provocacion.
– Prisionero, es usted un monton de mierda. Si pudiera verse en un espejo, se tendria asco. Sin uniforme ni medallas es un cero a la izquierda. Un mico con las rodillas huesudas y los pies vueltos hacia dentro. El mas miserable de los reclutas es un valeroso guerrero comparado con usted.
Despues de guinarle un ojo al
– Prisionero, diez flexiones de las piernas, los brazos extendidos. Hemos de asegurarnos de que no ha ocultado nada en algun escondrijo indecente. Las palmas de las manos en el suelo, las rodillas extendidas, inclinase hacia delante. Stever, compruebe el agujero del culo.
El
Aproximadamente un mes antes, Stever pego tal patada a un
– Debe colocar los tirantes y el cinturon en la bolsa -gruno, indicando el saquito blanco-. Aqui no queremos suicidios. Le encantaria burlar al Tribunal Militar, ?eh? Dejar sin trabajo a todos nuestros jueces y procuradores militares. ?Ah, no, prisionero! Procuramos que nuestros clientes no se pierdan nada. Instruccion previa, espera y juicio y, para terminar, lo mejor: las penitenciarias de Torgau o de Glatz Espero que vaya a Glatz. Alli esta el coronel Remlinger. Sabe como tratar a un tipo como usted. Alli hay una disciplina que haria palidecer incluso al viejo Fritz [31]. Miden con un centimetro si hay la distancia reglamentaria entre las puntas de los pies, cuando estan firmes, cada milimetro de diferencia cuesta veinte bastonazos en la espalda. Alli quebrantan a los heroes mas duros. Alli hacen bajar las escaleras, desde el cuarto piso, apoyados solo con las manos. He oido decir que tres prisioneros libertados, uno de los cuales estaba paralitico cuando fue a Glatz, han encontrado trabajo como acrobatas en un circo de fama mundial. Pero, al fin y al cabo, ni siquiera es seguro que vaya usted alli, mi teniente. Tal vez le decapiten. ?Quien sabe? Quizas
– Solo lo vi una vez y tuve bastante. Pero, apresurese, prisionero, vistase a toda prisa. Aqui no toleramos a los perezosos. Recuerdelo, teniente. Parece usted a punto de dormirse. ?Piensa, tal vez, que el
Stever contuvo una risotada.
El teniente Ohlsen se vistio a toda prisa. Ahora que le habian quitado el cinturon, se veia obligado a sostener el pantalon con las manos.
– Aqui debe abrocharse el cuello -ordeno
El teniente Ohlsen doblo silenciosamente las anchas solapas sobre su pecho, abrocho la de encima en el boton de la hombrera y sujeto el cuello de la guerrera.
– Ya vera, acabaremos por conseguir algo de usted. Muchos oficiales han vuelto a ser verdaderos soldados gracias a nosotros. ?Levante los brazos! ?Salte con los pies! ?Uno, dos, tres!
El teniente Ohlsen saltaba, impasible, y parecia completamente indiferente.
– Boca abajo -ordeno
El teniente Ohlsen obedecio. El teniente Ohlsen dio treinta vueltas sobre si mismo.
– De rodillas, preparado -ordeno Stever.
– ?En pie! -ordeno Stever.
Apenas el teniente Ohlsen se habia levantado, con el fusil en posicion, la culata pegada al hombro, el codo en angulo recto, cuando Stever volvio a gritar:
– ?De bruces! -Y casi en el acto-: ?De rodillas! ?Apunten! ?Alineamiento a la derecha! ?De bruces! ?Firmes! ?Descansen! ?Firmes! ?Media vuelta! ?Saltos sin moverse del sitio! ?Hop! ?Hop!
Finalmente,
– ?Esta si que es buena! ?Un oficial que no sabe manejar las armas!. ?Y pretende ensenar a los reclutas! ?A la derecha y firmes, monton de mierda!
El teniente Ohlsen se tambaleo, pero tan poco que hacia falta un elemento de la calana de
– ?Se mueve! -aullo
– ?Maldita sea! El miserable tiembla como un perro mojado… ?en posicion de firmes! ?Una cosa asi me saca de quicio! Un oficial que no sabe obedecer. Monton de basura, ?es que nunca has leido lo que hay escrito en la puerta de la escuela de reclutas? «Obedece primero, ordena despues.» ?Mantente erguido, simio! Cuando ordeno «!firmes!», te conviertes en una estatua, en una piedra, en un poste, en una