mia. Tenia tantas ganas de verla que llevaba dias creyendo hacerlo.
Volvia mirar y…
Era Denna. Estaba coreando «Las hijas del arriero» con la mitad de los clientes de Anker's. Vio que la estaba mirando y me saludo con la mano.
Su aparicion me pillo tan por sorpresa que me olvide por completo de lo que estaban haciendo mis dedos y la cancion se vino abajo. Todos rieron, y yo hice una solemne reverencia para disimular mi bochorno. El publico me aplaudio y me abucheo a partes iguales durante cerca de un minuto, disfrutando de mi fracaso mas de lo que habia disfrutado de la cancion en si. Asi somos los humanos.
Espere a que el publico dejara de prestarme atencion y me dirigi, con aire despreocupado, a donde estaba sentada Denna.
Ella se levanto para saludarme.
– Me entere de que tocabas en esta orilla del rio -dijo-. Pero no se como conservas el empleo si te vienes abajo cada vez que una chica te guina el ojo.
Me ruborice un poco.
– No me pasa muy a menudo.
– ?Que te guinen el ojo o que te vengas abajo?
No se me ocurrio que contestar, y note que me ponia aun mas rojo. Denna rio y me pregunto:
– ?Cuanto rato vas a tocar esta noche?
– No mucho -menti. Le debia como minimo otra hora a Anker.
El rostro de Denna se ilumino.
– Estupendo. Ven a buscarme despues. Necesito a alguien con quien pasear.
Sin poder creer la suerte que habia tenido, hice una reverencia.
– Como tu digas. Dejame terminar. -Fui a la barra, donde Anker y dos camareras se afanaban sirviendo bebidas.
Como Anker no me veia, lo agarre por el delantal cuando paso a mi lado. Se paro en seco y estuvo a punto de derramar una bandeja de bebidas sobre la mesa de unos clientes.
– Por los dientes de Dios, chico. ?Que te pasa?
– Tengo que marcharme, Anker. Esta noche no puedo quedarme hasta la hora del cierre.
Anker puso mala cara.
– No todos los dias tenemos tanta gente. Y no van a quedarse si no les cantan algo para entretenerlos.
– Tocare una cancion mas. Una larga. Pero luego tengo que irme. -Lo mire con cara de desesperacion-. Te juro que te compensare.
Anker me miro con mas detenimiento.
– ?Te has metido en algun lio? -Negue con la cabeza-. Entonces se trata de una chica. -Giro la cabeza, porque los clientes reclamaban a gritos que les llevara bebidas; me hizo un brusco ademan y dijo-: Esta bien, vete. Pero que sea una cancion larga y bonita. Y me debes las horas de hoy.
Fui a la parte delantera del local y di unas palmadas. En cuanto el publico se calmo medianamente, empece a tocar. Cuando hube tocado el tercer acorde, todo el mundo sabia que cancion era: «Calderero, curtidor». La cancion mas vieja del mundo. Quite las manos del laud y empece a dar palmadas. Pronto todos marcaban el ritmo al unisono, dando pisotones en el suelo y golpeando las mesas con las jarras.
El ruido era casi ensordecedor, pero se apago lo suficiente cuando cante la primera estrofa. A continuacion hice cantar a todos el estribillo; unos lo hacian con su propia letra, y otros con sus propios acordes. Cuando termine la segunda estrofa, me acerque a una mesa y deje que el publico volviera a cantar el estribillo.
Entonces, con gestos incite a los que estaban sentados a la mesa a que cantaran una estrofa. Tardaron un par de segundos en darse cuenta de que era lo que les estaba pidiendo, pero la expectacion del resto del publico fue suficiente para animar a uno de los estudiantes mas achispados a cantar a voz en grito su propia estrofa. El tipo recibio un aplauso y unos vitores ensordecedores. Entonces, cuando todos volvieron a corear el estribillo, fui a otra mesa y repeti la operacion.
Al poco rato, la gente tomaba la iniciativa y cantaba sus propias estrofas una vez terminado el estribillo. Me dirigi hacia la puerta, donde me esperaba Denna, y juntos nos escabullimos.
– Has sido muy habil -me dijo Denna cuando empezamos a alejarnos de la taberna-. ?Cuanto rato crees que seguiran cantando?
– Eso depende de la rapidez con que Anker les siga suministrando bebida. -Me pare en la boca del callejon que habia entre la parte trasera de Anker's y la panaderia de al lado-. Perdoname un momento. Tengo que guardar mi laud.
– ?En un callejon?
– En mi habitacion. -Moviendome con agilidad, trepe por la pared de la taberna: pie derecho en el barril de agua de lluvia, pie izquierdo en el alfeizar de la ventana, mano izquierda en el bajante de hierro… y llegue al borde del tejado del primer piso. Salte al otro lado del callejon, hasta el tejado de la panaderia, y sonrei cuando Denna dio un grito ahogado. Di unos pasos y volvi a saltar el callejon hasta el tejado del segundo piso de Anker's. Hice saltar el cierre de mi ventana, entre por ella y deje el laud encima de la cama; luego volvi sobre mis pasos.
– ?Te cobra Anker un penique cada vez que subes por la escalera? -me pregunto Denna cuando ya me acercaba al suelo.
Salte del barril de agua y me limpie las manos en los pantalones.
– Entro y salgo a horas intempestivas -explique con naturalidad cuando llegue a su lado-. Bueno, a ver si lo he entendido bien. ?Buscas a un caballero para que te lleve a pasear esta noche?
Denna compuso una sonrisa y me miro de soslayo.
– Si, mas o menos.
– Que mala suerte -dije con un suspiro-. Porque yo no soy ningun caballero.
La sonrisa de Denna se ensancho.
– Pues a mi si me lo pareces.
– Me gustaria parecerlo mas.
– Pues llevame a pasear.
– Eso me complaceria enormemente. Sin embargo… -Reduje un poco el paso y adopte una expresion mas seria-. ?Que pasa con Sovoy?
– ?Ha reivindicado sus derechos sobre mi? -dijo ella borrando la sonrisa de sus labios.
– No, no es eso. Pero existen ciertos protocolos con relacion a…
– ?Un acuerdo de caballeros? -pregunto ella con mordacidad.
– Mas bien honor entre ladrones.
Denna me miro a los ojos.
– Kvothe -dijo, muy seria-, robame.
Hice una reverencia y un amplio ademan con el brazo.
– A sus ordenes. -Seguimos caminando; habia luna, y su resplandor daba una apariciencia palida y descolorida a las casas y las tiendas-. Por cierto, ?como esta Sovoy? Llevo dias sin verlo.
Denna hizo un ademan para indicar que no queria pensar en el.
– Yo tambien. Y no sera porque el no lo haya intentado.
Me anime un poco.
– ?En serio?
Denna puso los ojos en blanco.
– ?Rosas! Todos los hombres sacais vuestro romanticismo del mismo libro trillado. Las flores son bonitas; no niego que sean un buen obsequio para una dama. Pero es que siempre regalais rosas, siempre rojas, y siempre perfectas. De invernadero, si podeis conseguirlas. -Se volvio y me miro-. ?Tu piensas en rosas cuando me ves?
La prudencia me hizo sonreir y negar con la cabeza.
– A ver, si no son rosas, ?que ves cuando me miras?
Estaba atrapado. La mire de arriba abajo una vez, como si intentara decidirme.
– Bueno… -dije-, no deberias ser tan dura con los hombres. Veras, escoger una flor que le vaya bien a una chica no es tan facil como parece.