Plogojowitz, en Austria y en Francia. ?No se puede tomar otra cosa que no sea rakija? Esta cosa me devora como un mascadon ?Una cerveza? ?Hay cerveza?

– Hay Jelen.

– Muy bien, pues Jelen.

– Pudo suceder otra cosa que desencadenara la venganza. Supon que Plogojowitz no fuera un vampir en 1725. ?Que? ?Que dirias?

Adamsberg sonrio a la patrona, que le traia la cerveza, y busco como decir «gracias». Consulto el dorso de la mano.

– Hvala -dijo, haciendo gesto de querer fumar, y Danica se saco de la falda una cajetilla de aspecto desconocido, de la marca Morava.

– Regalo -dijo Vlad-. Pregunta por que tienes dos relojes, de los que ninguno da la hora exacta.

– Dile que no lo se.

– On ne zna -tradujo Vlad-. Te encuentra atractivo.

Danica volvio al despacho, donde hacia cuentas, y Adamsberg siguio con la mirada su movimiento, sus caderas anchas bajo la falda roja y gris.

– ?Y si nunca hubiera habido un vampir? -insistio Vlad.

– Buscaria una historia de familia que conllevara represalias y castigo fatal. Un asesinato ignorado, un esposo traicionado, un hijo ilegitimo, una fortuna malversada. Vaudel-Plog era muy rico y no dejo el dinero a su hijo.

– ?Lo ves? Busca por ahi, donde haya dinero.

– Estan los cuerpos, Vlad. Despachurrados como para que ninguna parcela pueda reconstituirse. ?Se despedazaba a los vampiros, o se limitaban a la estaca y al fuego?

– Eso lo sabra Arandjel.

– ?Donde esta? ?Cuando podre verlo?

Un breve intercambio con Danica, y Vlad volvio hacia Adamsberg un poco sorprendido.

– Al parecer, Arandjel te espera manana para comer y hara col rellena. Sabe que has limpiado y mirado la estela, todo el mundo esta al corriente. Dice que no debes jugar con eso sin saber, o moriras.

– Decias que Arandjel no creia en eso.

– O moriras -repitio Vlad, vaciando el vaso y echandose a reir a carcajadas.

33

Un caminito de tierra llevaba a la casa de Arandjel a orillas del Danubio, y los dos hombres avanzaban sin intercambiar palabra, como si un elemento intruso hubiera modificado su relacion. A menos que los humos vespertinos de Vladislav lo volvieran callado por la manana. Ya hacia calor. Adamsberg balanceaba su chaqueta negra en la mano, relajado, dejando que se mitigaran los ruidos de la ciudad y la investigacion en el vaho del olvido que ascendia del rio y cubria la imagen feroz de Zerk, la atmosfera nerviosa de la Brigada, la amenaza capital que pesaba sobre el, la flecha disparada por la gente de arriba que no iba a tardar en alcanzar su diana. ?Estaba todavia Dinh en cama? ?Habia conseguido atrasar la muestra? ?Emile? ?El perro? ?El tipo que habia pintado a su protectora en bronce? Todos atenuados en la niebla que Kisilova depositaba con suavidad en su mente.

– Te has levantado tarde -dijo por fin Vladislav en tono contrariado.

– Si.

– No has tomado el desayuno. Adrianus dice que siempre te levantas con el canto del gallo como un campesino, que le llevas cuatro horas de adelanto en la Brigada.

– No he oido el gallo.

– Yo creo que has oido perfectamente el gallo. Creo que te has acostado con Danica.

Adamsberg hizo unos cuantos metros en silencio.

– Plog -dijo.

Vladislav dio una patada a una piedra, vacilante, y se echo a reir suavemente. Con el pelo suelto sobre los hombros, parecia un guerrero eslavo lanzando su montura hacia las tierras del oeste. Encendio un cigarrillo y reanudo el curso de su chachara natural.

– Vas a perder el tiempo con Arandjel. Vas a enterarte de un monton de cosas muy eruditas, pero nada que pueda hacer avanzar tu investigacion, nada que puedas escribir en tu informe. Inepto, como dice Adrianus.

– No pasa nada, no se escribir informes.

– ?Y tu jefe, que dira? ?Que te vas a hacer el amor a orillas del Danubio mientras un asesino anda suelto por Francia?

– Siempre piensa mas o menos eso. Mi jefe, o no se quien de alla arriba que maneja a mi jefe, trata de hacerme saltar por los aires. O sea que mejor me informo aqui.

Vladislav presento Adamsberg a Arandjel, que saludo con la cabeza y trajo inmediatamente la col rellena a la mesa. Vladislav sirvio en silencio.

– Limpiaste la piedra de Blagojevic -dijo Arandjel empezando a comer a grandes bocados-. Quitaste el musgo. Despejaste el nombre.

Vladislav traducia simultaneamente, suficientemente rapido como para que Adamsberg tuviera la impresion de estar hablando directamente con el anciano.

– ?Fue un error?

– Si. No hay que tocar la tumba, si no puede despertarse. La gente de aqui lo teme, hay quien podria odiarte por haber despejado el nombre. Algunos podrian incluso pensar que el te llamo para convertirte en servidor suyo. Y matarte antes de que siembre muerte en el pueblo. Petar Blagojevic busca un sirviente. ?Entiendes? Es lo que teme Biljana, la mujer que quiso retenerte. «Te atrajo, te atrajo», es lo que dijo, me lo conto.

– On te je privukao, on te je privukao -repitio Vladislav en serbio.

– Si, eso me dijo -admitio Adamsberg.

– No te adentres en el mundo de los vampiri sin saber, joven.

Arandjel hizo una pausa para que la idea penetrara profundamente en la cabeza de Adamsberg antes de servir vino.

– Vlad me dijo anoche lo que te interesaba en la historia de Blagojevic. Haz tus preguntas. Pero no te adentres en el lugar incierto.

– ?Donde?

– En el lugar incierto. Es el nombre del claro donde reposa. No es el pobre Petar el que puede atacarte, sino un hombre bien vivo. Has de comprender que la seguridad del pueblo cuenta antes que cualquier otra cosa. Come antes de que se enfrie.

Adamsberg obedecio y vacio tres cuartas partes del plato antes de tomar la palabra.

– Ha habido dos asesinatos terribles, en Francia y en Austria.

– Estoy al corriente. Vlad me lo ha contado.

– Creo que las dos victimas pertenecian a la descendencia de Blagojevic.

– Blagojevic no tiene descendencia conocida bajo ese nombre. Todos los miembros de la familia abandonaron el pueblo bajo el nombre austriaco de Plogojowitz para que la gente de aqui no los encontrara jamas. Pero la cosa se supo, por el viaje que hizo un kiseljeviano a Rumania en 1813. El fue quien anadio el apellido Plogojowitz en la estela. Los actuales descendientes de Blagojevic, si es que hay, son todos Plogojewitz. ?Cual es tu idea?

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