venido ganas de orinar.
Porta sonrio solapadamente y se rasco una oreja con la baqueta de un fusil.
– En otras palabras, cinturon, Hermanito. Se lo que es eso. Aunque no a causa de una cerca electrificada A proposito, he conseguido unas cuantas fotografias estupendas. Te las alquilare por una hora. Cien marcos. ?Que te parece? Son como a ti te gustan. Mejor que una pelicula.
La noticia hizo que Hermanito se olvidara por completo de la gachi y de la cerca.
– De acuerdo. ?No daras credito, por casualidad?
Porta se echo a reir.
– Bueno, esta bien. Le pedire cien marcos a un tipo que acaba de recibir pasta de su casa. Un buen monton. Si no me los da, le atizare en los morros.
– Esto es un robo -dijo Stege.
– En absoluto -protesto Hermanito-. Es comercio. Le explicare el truco de limpiar el canon del fusil con papel higienico. Un soplo como este bien vale cien marcos.
– Conforme -dijo Porta-. El dinero no tiene color.
Saco los tres fajos de billetes y los conto con avidez.
– Tal vez tendria que sacar fotocopias. De esta manera, podria alquilar varias series a la vez.
– ?Es que nunca cambiaras? -pregunto el Viejo-. Solo piensas en el dinero.
– Te dire cuando cambiare. Tres anos despues de que Adolph haya hecho las maletas y yo haya devuelto mi uniforme al almacen Entonces, mi letrero de neon brillara en tojo, verde y amarillo: «Joseph Porta, importacion y exportacion. Compra todo. Vende todo»
– ?Por que rojo, verde y amarillo? -pregunto Barcelona.
– Rojo por el amor, verde por la esperanza y amarillo por la canalleria -explico Porta-. Despues, no vengas a decirme que los clientes no estan avisados.
– Tenia diecinueve anos cuando asisti por primera vez a una ejecucion -explico el legionario-. Fue en Casablanca, cuando servia en el 1.er Regimiento de la Legion Extranjera. Fusilamos a un tipo que llevaba doce anos en el Ejercito. Un desertor. Desde entonces, he visto muchas. No se olvida nunca
-Yo solo tenia dieciocho anos -dijo Barcelona-. Fue en Madrid. Servi en la 1.? Seccion del Batallon Thalmann [27]. Ejecutamos a uno detras del matadero, al hijo de un tipo rico. Le matamos porque su padre era rico. Disparamos muy mal: la falta de entrenamiento. Le estallo la cabeza. Despues, vomitamos, apoyados en nuestros fusiles, como si estuvieramos mareados
El legionario desplego su alfombrilla de oraciones y se inclino, recitando a media voz Rogaba a Ala que le absolviera por todas las ejecuciones en las que habia intervenido.
Heide se encogio de hombros.
– Yo nunca pienso en eso. Al fin y al cabo, lo misma da matar a un tipo atado a un poste que a un soldado asustado que huye por el campo.
-?Os acordais cuando ejecutamos a la Blitzmadel [28] de la Marina de Guerra? -pregunto Hermanito-.?Que espectaculo! Fue culpa de Stege y de Sven. Querian mostrarse galantes y no hacerla sufrir. La chica se escapo, corrio por pasillo y bajo la escalera. Gustavo el Duro nos prohibio disparar. Tenia que morir en el poste, segun prescribe el reglamento. De lo contrario, habria desorden en la documentacion -dijo-. Solo la dominamos cuando le atice. Los enfermeros tuvieron que llevarla hasta el poste. El medico no quiso ponerle una inyeccion.
– Era una asesina -dijo Heide-. Habia envenenado su amiga. Vi los papeles en el despacho del Hauptfeldwebd Dorn. Lo que hizo fue una canallada.
– Fue a causa de un tio -anadio Porta.
– La proxima semana estaremos de guardia en Fuhlsbuttel - murmuro Steiner-. Dire que estoy enfermo. Ya estoy de acuerdo con el Feldwebel de la enfermeria. Me ha costado dos cartones de cigarrillos. Se que hay que liquidar alli a cinco.
– Esto no me incumbe -dijo Porta-. A mi me han largado un trabajo que me durara por lo menos una semana. Engrasar las ametralladoras.
– En Fuhlsbuttel recibimos un suplemento de paga -observo Hermanito, siempre practico-. Necesito pasta. Si no nos cargamos a los cinco tipos, otros lo haran en nuestro lugar. Y cobraran la prima.
– Me importa un comino lo que debo hacer -comento Heide-. Se esta bien en Fuhlsbuttel como Compania de guardia.
En las oficinas de la Gestapo, situadas en el numero 8 de Stadthausbrucke, el teniente Olhsen estaba sentado frente a Paul Bielert, consejero criminal.
El teniente Olhsen tenia un documento en la mano. El Bello Paul, pensativo, fumaba un grueso cigarro. Sonriente, seguia el humo con la mirada. Era la 123.? detencion de la semana. En Berlin, el Gruppenfuhrer Muller no podria dejar de manifestar su satisfaccion. Muller era un crapula. No era como el Obergruppenfuhrer Heydrich, al que habian asesinado. Ese si que era un jefe. Inteligente, sin escrupulos, arrogante. Con un encanto diabolico. Incluso el SS Heinrich le tenia miedo. ?Quien sabe si Himmler y el Fuhrer no tenian algo que ver en la muerte de Heydrich! Resultaba todo tan confuso… Era un misterio que olia mal. ?Por que no habia sobrevivido ninguno de los agresores? La orden del jefe de operaciones, el SD Gruppenfuhrer Nebe, decia: No queremos prisioneros. Liquidadlos a todos, aunque para ello haga falta quemar la maldita iglesia en la que se esconden. El profesor que habian terminado por encontrar en el barrio viejo de Praga habia levantado los brazos sin resistirse, pero lo liquidaron en el despacho de Nebe, antes de haber tenido tiempo de dar una explicacion. En los diarios, se dijo que se habia suicidado. Incluso los ingleses lo creyeron y dieron la noticia por radio.
Paul Bielert abrio un cajon y acaricio afectuosamente su pistola azulada del 7,65. Era la que habia usado para matar al profesor, el ultimo superviviente del atentado. Despues de la investigacion, Nebe fue postergado. Habia demostrado demasiado celo y habia querido continuar las pesquisas.
El Bello Paul rio suavemente. En seguida olfateo el peligro. Habia algo que no encajaba en aquel asunto. Habia comprendido y pidio rapidamente un traslado. Despues, habian liquidado un pueblo, junto a Praga. Lo hicieron unidades de la policia militar. Corrio el rumor de que habian sido las SS, pero, en realidad, no habia mas de cinco SS en todo el comando. Eran policias militares de Dresde y de Leipzig.
Paul Bielert se rio al pensar en aquello. Fue el SS Obergruppenfuhrer Berger quien se opuso a que utilizaran a las SS para liquidar al pueblo; hubiese perjudicado el reclutamiento de voluntarios de Bohemia y de Eslovaquia. La idea de aniquilar el