sobre el hombre y los dos cayeron pesadamente al suelo. Aldred grito y echo a correr con paso vacilante hacia ellos. Nell se levanto las faldas e hizo lo mismo.

Se dio cuenta de que Justino tenia problemas porque su largo habito de monje obstaculizaba sus movimientos y no podia coger las armas. Estaban ambos rodando por el suelo en lo que parecia ser una batalla desesperada de supervivencia, mucho mas violenta y salvaje que ninguna otra pelea de taberna que ella hubiera visto jamas. El Flamenco logro soltarse e incluso se sonrio, con la mueca fiera y amenazadora de un hombre que no tiene nada que perder. Al ver la daga en su puno, Nell habria vuelto a gritar pero habia perdido la voz. Justino esquivo la primera punalada, pero la segunda le rasgo la manga y el Flamenco se acerco mas.

Pero para entonces ya habia llegado Lucas. Salto del caballo antes de que el animal se hubiera parado del todo, rodeo al forajido, lo echo hacia atras y los tres hombres rodaban ahora por el suelo. Pero Gilbert continuo resistiendo como una fiera, con tal rabia, con tal frenesi, que tuvieron dificultad en contenerlo, porque trataban de mantenerlo vivo y el lo unico que queria era matar. La lucha no termino hasta que Jonas llego galopando sobre el caballo del que se habia apropiado. A diferencia de Justino y Lucas, desmonto sin prisa, camino hacia los hombres que luchaban en el suelo y le dio al Flamenco una patada en el rostro. A este le fallaron las fuerzas y parecio haber perdido el conocimiento. Por fin todo habia concluido.

Aldred le parecio a Nell extraordinariamente animoso, teniendo en cuenta que casi le habian degollado. Pero al verle ir en pos de Jonas como un cachorro deseoso de agradar, comprendio el porque. No solo se habia rehabilitado de su anterior metedura de pata, sino que iba a tener una cicatriz de la que valdria la pena vanagloriarse, prueba espeluznante de su heroico enfrentamiento con el criminal. En lo que de ella dependiera, su dinero no tendria que gastarlo en la taberna, porque el muchacho se habia ganado al menos un mes de bebidas gratis.

Lucas y Justino estaban aun tirados en el suelo, con la respiracion entrecortada, tratando de inhalar el aire con la misma avidez con que inhalaban la cerveza que estaban compartiendo de la cantimplora de cuero de Lucas. Tumbada junto a ellos, sin importarle el barro que cubria el suelo, Nell gesticulaba sin emitir un gemido y Justino le pasaba la cantimplora. Sabia, pero nunca lo reconoceria, que ambos hombres yacian traumatizados por aquel encuentro brutal y fatidico. No dudaba que pronto bromearian acerca de el. Pero todavia no.

Jonas habia mandado a alguien a buscar una soga y con ella ataba las manos y los pies del bandido. Gilbert no se movia y Nell se preguntaba si estaria muerto. Con una crueldad que la dejo a ella misma sorprendida, deseo fervientemente que asi fuera. Hubo hombres que lograron escaparse de la horca, pero ni un engendro del demonio podia enganar a la Muerte. Cuando le paso la cantimplora a Justino, le sorprendio ver que habian atraido un gran numero de curiosos. A su derecha vislumbro una nota de color, del mismo tono azul que el manto de Nora. Pero cuando volvio a mirar habia desaparecido.

Rebosante de justificada indignacion, el espectador venia corriendo en direccion a ellos.

– ?Ese es mi caballo!

Jonas no le hizo caso hasta que completo su mision. Dandole un ultimo apreton a la soga del Flamenco, se quedo mirando al hombre.

– En ese caso, lo mejor que puedes hacer es ir a buscarlo.

El rostro del hombre adquirio un color granate; hasta los lobulos de sus orejas se oscurecieron. Farfullo, pero las palabras parecian quedarse trabadas en su garganta. Dandose la vuelta, camino con dificultad en persecucion de su caballo, que galopaba ahora sin direccion por el extremo del campo.

Lucas y Justino se miraron el uno al otro y soltaron una carcajada. Lucas fue el primero en serenarse.

– Mira esto -dijo extendiendo la palma de la mano-. ?Esa comadreja me ha debido dar un mordisco!

