes del que menos se fia la gente. Asi que los habitantes de la ciudad salieron en bandadas a la calle para sacarle el mayor provecho a este breve veranillo, muchos de ellos decididos a asistir a la feria de caballos del viernes en Smithfield, al norte de las murallas de la ciudad, proporcionandole asi al Flamenco una proteccion aun mayor.
Pero Nell tenia una razon para lamentar las inesperadas templadas temperaturas. Cualquier hombre embozado en una capa con capucha en un dia asi llamaria demasiado la atencion y atraeria indudablemente las miradas siempre suspicaces de Gilbert. Por lo tanto, se alegro al ver que Justino y Lucas habian pensado en otro disfraz. Que fuera eficaz es lo que hacia falta.
Le complacia sobremanera ver que no tenia necesidad de entablar conversacion: Nora y ella habian caminado en silencio la mayor parte del trayecto. Ahora que el trato estaba hecho, Nora no tenia mas que una idea en la cabeza y mantenia una actitud energica y eficaz. Nell empezo a preguntarse si la amante del Flamenco la habia considerado a ella como presa desde el primer momento. Despues de todo habia hablado sin reservas sobre su lamentable vida de familia. ?No habria Nora sacado la conclusion, antes de que tuvieran aquella franca conversacion, mientras se comian la empanada de anguila, de que sacaria provecho de la amistad de Nell? La joven y aburrida esposa de un comerciante respetable podia muy bien ser un blanco prometedor para poner en practica un buen robo. Eso explicaria por que Nora habia reaccionado tan afectuosamente a sus insinuaciones de amistad; generalmente las amistades no nacen tan deprisa.
Cuanto mas pensaba Nell en estas cosas, mas probable le parecia, porque estaba convencida de que el Flamenco y la irlandesa eran compinches, ademas de companeros de cama, unidos tanto por la avaricia como por la concupiscencia. Mirando con inquietud el delicado perfil de Nora, Nell se maravillaba una vez mas de que una mujer pudiera tener un rostro tan inocente y atractivo y un alma tan mezquina.
El mercado de caballos estaba muy animado, los futuros compradores se mezclaban con los curiosos y con los que habian venido a apostar en las carreras de la tarde. Nora no presto la menor atencion a lo que ocurria a su alrededor y no hacia caso a los halagadores y lascivos comentarios que oia a su paso. Nell la seguia en silencio. Ahora que le quedaba tan poco para enfrentarse con Gilbert el Flamenco, se sentia como si se hubiera tragado una mariposa, o mas bien todo un enjambre, tan alterado estaba su estomago.
«Adorada Lucy, ?en que lio se ha metido tu madre?»
Cuando llegaron a la charca de los caballos, habian dejado atras a la multitud que llenaba el recinto. Nell comprendio lo bien que Gilbert habia escogido su terreno; en mitad de todo este espacio abierto, nadie podia cogerlo sin que el se diera cuenta. En cuanto vislumbrara que la mas leve sospecha se atravesaba en su camino, saltaria a la silla, espoleando a su caballo hacia el campo abierto y la libertad. Estaba esperando junto al borde del agua, sujetando las riendas de un fino caballo zaino, observando con atencion la llegada de las mujeres. Desde lejos parecia un hombre normal, no tenia rabo, ni pezunas, pero Nell no se fiaba, no le cabia la menor duda de que estaba a punto de traicionar a uno de los hijos de Satanas.
Pero al menos no se aventuraria a penetrar sola en las profundidades del infierno. Todo estaba preparado. A su derecha podia ver un carro cuidadosamente estacionado, cubierto por una lona. Un desconocido, desaseadamente vestido, estaba dando de beber a sus animales en la charca. Aunque Nell no lo habia visto nunca, sabia que era uno de los hombres de Jonas porque reconocio al semental castano de Justino y al alazan de Lucas entre los que llevaba en su reata. Estaba regateando con dos monjes sobre del precio de una muia blanca. Nell no se atrevio a mirar en esa direccion; era suficiente saber que estaban alli sus angeles de la guarda ataviados con el habito negro de los benedictinos. No la habian abandonado.
Tenia amigos. Levantando el menton, camino bien erguida y avanzo hacia Gilbert el Flamenco.
Nora hizo las presentaciones. Nell espero, nerviosa, a ver que hacia la otra mujer. Supondrian que ella no querria detenerse mucho. Despues de todo, el Flamenco era un criminal muy buscado por la justicia y Nora habia mostrado hasta ahora un saludable interes por su propio bienestar. Pero si se equivocaban en sus conjeturas, esto pondria en peligro la parte siguiente de su plan. ?Que pasaria si Nora recordaba a Aldred? Nell contuvo el aliento, exhalandolo despues con un sonoro suspiro, mientras Nora le daba un beso a Gilbert en la mejilla, saludaba despreocupada con la mano y se marchaba a paso ligero sin mirar atras.
Gilbert examino a Nell con detenimiento y cuando ella se empezo a mover, inquieta, ante la persistencia de su escrutinio, el dijo friamente:
– Pareces estar nerviosa, Bella.
– ?Nerviosa? Estoy medio muerta de miedo, y ?a quien puede sorprenderle esto? ?No puedo decir que tenga mucha practica en estas cuestiones!
A el parecio divertirle su reaccion.
– ?Quieres decir que este es el primer marido a quien has planeado matar?
Nell se estremecio porque habia vuelto a usurpar la personalidad de Bella y a Bella le habria ofendido esto.
– ?Es necesario ponerlo de manera tan… tan cruda? No es tan sencillo como lo pones. ?No te ha contado Nora que me maltrata y…?
– ?Y que te hace pensar que a mi me pueda importar eso? Tus razones para hacer lo que quieres hacer quedan entre Dios y tu. Justificaselo a El si puedes hacerlo, pero no a mi. Lo unico que yo quiero saber es si me puedes pagar lo que pido. Supongamos que me lo dices ahora.
La boca de Nell estaba totalmente seca. No habia visto nunca ojos como los del Flamenco. Oscuros, acerados, relucientes, le parecian a ella unos ojos muertos, como los ojos de las serpientes que Justino contaba que Gilbert utilizaba en sus crimenes.
– No tengo dinero propio -dijo con voz quebrada-. Pero mi marido tiene mucho. Tiene que tenerlo, porque no gasta un centimo. Lo guarda en un cofre de hierro en su tienda. Supongo que cree que ahi esta mas seguro que en casa, porque tampoco me deja la llave. Pero le he visto abriendolo y hay alli un monton de monedas, tal vez hasta veinticinco chelines. Asi que podemos repartirnos el dinero. La mitad para ti y la otra mitad para mi. Eso me parece justo.
El Flamenco torcio una de las comisuras de sus labios.
– Muy justo.