Acercaron el pie de Adamsberg al fuego. La proximidad de la muerte habia dado a Adamsberg pensamientos sin par que en nada mermaban su afecto por ese pueblo perdido en los vahos del rio, al contrario. Abandonar su pais, incluso su montana, irse, acabar, y acabar aqui, en el vaho, si Veyrenc queria quedarse y si algunos otros aceptaban reunirse con el, Danglard, Tom, Camille, Lucio. Retancourt tambien. El gato gordo, transportado hasta Kisilova sin que se mueva de su fotocopiadora. Y Emile, ?por que no Emile? Pero pensar en el
– ?Donde se habia metido, cretino? -pregunto la voz chirriante de Weill en su movil particular, con el cinismo mitigado por un alivio perceptible.
– Encerrado en un panteon con ocho muertos y una muerta viviente, Vesna.
– ?Herido?
– No, comprimido en un rollo de plastico hasta la asfixia.
– ?Quien?
– Zerk.
– ?Lo han encontrado?
– Veyrenc me ha encontrado. Veyrenc entro alli.
– ?Veyrenc? ?El tipo terco como una puerta de madera? ?El que versificaba constantemente?
– El mismo.
– Crei que se habia ido de la Brigada.
– Y se fue, pero el fue quien entro en el panteon. No me pregunte como, Weill, no lo se.
– Me alegro en todo caso de encontrarlo entero, comisario.
– Lo unico es que me falta un pie.
– Bueno -dijo Weill incomodo, incapaz de dispensar directamente consuelo-. He afinado con la vicepresidenta. Hubo efectivamente un matrimonio, hace veintinueve anos.
– ?El nombre del marido?
– No lo tengo, he hecho un llamamiento en la prensa. Uno de los testigos de la boda, una mujer, fue asesinada en Nantes hace ocho dias de un balazo en la cabeza. Su hija ha contestado al anuncio. Estoy buscando al otro.
Nantes. Adamsberg recordaba haber pensado en esa ciudad. Pero ?cuando? ?Y por que?
– ?Hubo un hijo?
– Ni idea. Y si es asi, lo habra dado.
– Hay que buscar al nino, Weill.
Adamsberg colgo y se senalo el pie.
– Hay algo que pica alli -dijo.
– Alabado sea Dios -dijo Danica santiguandose.
– Entonces te dejamos -dijo Bosko, inmediatamente seguido por Vukasin-. ?Podras arreglartelas para la comida de mediodia?
– Ve a descansar, Bosko. Tambien vamos a acostarlo.
– Ponle una bolsa de agua caliente en el pie.
Mientras Adamsberg se dormia bajo el edredon azul, prepararon una habitacion para el desconocido de pelo de jabato, a quien Danica encontraba una sonrisa deliciosa. El labio le subia bonitamente de lado, encantando brevemente su rostro. Sus pestanas, muy largas, arrojaban una pequena sombra sobre sus mejillas de contornos fundidos. Nada que ver con el fisico nervioso y danzante de Adamsberg. El desconocido no trataba de gustar. Sin embargo, llevaba las marcas del diablo en la pelambre, y es cosa sabida que el diablo puede adoptar los rasgos de un encantador.
39
Veyrenc concedio dos horas de sueno al comisario, antes de entrar en su habitacion, abrir las cortinas, acercar dos sillas a la chimenea en que Danica habia hecho un gran fuego. El calor en la estancia era asfixiante, como para hacer sudar a un muerto, que era el objetivo de Danica.
– ?Como va tu pezuna? ?Te vas a convertir en centauro, o seguiras siendo hombre?
Adamsberg agito el pie, probo el movimiento de los dedos.
– Hombre -dijo.
– Querias perder esta costumbre.
– Siempre pasa. Danglard ha decidido dejar el vino blanco.
– Imposible.
– Se pasa al tinto.
Hubo un silencio. Veyrenc sabia que la ligereza de tono no iba a durar, y Adamsberg lo presentia. Era simplemente un apreton de manos antes de un dificil ascenso.
– Haz preguntas -dijo Veyrenc-. Y si no quiero tus preguntas, te lo digo.
– Bien. ?Por que bajaste de la montana? ?Para reengancharte?
– Una sola pregunta a la vez.
– ?Para reengancharte?
– No.
– ?Por que bajaste de la montana?
– Porque lei el periodico. El articulo sobre el asesinato de Garches.
– ?Te intereso el caso?
– Si. Por eso segui tu trabajo.
– ?Por que no viniste a la Brigada?
– Tenia mas intencion de vigilarte que de saludarte.
– Siempre has hecho las cosas a la chita callando, Veyrenc. ?Que vigilabas?
– Tu investigacion, tus actos, tus encuentros, el camino que tomabas.
– ?Por que?
Veyrenc hizo un gesto aereo con los dedos indicando que pasara a la pregunta siguiente.
– ?Me has seguido de verdad?