Justino se puso de pie, todo rigido, con la agilidad propia de un hombre de mas de veinte anos. Se inclino para ayudar a Nell a levantarse. Su rostro estaba tan ensangrentado y tan embarrado que Nell no podia decir si la sangre era suya o del bandido. Entonces Justino agarro la mano de Lucas y lo levanto, y quitandose los disfraces de habitos y capuchas, avanzaron unos pasos y se quedaron de pie juntos mirando a Gilbert el Flamenco.

– Parece respirar -observo Lucas-. Podemos meterlo en la charca para que recobre el conocimiento.

Pero las pestanas del forajido se estaban moviendo. Al abrir los ojos emitio un involuntario gemido de dolor y despues fijo la mirada en un rostro conocido que parecia estar flotando sobre el. Al reconocerlo, profirio un sonido de rabia, de impotencia, de un odio ardiente que le quemaba la garganta al escupir palabras de desafio, diatriba que no concluyo hasta que Jonas le obligo bruscamente a ponerse en pie.

Lucas habia oido impasiblemente la invectiva delirante y venenosa del Flamenco. Pero cuando al fin se callo, al no hallar mas palabras, el auxiliar del justicia sonrio.

– Tenemos un largo camino hasta llegar a Winchester, Gib. Seria imperdonable el que me olvidara de darte algo de comer en el trayecto.

Los labios de Gilbert hicieron una mueca. Estaba a punto de contestar cuando vio a Nell que habia venido a quedarse de pie junto a los hombres. Grunendo, se volvio hacia ella furioso:

– ?Tu, perra traicionera! Pagaras por esto y desearas la muerte antes de que yo termine contigo, ?te lo juro!

Nell se puso livida y Justino abofeteo al Flamenco en la boca, con tanta fuerza que hizo brotar sangre de ella.

– ?Si te atreves tan solo a mirarla -le advirtio-, seras tu el que suplicaras morir! -Nunca creyo que podria derivar tanta satisfaccion de pegar a un hombre que no se podia defender. Rodeo los hombros de Nell con su brazo y le dijo-: Vamos, muchacha. No hagas caso de sus bravatas. Un hombre sentenciado a muerte no te puede hacer ningun dano.

Pero antes de que se pusieran en marcha, el forajido grito:

– ?Espera! -Cuando Justino se volvio, le dijo-: Eres tu, otra vez, el hombre del camino de Alresford. Se por que ese maldito justicia me siguio a Londres. Pero ?por que tu? Tengo derecho a saberlo. ?Quien eres tu?

Justino le miro, recordando aquel encuentro por azar la manana del dia de Epifania. Parecio casual y, sin embargo, habia cambiado sus vidas dramaticamente poniendolos a ambos en un sendero que terminaria en la corte de la reina y en la horca.

– Soy un amigo de Gervase Fitz Randolph -contesto.

– Dices eso como si significara algo para mi.

Justino estaba indignado.

– ?Asesinas a un hombre y despues te olvidas de ello?

La boca del Flamenco estaba amoratada y llena de sangre, pero su sonrisa era gelida.

– ?Para que me voy a molestar en recordar los nombres de todos? -dijo.

17. CARCEL DE LONDRES

Marzo de 1193

La luz de la antorcha caia de lleno en un rostro que ni los que mas le conocian habrian podido reconocer. Era el rostro del Flamenco. Un ojo lo tenia cerrado e hinchado y la mandibula grotescamente inflamada y amoratada de cardenales. Esas eran las magulladuras que habia recibido en la pelea en Smithfield. La sangre que todavia le salia de la nariz era reciente porque Jonas le acababa de dar un punetazo. Necesito un instante para recobrar el aliento y, cuando lo hizo, escupio otra obscenidad. Jonas se adelanto de nuevo, pero esta vez Lucas lo aparto.

– Deja que el hijo de puta se desangre -dijo-; mientras, nosotros seguiremos hablando. -Sujetando el brazo de Jonas, lo llevo al calabozo y cogiendo otra vez la antorcha, Justino lo siguio.

A Jonas la actitud de Lucas le desagrado.

– ?Por que me has detenido? -pregunto.

– Si lo que querias era golpear por el placer de hacerlo, a mi eso no me importa. Pero si estas aun tratando

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