Muy avanzada la noche, recorrieron paseando el sendero de Landungsbrucke, hasta la Escuela de Navegacion, detras del Hospital Militar. En lo mas alto de la colina habia un banco, en el que se sentaron. Contemplaron pensativamente el fuerte y escucharon el sordo ruido de los remachadores del arsenal, mientras contemplaban las chispas de los sopletes que formaban surtidores de fuegos artificiales.

– Si tocas tan bien como dices, deja que te oigamos -exigio Porta-. Si quieres que nuestro coronel te aprecie, hay que saber tocar como los angeles.

El antiguo SS Rudolph Kleber asintio con la cabeza y saco una trompeta de plata del estuche que tenia junto al banco. Del bolsillo extrajo la boquilla, envuelta con varias capas de papel de seda, soplo para probarla y despues, con un recogimiento casi religioso, la atornillo a la trompeta. Era una boquilla muy cara. Se llevo el instrumento a la boca, mirando de reojo a Porta, quien observaba las chispas de los arcos voltaicos.

– Era corneta en el Regimiente F6 -explico Kleber-. Ya sabes, los que tienen los caballos ruanos. Toque en Nuremberg, en el gran desfile.

– ?No hables tanto, recluta, y toca! No creo que seas tan buen como dices.

Kleber inspiro profundamente. Las primeras notas resonaron sobre el Landungsbrucke. Era una fanfarria de Caballeria.

Porta no se dejo impresionar.

Despues, toco una fanfarria de Infanteria.

Tampoco esto impresiono mucho a Porta.

El SS le miro.

– ?Que quieres oir, Joseph Porta? Dime lo que prefieras.

– ?Que sabes tocar? -pregunto Porta, con indiferencia, mientras pegaba un fuerte puntapie a un tapon que habia en el suelo.

El SS contemplo el oscuro rio.

– ?Que te pareceria un blues? Un blues prohibido, como los que gustan en Ultramar.

Porta asintio.

– Si, pero procura no estropearlo. Son tantos los que afirman que saben tocar un blues.

Cleber se llevo la trompeta a los labios y soplo con toda su alma. Sabia lo que arriesgaba. Las notas ascendieron hacia las oscuras copas de los arboles. Era como si todo Hamburgo despertara de su sueno para escuchar. Kleber se levanto del banco, llevando el ritmo con el pie derecho; esbozo un paso de baile, con la trompeta levantada hacia el cielo. La luna asomo por detras de las nubes y se reflejo en la brillante trompeta.

– No esta mal -dijo Porta-. Continua.

Comparecio un agente de policia. Su casco brillaba. Kleber se adelanto, con una mano extendida hacia el agente, siguio tocando sin dejar que le interrumpieran.

– Memphis Blues, una vieja melodia -murmuro el policia, llevando el compas.

Se quito el casco, se paso una mano por el pelo y se sento junto a Porta.

Comparecieron dos beldades nocturnas.

Kleber tocaba como si le fuera la vida en ello. Lanzo una mirada a Porta.

– No esta mal -dijo este.

Silbo una melodia.

– ?Conoces esta?

El SS se llevo la trompeta a los labios y empezo a tocar Deep River.

Era como si todos los insectos empezaran a cantar en la noche estival. Los pajaros agitaban sus alas en los arbustos y levantaban sus picos hacia la luna vestida de terciopelo.

El policia y las mujeres bailaban cogidos del brazo. Se percibia el ritmo de los prisioneros encadenados en los campos de trabajo. La Infanteria en marcha. Las monturas de la Caballeria. Los reflejos en los sables en el sol poniente. El rugido de millares de tanques que calentaban sus motores. El roncar de los camiones. El gracioso ballet de unas fragiles danzarinas.

Sin aliento, el SS se detuvo.

– ?Que te parece, Obergefreiter Porta?

Este sonrio.

– No esta mal. Pero podria estar mejor.

– Maldita sea, ?que es todo esto? -pregunto el policia, volviendo a cubrirse con el casco.

– ?Crees que soy lo bastante bueno para convertirme en corneta de vuestra Compania? -pregunto Kleber sin mirar al policia.

Este y las mujeres se miraron. Guardaron silencio. Habian comprendido. Alli ocurria algo que escapaba a su comprension. Se trataba de escoger a alguien capaz de embellecer la muerte de los parias de este bajo mundo. De repente, tuvieron la intuicion de otro mundo distinto al de ellos, en el que los hombres se convertian en ninos antes de recibir el beso glacial de la muerte.

– Tambien se tocar La muerte del musico y Viva la muerte -aseguro el SS, entusiasmado.

Porta le hizo un ademan.

– ?Adelante!

Luego, la trompeta empezo a llorar, a sollozar. Su inmenso pesar hablaba de la muerte, de la muerte del musico. Del musico que tocaba hasta romper las cuerdas de su violin.

El SS se inclino y soplo hacia el suelo, como si quisiera caldear la tumba fria del musico muerto. Con lentitud, fue echandose hacia atras, doblando por completo la nuca, y envio sus notas hacia las nubes errabundas.

– Viva la muerte, viva la muerte [35]: El musico ha muerto.

– De acuerdo -decidio Porta, palmeteando la espalda del otro-. Seras nuestro corneta.

– Gracias -murmuro el SS-. La trompeta es mi vida.

Se levantaron y se marcharon sin hacer caso del policia y de las mujeres Rodearon el «Instituto B. Nocht». Recorrieron el largo camino hasta el cuartel. De vez en cuando, se detenian y tarareaban una melodia.

– ?Conoces esta?

Desfilaban los grandes nombres del jazz.

– Esta me gusta mucho.

Porta se detuvo en la colina situada frente a la iglesia bombardeada de Konigins Allee, cogio la flauta que guarda en el interior de una bota y toco Rapsodia en Azul.

Kleber le secundo con su trompeta. Un guardia que les molesto con un rugido a la prusiana, fue enviado a rodar por Porta, sin necesidad de interrumpir la melodia ni un segundo.

Ocho dias mas tarde, el 27.° Regimiento recibio la orden de marcha.

En el cuartel reinaba una actividad febril. Aun no se nos habia designado jefe. Se decia que lo tendriamos mas tarde, que se uniria a nosotros durante el transporte hacia el frente.

El coronel Hinka acudio en persona para acompanarnos. El mismo habia sido jefe de la 5.? Compania. Conocia bien a todos los veteranos. Recibio el parte final del Hauplfeldwebel Edel, se froto pensativamente la barbilla y echo una ojeada nombres. Despues, se cuadro y dejo oir su voz de mando.

– ?5.? Compania, media vuelta, derecha!

El Viejo y Barcelona

Вы читаете Gestapo
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату